“Rechacé asilo en Alemania, quería a Chequia”
El masajista León Paulino Puey Marrero dejó su Cuba natal hace diez años debido a las molestias deparadas por el régimen castrista. Tras recorrer varios países europeos, recibió finalmente asilo en la República Checa. En el espacio 'Praga Mía' compartirá con nosotros sus experiencias con la vida europea.
“Era boxeador de alto rendimiento y en el servicio militar obligatorio me escogieron para las tropas especiales. Trataron de enviarme a Angola. Me negué. No quise pelear como mercenario en ningún otro país para enriquecer al Gobierno. Por eso empezaron mis problemas con el Gobierno de Cuba. Cuando me negué a ir a Angola, me metieron preso en una prisión militar. De allí empezaron mis problemas”.
A sugerencia de unos amigos se dirigió rumbo a Praga que, según afirma, tiene la buena fama de tratar bien a los solicitantes de asilo cubanos. Faltó poco para que pudiera convertirse en ciudano alemán. Sin embargo, no quería, según nos cuenta.
“Venía en autobús. La Policía de inmigración alemana me bajó en la frontera. Tuve que quedarme cinco meses en Alemania. Me quisieron abrir el proceso de asilo. Pero yo les dije que no quería ningún asilo en Alemania, que iba a Chequia. Me dijeron que Alemania era mejor. Según para quién lo diga y qué busque. Para mí es mejor Chequia. Yo nunca viviré en Alemania”.El proceso para recibir asilo en la República Checa se prolongó durante seis meses. En el año que lleva en corazón de Europa, León Marrero ya ha trabajado de profesor de bailes latinos, chófer, promotor de eventos culturales y guardaespaldas. Según afirma, le encantaría dedicarse a su oficio de masajista y especialista en acupuntura, que ha practicado más de veinte años.
“No he sentido discriminación racial”
León Marrero es de origen afrocubano. Salvo un incidente en una discoteca capitalina, cuyo manáger se niega a dejar entrar a personas de piel negra, el habanero no se ha chocado con expresiones de racismo y al mismo tiempo elogia la actitud de los checos.
“Son muy amistosos y calurosos con nosotros, nos reciben bien y ayudan en todo lo que pueden. Me han hablado de la discriminación racial aquí en Chequia. Llevo aquí un año y no he sentido discriminación racial en ninguno de los lugares que he estado. No veo racismo. Praga es una ciudad muy cosmopolita de mucho turismo, entonces el racismo no se ve. Por lo que he oído, uno de los países que más odio le tienen los checos es a los rusos, sin embargo, no los discriminan. La mayoría de los rusos aquí tienen muy buenas posiciones de trabajo y nadie los agrede ni abusa de ellos”.
“En Praga hay fiesta a todas horas”
León es un gran amante de la fiesta y a la capital checa no le falta nada para pasar una buena juerga, según afirma.
“Para divertirme es la zona de Staroměstská, en Praga 1. Hay mucha variedad de discotecas, bares, restaurantes de distintas nacionalidades. Encuentras la música que te guste. La vida nocturna en Praga es muy rica. Hay un dicho muy viejo que dice Moscú no duerme. Yo pienso que la que no duerme es Praga. A cualquier hora que quieras fiesta, tienes fiesta. Otra cosa son los precios de comida, bebida, de discotecas, aquí en Praga es bastante asequible, son muy baratos comparados con la mayoría de los países de Europa. Con 100 euros pasas un fin de semana de maravilla”.El aguante de los checos que tienen a la hora de salir y tomar alcohol es una de las primeras sorpresas que se ha llevado León.
“Lo que me ha llamado la atención es que la gente aquí toma como locos. Creo que es uno de los países donde más se consume alcohol en Europa. Aquí desde por la mañana hasta por la mañana es fiesta. Los bares y restaurantes y discotecas están llenos, los lunes, los martes, los miércoles, ...”.
“Los europeos se están convirtiendo en robots”
Otra cosa que le ha chocado, pero no exclusivamente en Chequia, sino en también en otros países europeos, es un proceso de entablar amistades más pasivo. Así como una menor capacidad de disfrutar de la vida, explica.
“Tú vives en un edificio de veinte plantas y no conoces a tu vecino. En Cuba si vives en el edificio de veinte plantas a los tres días conoces a todos los vecinos del edificio. Las personas en Europa se están conviertiendo en robots. No tienen tiempo para nada. Van del trabajo a casa y de la casa al trabajo. No tienen esa alegría de la vida. La gente vive muy encerrada en sus problemas, pensando en el futuro, en los hijos, la familia. Son cosas que chocan a los latinos. Los problemas económicos y sociales nos los dejamos en la casa. Creo que por esto hay tanto nivel de infartos en Europa, es una vida muy estresante”.
“No es fácil conquistar a una checa, son muy inteligentes”
Como muchos otros extranjeros, León también se ve hechizado por la belleza de las mujeres checas. Al mismo tiempo afirma que conseguir una novia checa no resulta precisamente fácil, explica.“Primero es que todas son muy inteligentes. No creen el 87% de lo que los muchachos les dicen. No conozco a nadie que haya podido conquistar a una checa normal el mismo día que la conozca. Eso me gusta, son mujeres muy independientes desde jóvenes, no les gusta que nadie las mantenga ni mantener a nadie. Son serias en su relación. Cuando una checa tiene una relación, no es infiel. Son extremadamente bellas y muy buenas en la intimidad”.
“En Cuba no habrá cambios hasta que los Castro no dejen su mandato”
Respecto a la situación en su país, León estima que la recuperación de las relaciones diplomáticas con EE.UU representa una buena oportunidad para que las inversiones del vecino capitalista ayuden a su pueblo.
“Pienso que hayan cambios progresivos en Cuba pero no hasta que esos presidentes comunistas, los hermanitos Castro, no terminen su mandato, no se van a ver los cambios. Tiene que empezar a funcionar un sistema democrático de verdad como aquí. Todo el mundo tiene facilidad para ser quién tú quieras y lo que estudies”.
Aunque la vida en la capital checa le encanta, le gustaría volver a vivir en su tierra. Pero solamente a condición de que se convierta en un país democrático.