¿Podría Chequia vivir sin efectivo?
República Checa mantiene una postura mixta con respeto a las formas de pago, con preferencia por opciones digitales, aunque no renuncia al uso del efectivo.
El hecho de que nuestros billetes y monedas puedan llegar a desaparecer del todo de nuestra vida es una cuestión que hubiese sido inconcebible hace no tanto tiempo, pero que hoy, con las nuevas tecnologías y avances, resulta algo para nada descabellado.
Este debate también existe en el ámbito local y es por eso que surge una cuestión simple pero interesante: ¿podría Chequia ser un país sin efectivo, y estarían los checos preparados para vivir sin él? Todo apunta a que no.
Esta conclusión se desprende de un reciente análisis del portal financiero Finansplassen que clasifica a los países europeos mejor preparados para una sociedad sin efectivo. En este ranking, Chequia aparece en decimocuarta posición, mientras que los países nórdicos son aplastantes dominadores.
El estudio, basado en datos del Banco Mundial y Eurostat y que contempla factores como el número de cajeros automáticos, la red de terminales de pago o el uso de herramientas como la banca por Internet; situó a Noruega como líder, seguida muy de lejos por Finlandia y Dinamarca. Más relegados aparecen Países Bajos, Suecia, Islandia, Estonia, Lituania, Chipre, Reino Unido y Letonia entre otros, aunque lo más llamativo es que, si bien los noruegos destacan como el país menos dependiente del efectivo, a su vez están actuando para proteger su uso.
"El mundo que nos rodea es cada vez más turbulento: guerras, amenazas digitales y cambio climático. Necesitamos estar preparados para cortes de energía a largo plazo, fallas del sistema o ataques que provoquen el fracaso de las soluciones de pago digitales", declaró la Ministra de Justicia y Situaciones de Emergencia de Noruega, Emilie Enger Mehl, mientras que el país aprobó cambios en su Ley de Acuerdos Financieros para justamente facilitar el pago en efectivo para sus ciudadanos.
En este sentido, y aunque no tan preparados como los nórdicos, los checos tienen una postura similar. Así lo recoge, por ejemplo, un reciente informe de Česká spořitelna, que señaló que tres cuartas partes de los checos prefiere los pagos digitales, aunque a su vez casi un 60% también afirmaba llevar consigo efectivo y un porcentaje aún mayor defendía el derecho a poder seguir usándolo y a que sea aceptado en todos los ámbitos.
A nivel europeo, la preferencia más defendida consiste en adoptar las nuevas herramientas de pago, pero sin excluir con ello el efectivo, aunque las cifras evidencian que este se usa cada vez menos.
Según datos del Banco Central Europeo, el 72% de las transacciones en Europa se realizaron en efectivo en 2019, mientras que en 2023 el volumen de operaciones fue de un 59%.