Pilotos de aviones checos inician lucha contra los ataques láser

En el aeropuerto de Praga se han registrado últimamente ataques repetidos con rayos láser contra aviones. Por eso, la Asociación Checa de Pilotos de Aviones les pide a los legisladores un cambio de normativa que prohíba el uso de los punteros láser en las proximidades de los aeropuertos.

“De repente, una luz blanca y muy fuerte se estrella contra la cabina del avión. Uno queda encandilado y pierde la orientación durante segundos”. Así describen los ataques láser los pilotos que los han experimentado.

Karel Mündel
En el último año se han registrado en Chequia al menos siete ataques con rayos láser a aviones civiles realizados desde tierra. Todos tuvieron lugar en las inmediaciones del aeropuerto internacional Ruzyně, de Praga. La Asociación Checa de Pilotos de Aviones se dirigió a la Policía, pero sin éxito, según afirma su representante, Karel Mündel.

“Lo único que nos respondieron fue que no podían hacer nada, ya que en la República Checa no existe ninguna ley que prohíba o restrinja el uso de los punteros láser”, sostiene Mündel.

De los testimonios de los pilotos se desprende que los autores de los ataques utilizaron punteros de tercera clase, que son capaces de quemar un papel a una distancia de dos kilómetros. Los expertos coinciden que este tipo de láser puede cegar a una persona durante segundos y, en algunos casos, hasta puede perjudicar irreversiblemente la vista.

Karel Mündel subraya que los ataques láser representan una amenaza seria a la seguridad aérea.

“Se trata de incidentes graves. Es una gran suerte que hasta el presente no se hayan registrado daños a la salud de los pilotos ni accidente alguno”, recalca Mündel.

La Asociación Checa de Pilotos de Aviones pide a los legisladores que cambien la normativa de manera que quede estrictamente prohibido el uso de los punteros láser en las proximidades de los aeropuertos. Argumenta que en otros países europeos, como Alemania y Gran Bretaña, el uso del láser contra los pilotos de aviones puede ser penalizado con hasta cinco años de cárcel.