Panorama Checo
Carlos Fuentes, uno de los más destacados representantes de la literatura mundial, visitó recientemente la capital checa. En el Instituto Cervantes de Praga, inauguró la biblioteca local que lleva su nombre y dio comienzo a la conferencia titulada Territorios de La Mancha.
Un inoportuno ataque de ciática le impidió a Carlos Fuentes participar en la inauguración del Instituto Cervantes de Praga, en septiembre de 2005, acto que sí estuvo presidido por los príncipes de Asturias, Felipe de Borbón y Letizia Ortiz.
Postrado en su cama en Londres, sólo pudo enterarse por teléfono y por Internet de los detalles de la ceremonia, en la que él debía ser uno de los protagonistas principales.
No en vano, con el Cervantes de Praga se inauguraba la Biblioteca Carlos Fuentes, la mayor colección de libros en español de la República Checa.
Fuentes no fue el único que lamentó su ausencia. Con un puñado de libros traducidos al checo, como La región más transparente, El espejo enterrado, Gringo viejo y Diana o la cazadora solitaria, los lectores del mexicano en este lado del mundo no faltan.
Fuentes no necesita presentación en el mundo de habla hispana. Es uno de los escritores más apreciados, premiados y leídos. Un símbolo de la cultura mexicana e hispanoamericana, que él se ha encargado de diseccionar con un corpus literario que desde la colección de cuentos Los ríos enterrados, de 1958, su primer libro, hasta Todas las familias felices, editado el año pasado, comprende casi medio siglo de creación.
Pero aparte de escritor, Fuentes es diplomático de carrera y articulista de prensa de alto vuelo. Su padre también era diplomático y por eso nació en Ciudad de Panamá, en 1928, aunque muchos de sus biógrafos sigan afirmando que nació en Ciudad de México, como para no querer mancillar su condición de mexicano.
Su presencia siempre es requerida por las más prestigiosas universidades del mundo, que no se cansan de homenajearlo, lo que motivó también que no pudiera venir antes a Praga.
No en vano, a sus casi 80 años, ostenta una lista de premios internacionales y doctorados honoris causa que, aparte de sorprendente, sería difícil de enumerar en tan corto espacio.
También ha sido muchas veces candidato al Nobel, y lo sigue siendo, premio que se le resiste, quizás porque ya hay un miembro del boom latinoamericano con dicho galardón, Gabriel García Márquez, y quizás los académicos suecos sean reticentes a premiar a un segundo.
A raíz de todo lo anterior, Fuentes retrasó su viaje a Praga hasta una fecha reciente, para consumar un hecho que no por aplazado resultó menos emotivo: inaugurar su biblioteca.
"Tengo un artículo de fe. No hay tradición que se sostenga sin creación que la renueve y no hay creación que valga sin tradición que la preceda. Y creo que ninguna obra literaria ilustra mejor esta convicción que Don Quijote de La Mancha. Nace de una tradición intelectual clara, noble y para colmo disimulada y se perpetúa en una tradición que se confunde porque la origina, porque la bautiza con la historia de la novela ", resaltó Fuentes.
Así comenzó la charla magistral Los territorios de La Mancha, con la que Fuentes agasajó hace poco a sus seguidores en un repleto salón de actos del Instituto Cervantes de Praga.
Fuentes fue presentado por los embajadores de España y México en Praga, señores Antonio Pedauyé y González y Federico Salas, quienes coincidieron en destacar la importancia del mexicano no sólo en el ámbito español, sino que para la literatura mundial.
Para muestra, Fuentes ostenta ya los dos premios más importantes de las letras hispánicas: el Cervantes, que ganó en 1987, y el Príncipe de Asturias, que obtuvo en 1994.
También tuvo palabras de elogio para con el mexicano el director del Instituto Cervantes de Praga, Iñaki Abad Leguina, quien señaló: "Este es un homenaje a Carlos Fuentes, uno de los escritores claves de la literatura moderna y a cuya obra y figura está dedicada nuestra humilde biblioteca".
Fuentes era el homenajeado, el orador principal, la estrella indiscutida. Y él tenía muchas ganas de visitar Praga, una de las ciudades más bellas de Europa, según se encargó él mismo de precisar.
Y ya cuando estuvo ante su público, que esperaba ávido sus palabras, en vez de alardear acerca de sus logros, que son muchos, el autor de La muerte de Artemio Cruz prefirió homenajear a uno de sus maestros indiscutidos, Miguel de Cervantes.
"Erasmista emboscado, renacentista español de miras tan amplias como cualquiera de las grandes figuras de la época, Shakespeare en Inglaterra, Galileo en Italia, Spinoza en Holanda, Montaigne en Francia, Cervantes funda la novela moderna como un acto que recoge todas las tradiciones anteriores de la narrativa y las reúne en un sólo as", aseveró el mexicano.
Así es. De padre fundador de la novela moderna trató Fuentes a su ilustre colega Cervantes. Y nada más declarar a todos los vientos la importancia del Quijote, se preparó para comenzar a descargar argumentos que sustentaran su afirmación.
Según Fuentes, el legado de Cervantes, lo que él denominó Los territorios de La Mancha, es una dosis necesaria de desenfado, locura, magia e incertidumbre que ha venido influyendo e impregnando el trabajo de un sinnúmero de escritores a lo largo de la historia, quienes han recogido su semilla y la han seguido sembrando, como Moliere, Balzac, Tolstoi, Thomas Mann, Kafka, Nabokov, Borges y Kundera, por nombrar unos pocos.
"La novela no predica certezas, sino incertidumbres, y en Don Quijote todo es incierto. El lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, la autoría del libro, el género del libro, todo ello es incierto porque la realidad es incierta, y la realidad es incierta porque es polivalente. El hecho es que fue Cervantes quien abrió el campo de la novela moderna al corazón de la realidad mediante la realidad del libro", subrayó Fuentes.
Para Fuentes, la locura de Don Quijote es necesaria y bienvenida. "El hombre está tan necesariamente loco que sería una locura no estar un poco loco", aseguró el autor de Cambio de piel, como queriendo justificar los arrebatos del Quijote.
Pero no todo fue erudición en el discurso de Fuentes. Fue intercalando dosis de humor, quizás para aligerar un poco la densidad intelectual de lo que trataba de explicar, y también para mantener la atención del público. Y hasta se dio el lujo de recitar, de memoria, un corrido mexicano que le sirvió para ilustrar otra de las tantas influencias de Don Quijote, esta vez en la cultura popular.
"Oigamos este viejo corrido mexicano del siglo dieciocho: El domingo la encontré. El lunes ya platicamos. El martes la fui a pedir. El miércoles nos casamos. El jueves nos enojamos. El viernes palos le di. El sábado se murió y el domingo la enterramos", recitó de memoria Fuentes.
Las risas y los aplausos coronaron su gracia, en lo que fue el momento más celebrado de su alocución. Pero retomó de inmediato el hilo narrativo para seguir explicando por qué creía que los Territorios de La Mancha, donde reina don Quijote, han sido tan determinantes a lo largo de toda la historia de la literatura.
"Cervantes y su descendencia, creo yo, son los adelantados de la imaginación y de la ironía. Del mestizaje y del contagio vitales en un mundo amenazado por los verdugos del racismo, la xenofobia, la soberbia imperial, el fundamentalismo político y otro implacable fundamentalismo, el del mercado", dijo el escritor.
Y también fue enfático para señalar que en un mundo como el de hoy, se necesitaban más Quijotes para poder entender e interpretar una realidad compleja, que son muchas realidades y que no tienen una sola interpretación y que para acercarse a la verdad, que nunca se llega, hay que ponerla en tela de juicio.
"La gran herencia de Cervantes para su tiempo y el nuestro y quizás para todos los tiempos consiste en decirnos que el mundo es susceptible de muchas explicaciones. Que el mundo no es una realidad fija sino en movimiento. Que toda verdad y toda razón requieren pasar por el cedazo de la duda. Que sólo nos acercamos a la realidad si la ponemos en tela de juicio. Y que sólo nos acercamos a la verdad si no pretendemos imponerla", finalizó Carlos Fuentes.
Después de la charla, y al compás de una copa de vino, Fuentes recordó otros viajes a Praga.
Como esa vez en el año 1968, cuando en compañía de Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, con quienes formó el núcleo del denominado boom latinoamericano de las letras, vino para apoyar a los escritores independientes de la entonces Checoslovaquia. Fueron recibidos por Milan Kundera, una joven promesa de las letras checas que pronto acariciaría fama mundial.
Esta vez las actividades de Fuentes en Praga concluyeron con una ceremonia en la Universidad Carolina a la que asistieron estudiantes, académicos y lectores del mexicano. En dicho acto, denominado Carlos Fuentes en el hispanismo checo, la profesora Anna Housková analizó el impacto e influencia de Carlos Fuentes en las letras checas.
Cabe destacar que coincidió con Fuentes en Praga otro conspicuo visitante, el presidente norteamericano, George Bush. Precisamente, uno de los últimos libros publicados por el mexicano es la colección de artículos de prensa que lleva por título Contra Bush. Sobran explicaciones.
Y para finalizar, como diría Fuentes, buen mexicano que es, "mi casa es su casa", así que están todos invitados a su biblioteca en Praga. No se la pierdan.