El argentino Gabriel Salvia recibe el premio Gratias Agit por divulgar el buen nombre de Chequia en el mundo
El activista argentino Gabriel Salvia, director general del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), ganó el premio Gratias Agit por su trabajo de difusión del rol de Chequia en el campo de los DD.HH. En su paso por Praga, RPI mantuvo una conversación con el galardonado acerca de la importancia de este reconocimiento, en la que dejó interesantes definiciones sobre la democracia y el totalitarismo.
La octava visita de Gabriel Salvia a Praga, como cada una de las anteriores, tuvo algo de especial. Sin embargo, esta vez, el activista internacional y director de Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) tuvo una motivación extra: recibir el premio Gratias Agit, otorgado por el Ministerio de Relaciones Exteriores checo, por su extenso trabajo de divulgación del buen nombre de la República Checa en el mundo, especialmente en el campo de los derechos humanos. En conversación con RPI, Salvia no ocultó el impacto que le produjo la noticia del reconocimiento.
“Reaccioné con enorme emoción. Es el primer premio que recibo en mi vida y estoy súper agradecido. Creo que para la institución en la cual trabajo, CADAL, y para mí, es muy importante, porque de alguna manera es un reconocimiento a nuestro trabajo, muy puntualmente en lo vinculado a la solidaridad democrática internacional, en la inspiración que recibimos de Václav Havel, de la sociedad civil checa, la política exterior checa en derechos humanos. Entonces creo que este reconocimiento nos va a permitir proyectarnos mejor”.
Se podría decir que el vínculo entre el activista argentino y la República Checa nació en 2004, año en que visitó Praga por primera vez, ocasión en la que participó de una actividad organizada por el propio Václav Havel. Entonces, el país había realizado una cumbre de apoyo a la democracia en Cuba, país que ha sido objeto de múltiples publicaciones y trabajos de investigación de Salvia.
“Yo vine por primera vez a Praga en 2004, a una cumbre que organizó, una conferencia de apoyo a la democracia en Cuba. Y del discurso que da él, tomé una frase que dice algo así como ‘sé cuán importante es para una persona saber que allá afuera hay gente a la que no le es indiferente vuestro destino’”.
Havel, puentes democráticos y desafíos actuales
Aquella visita dio un impulso especial a la semilla que ya había dado como fruto CADAL, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, un organismo sin fines de lucro fundado en 2003, en Buenos Aires, y cuyo objetivo es, según se expresa en su sitio web oficial, “promover los derechos humanos y la solidaridad democrática internacional, en particular en contextos autoritarios”. Este propósito se alinea perfectamente con la figura de Havel, que ha servido de faro a la organización.
“Él siempre contaba, en muchos documentales que he visto, lo que sentía estando en prisión y que en Alemania, en Francia se mostraran sus obras de teatro; lo que significaba para él ese apoyo. Me di cuenta que de que teníamos un puente, entre los que vivimos las dictaduras militares del Cono Sur y los que vivieron las dictaduras en Europa Central y Oriental, con el agregado de que en países como como la República Checa y muchos otros más vivieron el nazismo primero y el comunismo después”.
Tal fue el impacto del expresidente checo en Salvia y su organización que, tras el fallecimiento del mandatario el 18 de diciembre de 2011, su viuda, Dagmar Havlová, autorizó a CADAL a crear el Instituto Václav Havel, dedicado a mantener vivo su legado.
Sin embargo, a pesar de los valores que unen a los estados libres, existe hoy en rincones tan lejanos entre sí como Corea del Norte, Venezuela o Rusia, ejemplos de la vigencia de los totalitarismos. Salvia nos ayuda a entender por qué el modelo democrático no es aceptado en todo el mundo por igual.
“En primer lugar, en democracia, todo es más complicado. Hay una frase hermosa, también de Havel, que dice que la desventaja natural de la democracia es que a los que se la toman en serio, les ata las manos y a los que no se la toman en serio, les permite cualquier cosa. Yo lo traduzco al argentino diciendo ‘en democracia, es muy fácil hacer macanas y después es muy difícil arreglarlas’. Argentina es un ejemplo de ello”.
Pero las limitaciones burocráticas o de procedimientos legales no son las únicas que hacen de este modelo algo poco atractivo para líderes que buscan el poder absoluto. Un problema no menor es que, según el activista, los derechos humanos no suelen ser un gran generador de votos.
“En las democracias, la gente que elige a los gobiernos demanda cuestiones domésticas. Entonces, nadie gana votos por estar reclamando que en el mundo se respeten los derechos humanos. Havel habrá sido una excepción, porque provenía de ese contexto. Entonces no era sorprendente que fuera un líder en su país y que se preocupara por las dictaduras que había en todo el mundo, porque era su tradición”.
Acción y reacción
Ante estos desafíos, el director general de CADAL afirma que es necesaria una mayor atención y coordinación de los países democráticos para tomar acción a través de instituciones ya existentes. Un claro ejemplo, según su postura, es el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en donde se producen situaciones desconcertantes.
“Cuando se elige el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en América Latina, el candidato que más votos saca es Cuba. Brasil saca menos votos y es electo igual. Pero Perú no fue electo, que tendrá muchos problemas, pero la situación en Perú es incomparable con la de una dictadura cerrada como la de Cuba”.
Nuevas inspiraciones
Como muestra de lo especial que le ha resultado el premio Gratias Agit, Salvia presentará un libro en su paso por la capital checa titulado Memoria, derechos humanos y solidaridad democrática internacional, en agradecimiento a todas aquellas personalidades y colegas que lo han inspirado en su carrera. Además del mencionado Havel, el activista menciona a diplomáticos checos, como Edita Hrdá, Lubomír Hladík o Filip Kanda, entre muchos otros colaboradores, y también destaca la figura de Milada Horáková, la única mujer condenada a un “asesinato judicial”, y ejecutada por el Partido Comunista de Checoslovaquia en 1950. Su historia de resistencia pacífica, según Salvia, debería servir de inspiración para las nuevas generaciones.
“Es una persona que puede servir de ejemplo para muchos jóvenes del mundo, en lugar del ‘Che’ Guevara, que fue una persona claramente violenta, cosa que él mismo aseguraba en sus discursos y demostró en los hechos. A mí me gustaría que la juventud se identificara con personas pacíficas que se enfrentaron a las tiranías incluso pagando con su vida”.
Además de incluir en el premio con todos aquellos que compartieron su carrera y que promovieron su nominación, Gabriel Salvia hace una mención especial de la exdiputada Cecilia de la Torre, quien en 2016 lideró la iniciativa en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para establecer el 23 de agosto como “Día en Recuerdo de las Víctimas del Totalitarismo”. La política falleció antes de poder conocer Praga y, en su honor y en el de todos aquellos que defienden los valores democráticos, el activista argentino la incluye como merecedora de este prestigioso premio, que ha sido el primero que recibe, pero, probablemente, no el último.