La “sinfonía inglesa” de Antonín Dvořák
El año 2024 es el Año de la Música Checa, ya que la mayoría de los grandes compositores nacionales tiene un aniversario de nacimiento o muerte acabado en cuatro, incluido Antonín Dvořák, fallecido en 1904. En este espacio podrán escuchar su Octava Sinfonía en sol mayor, opus 88, conocida bajo el nombre de “la inglesa”.
La Octava Sinfonía es quizá la segunda obra más interpretada de Dvořák tras la Sinfonía del Nuevo Mundo. El compositor la escribió en Vysoká u Příbramě, en Bohemia Central y la estrenó en 1899 en Praga. Así que a lo mejor preguntarán, ¿por qué se llama “inglesa”?
Dvořák discutió con su editor Fritz Simrock por cuestiones de dinero y por despecho entregó la pieza a otro editor en Inglaterra. Por eso escribió la palabra “inglesa” en la portada de la partitura.
Pese al nombre se trata, quizá, de la obra “más checa” de Dvořák. Tiene cuatro movimientos, al igual que todas las sinfonías clásicas. El primero es dramático, en forma de sonata. Al principio no resulta claro si la melodía inicial, de violonchelo, es el tema principal o simplemente una introducción lenta y típica para las grandes obras sinfónicas. Al final resulta que es el tema principal que va subiendo de tensión hasta convirtirse en un coral monumental.
El segundo movimiento es melódico, agradable y lento, como era de esperar, pero no todo el tiempo. Es como si cambiara de humor a medida que se va desarrollando.
El tercer movimiento es bailable con una sorpresa al final, al que Dvořák agregó una pequeña danza viva. El último movimiento comienza con fanfarrias militares y sigue con un tema que Dvořák desarrolló en variaciones. Es conocido que a Dvořák le encantaban los ferrocarriles y este movimiento en realidad evoca el compás de un tren.
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