La industria checa hace prender las alarmas
La caída de la producción industrial por tercer mes consecutivo genera cada vez más preocupación entre analistas y expertos.
La industria nacional continúa con su caída. La producción industrial checa experimentó un nuevo descenso por tercer mes consecutivo y cayó hasta un 5% interanual en septiembre. En términos intermensuales, con respecto al pasado mes de agosto, la caída fue del 1,8%, una situación que ya ha hecho que diversos analistas y expertos alcen la voz de alarma ante la situación de un sector en el que parecen avecinarse tiempos de crisis.
"Las cifras de todo el tercer trimestre confirman que la industria ha dejado de ser el pilar de la economía nacional. Mientras que en el segundo trimestre la producción industrial fue el principal motor del valor añadido de la economía, en el trimestre siguiente fue todo lo contrario", señaló el economista Patrik Rožumberský del banco UniCredit
Así, según cifras de la Oficina de Estadística Checa, la producción industrial creció un 1,2% en el primer trimestre del curso y un 1,1% durante el segundo. Frente a esta dinámica, el tercer trimestre supuso el desplome de la misma, con un descenso de la producción que ya alcanza el 3,3%.
"En la gran mayoría de los sectores industriales se registró una disminución de la producción, en algunos sectores se intensificó la falta de demanda", señaló la institución.
En esta línea, los expertos también ponen el foco en la estrecha vinculación entre la industria alemana, que también muestra síntomas de contracción, y la checa. Este proceso de declive industrial, destacan los analistas, supone un impacto que afecta de lleno a todos los ámbitos y sectores checos.
“Una encuesta reciente de la Cámara de Comercio e Industria de Alemania reveló que un tercio de las empresas alemanas abandonan el país o piensan hacerlo debido a los altos precios de la energía. Y si una parte sustancial de la economía alemana se desindustrializa, esto, por supuesto, también será un golpe fatal para nuestra economía", destacó el economista Lukáš Kovanda.