Los checos pierden más de 2000 millones de euros al año en juego
El último informe anual sobre el juego pone cifras a un lucrativo sector que no para de crecer año tras año.
Grandes citas deportivas como el reciente Campeonato Mundial de Hockey o la Copa del Mundo de fútbol del pasado año confirman el continuo crecimiento que vive el sector de las apuestas deportivas.
Este representa solo una porción dentro de un mercado, como el del juego, que también experimentó una expansión sin precedentes en el último año.
Así, los jugadores checos perdieron un total de 2245 millones de euros en juegos el pasado curso, siendo esto 600 millones más que en 2021, es decir, casi un 37%. En total, estos realizaron apuestas por valor de unos 31.600 millones de euros durante el año pasado.
En clave estatal, las arcas públicas recaudaron más de 700 millones de euros con el impuesto sobre el juego, 187 millones más que el año anterior.
Son datos del informe anual sobre juego, presentado recientemente en un encuentro que contó con la participación del coordinador nacional antidrogas, Jindřich Vobořil, y la directora del Centro Nacional de Monitoreo de Drogas y Adicciones, Pavla Chomynová.
“La gente se siente amenazada por su situación socioeconómica, quizás por eso buscan apostar. Ven allí ganancias fáciles y la oportunidad de conseguir dinero. En esto también se refleja la inflación”, afirmó Chomynová, quien apunta a las cifras de los dos últimos años como ejemplo de este fenómeno.
El entorno digital, por su parte, ha resultado decisivo para explicar este crecimiento. Si en el año 2013 los juegos en línea representaban alrededor del 4% del mercado, en la actualidad son la mitad del mismo.
Por otro lado, el informe pone el foco en los trastornos asociados a esta práctica. Se estima que alrededor de la mitad de personas mayores de 15 años realizaron apuestas durante el último curso, un dato mucho mayor si hablamos de los hombres de entre 15 y 34 años.
Se calcula que podrían existir hasta 120.000 adictos al juego en el país. Un estudio de jugadores tratados confirmó una alta incidencia de depresión y ansiedad, así como que las personas que acudían a recibir tratamiento gastaban una media de casi 3.000 euros al mes jugando.