El funeral del primer presidente checoslovaco hace 85 años fue una muestra de la unidad nacional
El funeral del primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk, reunió a medio millón de personas hace 85 años. El último adiós del presidente libertador fue un llamamiento a la unidad nacional.
Las exequias de Tomáš Garrigue Masaryk, fueron una manifestación de la unidad nacional. Medio millón de personas acompañó por las calles de Praga el féretro con los restos mortales del ‘Presidente libertador’, título que le había sido asignado el Parlamento checoslovaco, por haber encabezado los empeños por la fundación del Estado Checoslovaco independiente. El ambiente de profunda tristeza que entonces reinó en todo el país se percibe en las palabras de un reportero de radio encargado de la cobertura de aquel evento.
“Tomáš Garrigue Masaryk emprende hoy su viaje más largo. Un viaje a la paz eterna. Durante las próximas horas describiremos el viaje de nuestro héroe nacional, amado por su pueblo. Se trata de uno de esos héroes que nunca caerá en el olvido”.
Los actos comenzaron en el Castillo de Praga con las honras fúnebres, bajo los tonos del Coral de san Venceslao. Posteriormente el cortejo fúnebre partió a través del centro de la capital a la estación de trenes de Wilson. Desde allí el féretro fue transportado en tren a la localidad de Lány, situada a unos 60 kilómetros al este de Praga, donde los restos mortales de Masaryk fueron sepultados en el cementerio local, bajo la asistencia de miles de personas. Otros miles seguían todo por medio de la Radio Checoslovaca.
El acto del último adiós fue transmitido en directo por la Radio Checoslovaca. La transmisión duró todo el día y se trató del reportaje más largo de la historia de esta emisora de radio. En sus archivos se conservó, por ejemplo, la grabación de las palabras de despedida de Edvard Beneš, el sucesor de Masaryk.
“Presidente libertador, seguiremos fieles al legado de la unidad nacional hasta en los momentos más difíciles, que Usted había depositado en nuestras manos”.
El presidente Masaryk falleció a la edad de 87 años. Debido a problemas de salud ya en diciembre de 1935 había dejado la presidencia del país. Pero la noticia sobre su muerte provocó una profunda tristeza en toda la población y su funeral fue el acto de despedida más masivo de la historia del país. Fue una muestra del inmenso cariño del pueblo a su primer presidente, por su forma de ser y de actuar con los demás, según recordó en cierta ocasión el escritor checo, Karel Čapek, quien había mantenido lazos amistosos con Masaryk.
“Estaba convencido de que todo lo que ocurre tiene algún sentido y conduce a algo bueno. Estaba convencido de la inmortalidad del alma y en su trato con toda persona respetaba la igualdad y la libertad de su alma inmortal. Su humanismo, sus empeños por la paz mundial, por la libertad y la igualdad entre las personas, todo ello se basaba en su respeto al inmenso valor y dignidad de cada ser humano”.
El primer presidente checoslovaco había insistido siempre en la necesidad de defender la democracia y la libertad, tal como lo había destacado por ejemplo, en su discurso del 28 de octubre de 1928, con motivo del décimo aniversario de existencia de la República Checoslovaca independiente, y que se conservó en los archivos de la Radio Checa.
“Hace 10 años que el pueblo liberado tomó en sus manos la gestión de los asuntos nacionales. Hace 10 años que el movimiento de resistencia, que duró más de cien años, finalmente alcanzó la victoria. Fue una resistencia contra la dominación extranjera, contra la represión. Esta resistencia alcanzó grandes dimensiones y formó parte de una mayor lucha por un nuevo y mejor orden mundial, que ahora debemos defender, ya que respeta la libertad y la democracia”.
El funeral de Tomáš Garrigue Masaryk se efectuó a finales de los años 30, cuando en Alemania crecía la amenaza nazi. Y, según indican los historiadores, además de la manifestación de respeto y cariño del pueblo a su primer presidente, el último adiós fue una manera de expresar la disposición nacional de defender el país ante cualquier enemigo, de defender la República Checoslovaca independiente que había surgido gracias a Tomáš Garrigue Masaryk.