Científicos checos describen el desarrollo de la fabricación de espadas
Los científicos checos de la Academia de Ciencias y del Museo Nacional reunieron una amplia colección de espadas de la Edad Media encontradas en el territorio de la actual República Checa.
La fabricación de espadas durante la Edad Media sigue siendo hasta la actualidad un tema muy poco investigado. Es por eso que los científicos de los institutos arqueológicos de la Academia de Ciencias checa de Praga y de Brno y del Museo Nacional decidieron investigar sobre la amplia colección de espadas medievales checas en su conjunto. Esta decisión les llevó a conocer algunos cambios que se habían producido en cuanto a la técnica de fabricación de espadas en la segunda mitad del siglo VIII, en el siglo IX y en el siglo XI.
Según informaron a la Televisión Checa los investigadores participantes en el proyecto, durante los siglos VIII y IX aumentó la cantidad de espadas que tenían el filo y la construcción entera fabricada en acero y, en consecuencia, se producían más espadas con el filo endurecido mediante el proceso de temple. También se prolongaron las cruces, o sea, la parte de división entre el puño y la hoja. Así, las armas ganaron calidad y características de manejo.
Durante el siglo XI, los herreros dejaron de soldar los filos a la parte central de la hoja y en la misma época empezaron a surgir también marcas e inscripciones incrustadas de metales no ferrosos, latón, plata y estaño. Petr Žákovský, del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias checa de Brno, habló en el programa Juntando Fuerzas, llevado a cabo por la propia Academia, sobre la importancia que tenía una adecuada conservación de estos objetos para los historiadores.
“Para nosotros, en el laboratorio es muy importante conseguir el objeto en aquel estado en el que se ha descubierto porque incluso los elementos que sufren corrosión nos aportan alguna información que se pierde por culpa de una conservación no adecuada. Puede ser el caso de la decoración. Las espadas cortas que tengo aquí conmigo probablemente fueron fabricadas por cuchilleros porque llevan las mismas marcas que llevaban los cuchillos en aquella época, es decir, llevan una marca estampada en la parte trasera de la hoja. A veces, esta marca puede estar incrustada por un metal no ferroso, por ejemplo, el estaño o el latón. Esta decoración suele ser muy poco profunda y con la conservación no adecuada se puede perder y nosotros nos quedamos sin información importante”.
Mientras que las primeras marcas reflejaban símbolos de protección y éxito, más tarde se convirtieron en identificadores de los propios fabricantes. Así, una de las marcas más conocidas fue el lobo de Passau, que identificaba las hojas procedentes de esa ciudad.
Sin embargo, como explicó Petr Žákovský, no solamente las marcas presentan un rasgo de interés arqueológico e histórico.
“Muchas espadas cortas, hasta las más pequeñas, tienen la cruz. Este elemento es muy importante para nosotros desde varios puntos de vista porque en algunos casos hasta nos puede indicar si el arma fue destinada para una persona diestra o zurda, dependiendo de la dirección de la cruz. De verdad es muy importante la conservación apropiada. En caso contrario perdemos información sobre las técnicas de fabricación que se preferían en las distintas regiones. Este tipo de información nos aporta mucho para el conocimiento tanto de técnicas de fabricación medievales como de material militar medieval”.
Las conclusiones de la investigación científica están recopiladas en dos publicaciones escritas en inglés y tituladas “Espadas procedentes de la República Checa, fabricadas entre el siglo IX y la mitad del siglo XVI, en su contexto Europeo”.
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