Fotos del futuro que no buscan likes sino reflexiones
El español Rubén Martín de Lucas fue uno de los jóvenes europeos elegidos para formar parte de la exposición de fotos Nature Future que podrá verse durante todo el verano en la isla de Kampa. Con ironía, humor y mucha audacia, este artista visual busca replantear algunos preconceptos sobre nuestra relación con el planeta y el territorio.
Hasta el 28 de agosto quienes caminen por la hermosa isla de Kampa podrán observar una serie de fotos de jóvenes artistas europeos sobre la ecología y el futuro de la naturaleza. La exposición, organizada por la embajada francesa en Chequia y el Instituto francés en Praga, se inauguró el 9 de este mes para celebrar el Día de Europa y busca generar conciencia sobre nuestros modos de interactuar con el medio ambiente, tal como nos cuenta uno de los expositores, el artista visual español Rubén Martín de Lucas.
“La exposición está comisariada por Fetart que es un colectivo francés y aquí han elegido un artista por país para hablar, desde varias ópticas, del futuro, de la naturaleza o de nuestro futuro también en relación con ella y ellos conocían mi trabajo porque ya estuve en algún festival de los que organizan y encontraron apropiado el traerlo”.
La exposición Nature Future, que también podrá verse en Berlín entre el 4 de junio y el 30 de julio, incluye el trabajo de catorce artistas europeos y tendrá como complemento una serie de charlas y conferencias que también contarán con la colaboración de distintos centros como el Instituto Cervantes de Praga, el Instituto Camões y el Goethe, entre otros. Formado como ingeniero civil, Martín de Lucas decidió dedicarse exclusivamente al arte y, desde entonces, trabaja en distintos proyectos vinculados con la idea del territorio. Por ejemplo, en Iceberg Nations sugiere que toda nación es una construcción mental, aun cuando como humanidad tengamos tendencia a sentirnos dueños no solo del territorio sino también del planeta.
“Hay otros dos proyectos paralelos que hablan de esa idea de ser dueños, de esa ilusión que es ese tipo de propiedad porque es imposible poseer algo que nos trasciende en edad y, ya trabajando en Repúblicas Mínimas, que es un proyecto vital que morirá conmigo porque cada año hago tres o cuatro de estas acciones que luego documento, tuve esta idea de apropiarme también del hielo y durante un tiempo esa idea sobrevolaba en mi mente y luego de madurarla encontré las personas adecuadas para ir, en este caso, al sur de Groenlandia donde había una serie de fiordos para plantar en un iceberg una bandera para reclamarlos como nación”.
En efecto, en junio del año 2018, Martín de Lucas estuvo diez días en el sur de Groenlandia con el objetivo de plantar una bandera en doce icebergs. Asegura que lo más impactante de esa experiencia fue el silencio, algo muy fuerte que se potenció aun más gracias al hecho de que, en ese sitio, no les funcionaban los celulares por lo que el único contacto que podían tener con el exterior, solo en casos de emergencia, era a través de un dispositivo satélite que llevaba uno de los exploradores de la delegación. Hoy, Martín de Lucas afirma que ese fue un momento de profunda reconexión y de volver a sentirse pequeño en semejante inmensidad. Por otro lado, las vivencias del grupo le hicieron evocar sus comienzos en el arte.
“Mis raíces están incluso en el graffiti, durante muchos años formé parte del colectivo Boa Mistura de arte urbano, éramos cinco y en un momento dado empezamos a viajar mucho por el mundo pero en 2015, cuando estaba por nacer mi segundo hijo, decidí embarcarme en un proyecto personal y ahí fue el momento en que empecé a hablar de la relación que como humanidad tenemos con el territorio y también comenzó esa estrategia de trabajar por proyectos, parto de una idea y busco la mejor manera de traducirla”.
La traducción de esas ideas de Martín de Lucas a veces adquieren forma de pinturas, otras de acciones en el paisaje y, en algunos casos, también realizó obras escultóricas. La fotografía surgió como un modo de expresión poética, un canal para dar cuenta de sus intervenciones. Sin embargo, aclara que no se considera un fotógrafo al uso ni siquiera en lo que respecta a los conocimientos técnicos. Por el contrario, le interesa más bien trabajar con ideas que suele materializar en videos o fotos.
“Hoy día, la fotografía se ha extendido tanto y la tenemos tan al alcance de la mano con los dispositivos móviles y su calidad enorme que creo que una de las grandes dificultades es dotar de un peso a cada imagen para que puedan permanecer el tiempo, más en un momento en que tantísimas imágenes nos rodean, poder dar peso a esas imágenes es algo esencial y también si quieres generar con ella algo más que unos likes, si quieres generar reflexión o debate es ahí cuando la idea o la historia que hay detrás de las fotografías cobran una importancia primordial”.
Y más allá de que uno de sus aportes a la muestra Nature Future es una de las fotos de la serie de Groenlandia, Martín de Lucas aclara que tampoco es indispensable viajar a lugares tan remotos ya que, con frecuencia, muchas de las acciones las realiza muy cerca de donde vive, es decir, en Madrid.
“Por ejemplo, Repúblicas mínimas es un proyecto en el que me apropio de cien metros cuadrados, dibujo una frontera y la habito durante un día y es un país ridículo y estúpido que solo dura un día y solo tiene un habitante y lo hago cerca de casa, no hace falta desplazarse muy lejos, las imágenes tienen fuerza porque siempre busco que haya ahí, en cierto modo, una sencillez, una depuración que hace que la imagen sea tan potente como simple y que tenga, a la vez, esa profundidad y esa capacidad de sugerir, siempre hay un primer estadío en el que el público ve la imagen y conjetura y luego si rascan pueden llegar a la motivación en este caso personal o artística que hace que yo haya llegado allá, y ahí hay un diálogo”.
La ironía e incluso el humor son algunas de sus herramientas claves para captar la atención del espectador en una época en que no es para nada fácil hacerlo. Aunque el objetivo, en su caso, no es acumular likes sino, por ejemplo, hacer ver que las fronteras son artificios y que muchas ideas arraigadas pueden ser vistas como errores. Por ejemplo, pensar la naturaleza como si fuera algo ajeno a nosotros y considerar que el ser humano está en la cúspide de la pirámide cuando, en realidad, solo forma parte de una especie de gran red. Si bien Rubén Martín de Lucas ya había estado en otra oportunidad en Praga, reconoce que se trata de una ciudad que lo invita a pensar y, en efecto, asegura que las últimas fotos que sacó con su teléfono tienen que ver con algo en lo que seguramente trabajará en el futuro: la proliferación de tiendas de souvenirs.
“Praga tiene una historia y una arquitectura incomporable. Más allá del elogio de esa belleza que ha generado la humanidad, también debemos ver la otra belleza, la que reside en la hoja de un árbol, en una hierba, en un insecto, y en paralelo también hay un tema que es importante para mí y que trabajaré en el futuro y es cómo el turismo acaba afectando aquello que quiere conocer, de ahí las fotos de las tiendas de souvenirs, cómo el acto de acercarte a conocer algo lo modifica y, a veces, lo pervierte”.
En ese sentido, Martín de Lucas dice que el motor de sus ideas son las preguntas, y la gran pregunta que, hasta ahora, motivó su visita a Praga es cómo será en el futuro la relación entre los visitantes y los locales en una ciudad de las características de la capital checa. Las respuestas, seguramente, puedan vislumbrarse en algunos de sus próximos proyectos.
