La verdad sobre el brigadista Jaroslav Klecan, el arquetipo del traidor del comunismo checoslovaco
El escritor Marek Toman ha investigado el romance entre el brigadista internacional Jaroslav Klecan y una joven valenciana durante la guerra civil española. Una historia de amor que no perdió intensidad ni décadas después de la ejecución de Klecan en una prisión nazi, pero que además permite ahora rescribir un capítulo mil veces repetido por la propaganda comunista con el Reportaje al pie de la horca, de Julius Fučík.
A finales de 2021 vio la luz en Chequia la obra ‘¿Traidor, héroe, escritor? Jaroslav Klecan del Reportaje al pie de la horca’. Gracias al hallazgo de toda una colección de cartas personales escritas por el propio Klecan a su novia en Valencia, que conoció durante la Guerra Civil, el libro aporta una visión novedosa y completamente distinta a la que sobre él dejó el libro más traducido de la historia en Chequia, dice el autor Marek Toman.
“Creo que significa un cambio en la historia y una reflexión sobre nuestra historia, porque Klecan era un traidor por definición, como Judas, y ahora me parece que todo cambia dramáticamente con estas cartas”.
Aunque a día de hoy muchos no hayan oído nombrar en su vida el Reportaje al pie de la horca, esta era lectura básica en las escuelas checoslovacas y la propaganda comunista llevó el texto a todos los rincones del planeta. De ahí lo del libro checo más traducido. La figura del periodista y miembro de la resistencia Fučík fue venerada con esculturas, nombres de plazas, escuelas e innumerables tributos para forjar el culto a uno de los grandes mitos del comunismo patrio e incluso internacional, apresado en 1942 en la Praga del Protectorado nazi y ajusticiado un año después en una cárcel de Berlín.
Pero su destino quedó para siempre ligado al de Klecan. No solo porque fueran detenidos y ahorcados juntos, sino porque en el famoso libro de Fučík, escrito de manera clandestina en la prisión praguense de Pankrác, acusaba de traición a Klecan, a quien bajo su nombre en clave de la resistencia, Mirek, retrataba como un auténtico cobarde falto de cualquier clase de valores.
El escritor Marek Toman ya publicó en 2018 la novela El ojo del tiburón (Oko žraloka) en la que su protagonista estaba de alguna forma inspirado en Klecan. Sus investigaciones lo llevaban hacia una persona cada vez más alejada de la reputación que le dejaron Fučík y el régimen, explica Toman a Radio Praga Internacional.
“Era voluntario en las Brigadas Internacionales y sabemos que era un héroe porque durante la lucha contra las tropas franquistas mostró su coraje y fue condecorado por ello. Eso es algo conocido”.
Tras abandonar España las Brigadas Internacionales en 1939, estuvo retenido con el resto de brigadistas y combatientes republicanos en campos de concentración franceses y, como muchos de sus compañeros, anhelaba poder salir para seguir combatiendo el fascismo, esta vez a nivel continental o, como él hizo, en su propio país, porque mientras estaba en España, los nazis habían ocupado Checoslovaquia.
Los relatos de los supervivientes de su captura en un apartamento del barrio de Nusle, en Praga, durante una reunión clandestina de la resistencia, tampoco lo dejan como a un cobarde. Según Lida Plachá, fue precisamente Fučík el que impidió a Klecan disparar contra los agentes de la Gestapo e intentar huir, o por lo contrario, morir matando, en cumplimiento de las órdenes que tenían al respecto. De hecho, en las fotos de la ficha policial del arresto, solo Klecan aparece con un ojo morado, señal de que se había resistido, no así Fučík.
Hasta aquí llegaba aproximadamente lo que se podía saber hasta hace poco de Jaroslav Klecan, más allá del personaje creado y difundido con éxito por el Reportaje al pie de la horca. Sin embargo, en la búsqueda de información de Marek Toman, de repente llegaron a sus manos decenas de cartas escritas durante varios años a una novia valenciana de la que no se sabía nada.
“Esta mujer era Francisca, Paquita, de Valencia. Era amiga de Klecan y otros brigadistas internacionales porque su hermana se casó con otro brigadista checo. En la boda los dos se conocieron y comenzaron la historia de su relación”.
Las cartas de amor que lo cambian todo
Klecan y Paquita, de la que Klecan no supo que era menor de edad hasta años después, se conocieron en esa boda en febrero de 1938. En enero de 1939 tuvo que irse de España junto a sus compañeros de armas y pasó por dos campos de concentración en Francia, desde los que mantuvo una intensa correspondencia amorosa con Paquita hasta que sale en 1941 y se une a la resistencia en Praga. Entonces se interrumpe para siempre esta correspondencia.
Todas las cartas que Jaroslav Klecan envió a Paquita las conservaba su hijo en Valencia y ahora se publican de forma íntegra traducidas al checo en la obra ‘¿Traidor, héroe, escritor?’ junto a un estudio del historiador David Majtenyi y un ensayo de Marek Toman sobre Klecan. Esas cartas personales descubren su auténtica naturaleza, dice Toman.
“Hay que decir que la intención de Klecan era impresionar a su amor. Usaba muchas palabras expresivas. Es una conversación de heroísmo y amor, todo está mezclado: la intención de impresionar a una mujer y de decir algo sobre su convicción política”.
Toman cree, en cualquier caso que Klecan aprovechó su amplia experiencia y talento como orador político del Partido Comunista también en sus cartas, lo cual no les resta honestidad, dice.
“Klecan también tenía sus ambiciones, incluso en el sentido político, pero a la vez quería ser un hombre de valores, claramente. Por eso es tan sorprendente que en el Reportaje al pie de la horca el retrato que se hace de él es completamente negativo. Su reputación era de un hombre sin educación, sin inteligencia, un hombre ordinario. Pero las cartas muestran que era alguien elocuente”.
Las cartas también muestran a un hombre profundamente enamorado. Pero no menos lo estaba Paquita. Su hijo, Pablo García Navarro, contó a Marek Toman que su madre seguramente no llegó a aceptar nunca la pérdida de Klecan. Aunque se casó y formó una familia, no dejó de hablarles a sus propios hijos de su novio checo. Incluso antes, a su marido, cuando aún estaban prometidos, le advirtió de que lo dejaría por Klecan en el caso de que este reapareciera antes de la boda. Una esperanza que, a pesar de todo, mantuvo hasta casi este mismo siglo.
“Klecan murió en 1943 y ella tenía contactos con mujeres de otros miembros de las Brigadas Internacionales y por eso sabía que ya no vivía. Pero en los años 90, pensó que posiblemente aquella información no fuese correcta y que a lo mejor Klecan, en teoría, podría estar vivo, y que quizá podría vivir solo, podría ser viudo, como ella. Era una ilusión, era el amor de su vida”.
En 1998 Paquita se dirigió a la embajada checa en Madrid en búsqueda de información. Tras hacer algunas averiguaciones le confirman que, efectivamente, Klecan no sobrevivió a la guerra y que su amor de la adolescencia, aquel hombre entregado a los demás y a sus valores, era el infame Mirek del Reportaje al pie de la horca, que Paquita lee indignada y del que no cree una palabra. También le disgusta en particular que Fučík hable precisamente de Klecan como un conquistador que usa sus dotes oratorias para cautivar a miembros femeninos de la resistencia. Para Paquita, hasta su muerte, su amor con Klecan fue algo sagrado e intocable.
"Un héroe víctima del marketing político"
Para Marek Toman, Klecan era alguien admirable.
“Klecan era miembro de un ejército de voluntarios que lucharon por una república democrática, por un gobierno elegido democráticamente, y siento mucha admiración por esa voluntad de poner su vida en riesgo en otro país”.
No solo en España destacó el valor de Klecan, según las averiguaciones de Toman. De las miserias de los campos de concentración franceses tuvo la oportunidad de emigrar a Estados Unidos y llevar una vida tranquila.
“Tenía un familiar que le arregló todos los papeles para salir del campo de concentración, ir a Chicago y sobrevivir la guerra. Después podría posiblemente regresar a Europa para estar con Paquita. Pero él decidió ir al Protectorado de Bohemia y Moravia para luchar contra los nazis en la resistencia, con mucho riesgo y muchos problemas. Creo que esta decisión de no ir a Estados Unidos, sino regresar al país de sus enemigos, es algo para lo que se necesita mucho coraje”.
La cuestión de la memoria de Jaroslav Klecan se convirtió realmente en algo personal para Toman, reconoce.
“No me gusta cuando la narrativa política es tan dominante que cambia la realidad. Creo que Klecan era efectivamente una víctima del marketing político del pasado. Por eso he hecho todo esto con las cartas, con la familia de Klecan y con la de Paquita”.
Posiblemente, el impacto que produjo en tantos miles de personas en todo el mundo en su día el Reportaje al pie de la horca como obra propagandística sea demasiado profundo. Pero, como menciona Toman, los allegados de Klecan en Chequia y de Paquita en España se sienten muy reconfortados y agradecidos por esta obra, y eso es ya un gran premio.
“Los miembros de la familia de Klecan que viven en la República Checa tienen tantos malos recuerdos de la escuela, de cuando el Reportaje al pie de la horca era un libro icónico y ellos escuchaban todo el tiempo como el nombre de Klecan era maltratado. Por estas personas, hoy día jubilados, es para mí una gran satisfacción”.
Pablo García Navarro, el hijo de Paquita, quiere que este libro sea también publicado en España. Ciertamente existen ya miles de títulos sobre la Guerra Civil o sobre las Brigadas Internacionales, pero ninguno como este, dice Toman. García Navarro va incluso más allá, al asegurar que gracias a él Klecan y Paquita han podido encontrarse finalmente después de la guerra.
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