Club de Turistas Checos: el auténtico GPS
Fundado en 1888 para promover las excursiones y ayudar a los checos que, en tiempos del Imperio Austrohúngaro, vivían en la frontera, las inconfundibles marcas en los árboles del Club de Turistas son parte de la identidad nacional.
Más que el tranvía, el cristal de Bohemia e incluso la cerveza. Si hay algo que resume la identidad, no solo de Praga, sino de toda la República Checa son las marcas en los árboles que muestran qué caminos seguir en bosques y reservas naturales del país.
A cargo de esa tarea está el Club de Turistas Checos (o de senderistas), que en la actualidad cuenta con 33 000 miembros activos y fue fundado hace más de 130 años, tal como nos cuenta Petr Hrubec, secretario general de la institución.
“Fue fundada en 1888, es la segunda asociación más antigua de ese tipo y uno de los fundadores fue Vojtěch Náprstek, un viajero y emprendedor muy famoso. Ahora tenemos un museo sobre él porque estuvo en muchos países exóticos y, entonces, fue muy importante tenerlo como fundador de esta asociación: era muy conocido en la sociedad y eso hacía que la gente se interesara en un club como éste”.
Al principio, el club contaba con veinte miembros que se encargaban, básicamente, de organizar salidas y excursiones, una idea que tenían en común con Sokol, otra institución muy antigua y famosa que dio lugar a una palabra muy usada por los checos y totalmente relacionada con este club.
“La palabra ‘výlet’, que significa viaje o excursión pero en realidad viene de ‘vuelo’, la tomamos de Sokol (halcón, en checo) porque ellos la usaban para referirse a excursiones que hacían como los pájaros que dejan el nido. Es una palabra divertida y no creo que mucha gente sepa que su origen tiene que ver con las aves”.
En las catorce regiones del país hay un club de senderistas local y, según cuenta Hrubec, las marcas que siguen los amantes de esas excursiones se realizan en todo el país aunque la mayoría se encuentra en regiones montañosas como los Montes de los Gigantes (Krkonoše) y en el Parque Nacional de Šumava. Aclara Hrubec que, si bien las montañas checas no son tan altas, ofrecen interesantes paseos y desafíos para los deportistas. De todas formas, resalta que el origen del Club de Turistas Checos tuvo un objetivo vinculado a la situación social en el contexto del Imperio Austrohúngaro.
“El propósito que motivó la creación del Club de Turistas Checos fue que muchos compatriotas vivían como minoría en las fronteras con Alemania y los fundadores del club querían ayudarlos organizando distintos viajes. No era común por ese entonces pasar una noche en determinado lugar porque no había tanto servicio de alojamiento, entonces los dueños de las casas solían destinar alguna habitación para los huéspedes”.
Es decir, que con la creación del Club de Turistas Checos se empezaron a promocionar las salidas, se difundían lugares nuevos y se recomendaban hermosos paisajes para recorrer. Eso ayudaba a las personas que vivían en las fronteras a obtener algo de dinero alquilando sus habitaciones a los viajeros. De la misma forma, al incentivarse las visitas fuera de las grandes ciudades, se empezaron a construir también más estaciones ferroviarias, con lo cual mejoró el transporte.
“Y también nuestro club empezó a construir cabañas en montañas y otros lugares muy lindos. El club llegó a tener más de cien mil miembros en 1938 y 150 cabañas de todo tipo cerca de cada ciudad o pueblo con algún paisaje de interés, mientras que en 1889 ya empezamos a marcar los caminos”.
También en 1899, un año después de la fundación del club, crearon la revista que se llama Turista, que aún existe. Se trata de la segunda publicación más antigua en el mercado checo después de Květy (Flores) y se viene imprimiendo desde entonces sin ninguna interrupción. En la sede del club en la calle Revoluční tienen todos los números y, en la actualidad, tiene una tirada de diez mil ejemplares por mes, de los cuales dos mil son para sus miembros y ocho mil para el público general. En cada número pueden encontrarse consejos para viajar y, por supuesto, información sobre las mejores rutas para llegar a determinado sitio.
Ahora bien, ¿qué significa cada uno de los colores con los que esta institución marca los árboles para señalar los caminos?
“Al principio las marcas solo se hacían en color rojo, rayas blancas y rojas, y eran más grandes: ahora son de diez por diez centímetros y antes eran de treinta por treinta, eso fue hasta 1920, cuando se empezó a usar el azul para evitar confusiones, pero aún hoy los caminos más extensos están en rojo. Las marcas en azul son locales y conectan otros caminos, el verde para recorridos de unos 5 kilómetros en los que se puede ver un castillo o un lago, mientras que el amarillo es para recorridos más largos pero no tan importantes”.
Hrubec resalta que el rojo es el color principal de este sistema y aún puede verse en algunas antiguas marcas que fueron hechas hace 130 años en sitios como Karlštejn y Beroun. Explica que en muchos países de Europa hay sistemas parecidos al del Club de Turistas Checos. Incluso en Batayporã, una de las ciudades fundadas en Brasil por Baťa, les pidieron asesoramiento y mandaron un grupo de voluntarios que estuvieron trabajando durante tres días y marcaron alrededor de 70 kilómetros. La complicación, cuenta Hrubec, fue que en esa zona no había árboles. Entonces tenían que poner las marcas en postes o puertas. Hrubec aclara que a veces eso ocurre también en algunos sitios checos y, en ese caso, se suelen construir postes de hierro, aunque son costosos y rompen un poco el entorno natural.
“Y esa es otra cosa muy importante: probablemente tengamos la mayor densidad de marcas en el mundo llegando en total a 80 000 kilómetros. 40 000 son para recorridos a pie, pero también tenemos senderos para ciclismo, cabalgatas a caballo y esquí. La suma total llega a 80 000 kilómetros”.
Las marcas en los árboles se renuevan cada tres años y se hacen con una pintura especial que garantiza la máxima duración sin dañar la naturaleza. Explica Hrubec que en el centro de Praga no hay marcas del club pero sí en algunos de sus grandes espacios verdes como Divoká Šárka y Prokopské údolí. Justamente, la idea es que la gente no haga recorridos por los grandes centros urbanos sino en ámbitos naturales.
El Club de Turistas Checos está tan ligado a la identidad del país que, desde hace un tiempo, piensan aplicar a los programas de Unesco porque creen cumplir con todos los requisitos para convertirse en patrimonio.
“Creo que es una nación muy activa, a casi todos le gusta esquiar y alrededor de un millón de checos tienen su propio equipo. En RunCzech antes corrían solo centenares de personas mientras que en la última maratón que hubo en Praga antes de la pandemia se anotaron 30 000. En tiempos de internet es interesante ir a lugares con silencio o donde se pueda hablar con amigos sin interrupciones. Creo hay que un renacer de todo eso: el gusto por caminar, viajar con los chicos y explorar un poco la naturaleza”.
Con un promedio de tres eventos por fin de semana y, entre ellos, una tradicional y legendaria caminata que se realiza hace más de medio siglo, el Club de Turistas Checos es, sin lugar a dudas, la institución que se encarga de administrar esa gran pasión checa por el movimiento.