El nacimiento de Checoslovaquia a la sombra de la pandemia
Mientras se festejaba el surgimiento de Checoslovaquia, culminaba en el nuevo país la pandemia de influenza. La joven Checoslovaquia fue uno de los países europeos más afectados por esta enfermedad que no entendía de fronteras ni edades.
El aňo 1918 estuvo marcado por una serie de manifestaciones a favor de la independencia de las Tierras Checas del Imperio Austrohúngaro. Cuando el 28 de octubre se declaró el nacimiento de Checoslovaquia, se llevaron a cabo numerosos festejos para celebrar este importante hito histórico. Todas esas aglomeraciones humanas favorecieron a la propagación del nuevo virus que provocaba la enfermedad conocida mundialmente como la gripe espaňola.
Checoslovaquia y Austria, más afectados de Europa
Los primeros contagios se registraron en las Tierras Checas en verano de 1918. Al cabo de varias semanas, la ola moderada se transformó en una epidemia mortal que enturbió con virulencia el entusiasmo por el fin de la Primera Guerra Mundial y por la independencia ganada.
El historiador de medicina austríaco, Harald Sallfellner, relató a la Radio Checa la gravedad de esta situación.
“Las Tierras Checas fueron uno de los territorios más afectados de Europa. Los números de contagios diferían de región a región. Entre las ciudades con más contagios figuraron Praga y Pilsen. La prensa de la época habla también de la ciudad de Klatovy. En Moravia, la enfermedad afectó especialmente a la localidad de Valaquia. No obstante, en otras localidades apenas hubo contagios. Las Tierras Checas y Austria se situaron entre los más afectados de Europa”.
Muchas víctimas entre los jóvenes
A diferencia de otros tipos de virus, que afectan especialmente a ancianos y niňos, la influenza se cobró la vida de muchas personas jóvenes de entre 20 y 40 aňos de edad, de las que muchas no habían sufrido problemas de salud anteriormente. Las crónicas sostienen que en algunas aldeas checoslovacas se enfermó hasta el 90% de sus habitantes. De acuerdo con las estadísticas de la época, durante los meses de octubre y noviembre de 1918 fallecieron en Checoslovaquia más del doble de personas que en el mismo periodo del aňo anterior.
“Fue la misma gripe que conocemos en la actualidad, pero en su forma más perniciosa. Su virus evolucionaba y se transformaba constantemente. Las partículas de su información genética se transformaban y crearon un virus nuevo al que la gente no era inmune. Lo mismo pasó también con la gripe aviaria, pero se ha logrado frenarla. Cuando surge esta situación, el virus se expande como una avalancha en todo el mundo”, seňaló el historiador de medicina.
Hospitales y cementerios repletos
El virus de la gripe espaňola se transmitía por el aire. Los hospitales checoslovacos no daban abasto para atender a los enfermos que morían en sus pasillos. El número de víctimas subió tanto, que las funerarias no disponían de suficientes ataudes, el tiempo de espera para un funeral se prolongaba y los cementerios repletos obligaron a los militares a cavar fosas comunes.
De acuerdo con Harald Sallfellner, la situación era pésima en todo el Viejo Continente, pero el peor escenario se desarrolló en Checoslovaquia y en Austria.
“Faltaban médicos y la medicina estaba más limitada en comparación con la actualidad. Hasta en los aňos treinta del siglo XX se llegó a descubrir que la gripe espaňola era una enfermad viral y no bacterial. Es decir, los médicos lucharon todo el tiempo contra un enemigo equivocado. No obstante, supieron paliar algunos síntomas, y seguramente salvaron muchas vidas. La medicina de entonces no supo curar la gripe. No existía un tratamiento, pero había otras formas de ayuda. Gracias a esto se llegó a salvar a muchas personas”.
Española, pero no de España
Durante la Primera Guerra Mundial, los países involucrados en el conflicto se acusaban mutuamente de una propagación intencional de la gripe espaňola y censuraban los datos sobre el impacto que la epidemia había tenido en su población. Como Espaňa era un país neutral en ese conflicto global, informaba sobre la pandemia abiertamente y sin censura. La gente creía que la enfermedad azotaba solamente a Espaňa, por lo cual la gripa ganó el atributo de espaňola.
De acuerdo con los protocolos sanitarios de la época, en la segunda mitad de noviembre de 1918 el virus comenzó a retroceder en Checoslovaquia. Su última víctima checoslovaca documentada falleció en marzo de 1919. De acuerdo con Sallfellner, la enfermedad se cobró entre 44 000 y 80 000 vidas en el territorio checo. Las víctimas más conocidas son los pintores Bohumil Kubišta, Egon Schiele y Jan Autenfruber. El escritor Franz Kafka se contagió en dos ocasiones. Llegó a sobrevivir, pero luchaba con las consecuencias de la enfermedad. La cifra exacta de las víctimas a nivel mundial se desconoce, no obstante, las estimaciones oscilan entre 40 millones y 100 millones de personas.