Earthing: Los beneficios de caminar descalzo que ya disfrutan unos 3000 checos
El movimiento “earthing”, o caminar descalzo, es una forma de volver a conectar con la naturaleza. La práctica cuenta ya con cerca de 3000 seguidores en la República Checa.
El “earthing” tiene como objetivo volver a conectar con la naturaleza caminando descalzos sobre diferentes superficies, estimulando así nuestros pies. Cuenta ya con unos 3000 defensores en todo el país, además de toda una red de rutas turísticas donde se puede practicar.
David Mrhač es un entusiasta de este movimiento que lo empezó a practicar hace ocho años. Camina descalzo durante todo el año, ya sea en el metro o en la calle, y anima al resto de la gente a que pruebe los numerosos beneficios de desprenderse de los zapatos.
“Es como la sensación de quitarse los zapatos después de un día caluroso de verano y andar por el césped. Es mucho más cómodo sin restricciones y las plantas de los pies se estimulan en función del terreno. Afecta a todos los sentidos. Casi todos los que caminamos descalzos opinamos que es como un masaje”.
La mayoría de los médicos coinciden en lo beneficioso que es andar descalzo en ocasiones, incluso algunos estudios afirman que puede ayudar con el insomnio, la artritis, las enfermedades cardiovasculares e incluso reducir los niveles de ansiedad.
La fisioterapeuta Iva Bílková explica que caminar descalzo activa todos los músculos de los pies y los ayuda a funcionar correctamente. Los receptores que tenemos en la piel, en los músculos y las articulaciones, llevan información al cerebro sobre el terreno sobre el que estamos pisando. Y el cerebro envía impulsos ordenando que se relajen o se contraigan. Estos receptores nos ayudan a colocar los arcos en la posición correcta y establece la tensión muscular. Todo esto puede variar en función de la superficie sobre la que caminamos y la forma de la que lo hacemos, según cuenta Bílková.
No obstante, también advierte que caminar descalzo por la ciudad puede no ser una buena idea y que es necesario encontrar el equilibrio adecuado entre los beneficios y los riesgos que puede tener.
"No recomendaría caminar descalzo por la ciudad. Me gusta la idea de quitarte los zapatos en el campo y andar por el césped, o incluso por la arena, pero en la ciudad los zapatos te protegen de las lesiones, las piedras, las agujas y los fragmentos de vidrio”.
Sin embargo, David Mrhač afirma que camina descalzo incluso en la ciudad, aunque reconoce que no puede evitar sentir diferencias cuando camina por la naturaleza y cuando lo hace en un terreno duro como las calles.
"El cemento está bien si es suave y no vas a andar por él mucho tiempo. Pero es mejor ir cambiando de terrenos. Admito que evito ciertas zonas, como la estación principal de trenes de Praga o lugares que sé que están muy sucios. Hay una gran diferencia entre la suciedad de la ciudad y la suciedad natural. Y es mucho más fácil quitar la suciedad de un camino rural que los restos de alquitrán en los pies".
Mrhač es el fundador de una asociación que promueve este estilo de vida donde ofrece consejos sobre cómo iniciarse y dónde es mejor ir. Ya ha elaborado una lista con cerca de cincuenta recorridos turísticos para caminar descalzo alrededor de todo el país que incluye tanto pueblos, como ciudades y zonas rurales.
Estos recorridos incluyen muchos de los parques de Praga, pero también jardines de infancia para los padres que deseen que sus hijos prueben esta técnica desde pequeños.
David reconoce que caminar descalzo no se consigue de la noche a la mañana. Lo primero es probar a caminar sin zapatos por casa, donde la superficie es más segura, y después pasar a algunas de las rutas recomendadas.
“Lo primero es intentar caminar descalzo en un lugar seguro para empezar a experimentar la sensación de pisar diferentes tipos de terreno. Ahí será cuando muchos se den cuenta de lo estimulante que es. Las plantas se vuelven más sensibles y los arcos de los pies funcionan mejor. Los pies empezarán a sentir más que cuando están limitados por los zapatos. Al principio puede doler un poco, pero es cuestión de acostumbrarse, no es tan peligroso como parece”.
Para aquellos que no estén preparados para dar el salto, existe una alternativa que consiste en unos zapatos especiales que simulan la sensación de andar descalzo. La suela tiene solo 6 milímetros de grosor, por lo que los pies gozan de una mayor libertad, promoviendo una mejor circulación.
Y para los que no estén dispuestos a renunciar al calzado tradicional, siempre se puede seguir los consejos de los médicos y limitarse a probar los beneficios de caminar por la naturaleza, ya sea con zapatos o sin ellos.