Jan Perner, pionero de los ferrocarriles checos

La estación de ferrocarriles Masaryk en Praga (1850)
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Decenas de miles de personas viajan diariamente por las líneas de ferrocarril trazadas y construidas en la primera mitad del siglo XIX en territorio checo por el ingeniero Jan Perner. Una multitud de pasajeros utiliza todo los días la estación de ferrocarriles Masaryk cuya ubicación en un lugar muy ventajoso en el centro de Praga fue escogida por el ingeniero Perner. Para este hombre, dotado de extraordinaria vocación técnica y fanáticamente entregado a su trabajo, los ferrocarriles eran una pasión. Con las vías férreas estuvo relacionada toda la vida de Perner y también su prematura muerte a los 30 años de edad.

Miles de praguenses esperaban en la tarde del 20 de agosto de 1845 la llegada del primer tren a la capital checa que inaguraba la línea de ferrocarril Olomouc- Praga. Hacia las cuatro y media atronó los aires un cañonazo, anunciando la llegada de la locomotora "Cechy-" Bohemia", conducida por el ingeniero Perner.

Cinco minutos después arribó a la estación de ferrocarril praguense el tren con los huéspedes oficiales. Tocaban bandas musicales, sonaban cañonazos y repicaban las campanas. Praga celebró durante tres días la llegada del primer tren. El héroe de esas memorables jornadas era el ingeniero Jan Perner.

Jan Perner nació en 1815 en la aldea de Bratcice, en Bohemia Central. Su padre que era molinero, deseaba que el hijo se encargara del molino familiar. Jan que soñaba con hazañas técnicas, rompió con el padre. Logró que el progenitor le diese ante testigos en la plazoleta del pueblo la herencia y se marchó a Praga, a estudiar en el Instituto Politécnico Checo.

Uno de sus profesores era Frantisek Antonín Gerstner que había construido el primer ferrocarril en el continente europeo que comunicaba la ciudad checa de Ceské Budejovice con la ciudad austríaca de Linz.

Concluido el curso, Perner fue contratado por su antiguo profesor para trabajar en la construcción de dos líneas de ferrocarriles en la provincia rusa de San Petersburgo. Antes de viajar a Rusia, Perner emprendió por encargo de Frantisek Antonín Gerstner un viaje de estudios de dos meses por los ferrocarriles de Europa Occidental.

En Rusia no le fue bien a Perner. Él era un hombre impulsivo y después de un incidente con un capataz, Gerstner lo despidió.

Después de su regreso a Bohemia solicitó trabajo a la dirección del llamado Ferrocarril del Norte del emperador Fernando que debía comunicar Viena con la Galitzia polaca. Una vez admitido, el joven ingeniero tuvo la oportunidad de trabajar bajo la dirección del experimentado proyectista y constructor Alois Negrelli, futuro autor del proyecto del Canal de Suez.

Perner participó en el trazado y la construcción de los tramos moravos del Ferrocarril del Norte y a sus 24 años contribuyó significativamente al establecimiento del ferrocarril de tracción a vapor en las tierras checas.

Perner ganó un gran renombre en los círculos técnicos y como experimentado constructor de vías férreas tomó parte en el trazado de líneas Olomouc- Praga y Praga- Dresde.

Jan Perner vivía sólo para el ferrocarril. Nunca llegó a casarse, aunque se le presentaba la posibilidad de contraer matrimonio con una mujer cuyo dote era de 80 mil florines de oro. El ingeniero Perner estaba siempre sobre el terreno dirigiendo miles de operarios.

Al realizar la inspección de la recién inagurada vía férrerea Olomouc- Praga, Jan Perner bajó cerca del túnel de Chocen al estribo del vagón. Al inclinarse, su cabeza chocó con un poste. El ingeniero, a pesar de gravemente herido, insistió en proseguir el viaje. Al bajar del tren en la ciudad de Pardubice se desplomó al suelo incosciente. El día siguiente, 10 de septiembre de 1845, el ingeniero Perner fallecía en la casa de sus padres a la edad de 30 años.