Ida Kelarová, la maga del canto gitano
En la República Checa se le aprecia sobre todo por ser una de las mayores propagadoras de la canción gitana. Ida Kelarová, afirma que su identificación con la canción gitana fue "un proceso a largo plazo". A esta cantante y pedagoga musical dedicamos este "Lunes musical" en Radio Praga.
Ida Kelarová es una verdadera maga de la canción gitana. Su voz baja, a la vez que fuerte, hace estremecer los corazones de los que escuchan sus canciones, y su temperamento y gran corazón son el motivo principal por el que tantas personas la quieran y respeten.
El amor por la música lo heredó de su padre, Koloman Bitto, quien fue un músico excelente. "Siendo gitano, tenía la música en la sangre y aunque no dominaba el romaní, fue formando en mí desde niña una estrecha relación hacia la canción gitana", confesó en varias ocasiones Ida Kelarová.
Su madre no compartía esa fascinación por la música gitana, quizás por no tener raíces gitanas. "Mi madre, de ojos azules, nació en Moravia, era maestra de profesión y nunca entendí cómo el matrimonio de dos personas tan distintas pudo haber durado tantos años", sostiene Ida Kelarová.
Por insistencia de su madre, a partir de sus cinco años de edad Ida Kelarová asistió a cursos de piano. Posteriormente estudió piano y violonchelo en el Conservatorio. El canto quedaba al margen de su interés, dedicándose al mismo la hermana menor de Ida, Iva Bittová, hoy en día también cantante de gran fama. Lo cierto es que cuando Ida Kelarová visitaba a los familiares gitanos de su padre, se quedaba hasta tarde escuchando las hermosas canciones gitanas que ellos entonaban.
Al terminar el Conservatorio, Ida Kelarová abandonó la música y se dedicó al teatro. Nada lograron las súplicas de su padre, quien insistía que su talento musical no debía quedar en vano. A comienzos de los años ochenta, en una gira teatral al extranjero, Ida conoció a un actor de Gales, se casó con él y se fue a vivir a Gran Bretaña. Aunque el matrimonio no fue feliz, duró trece años.
Y quizás precisamente por estar tan lejos de su Patria y no encontrar la felicidad, Ida Kelarová comenzó a buscarla en la música. Un significativo impulso fue también la noticia sobre el fallecimiento de su padre, noticia que para Ida fue como una puñalada en su corazón. Más tarde diría, que fue entonces cuando descubrió en sí un gran vacío. Le ayudó la música gitana, descubriéndola muy dentro de su corazón herido. Desde ese momento comenzó a ofrecer conciertos de música gitana. El éxito fue enorme y muchas personas le pidieron que les enseñara a cantar.
A comienzos de los años noventa, Ida Kelarová se divorció y regresó a la República Checa. Siguió propagando la canción gitana y, además, abrió una "Escuela de voz humana". Los métodos de Ida Kelarová de enseñar el canto pueden ser comparados con la musicoterapia y son muchas las personas que se inscriben en los cursos.
Ida Kelarová afirma que finalmente halló la felicidad. Se radicó en la localidad de Bystré, en la Meseta Checo Morava y se casó con un músico gitano con el que creó un grupo de música que mezcla temas gitanos con el jazz. Además de los cursos de canto, Ida Kelarová organiza todos los años talleres musicales a los que asisten ciudadanos de todo el mundo, entre ellos franceses, españoles, daneses, argentinos y mexicanos.
Al hablar de sus actividades, Ida Kelarová confiesa: "Hay veces que siento cansancio y nostalgia, y entonces se me ocurre que mi trabajo nadie lo aprecia y que sería mejor acabar con esa labor. Pero pasan unos días, descubro en mí nueva energía y entonces me doy cuenta del gran sentido que tiene el compartir con otras personas y divulgar la canción gitana".