Miles de sindicalistas bloquearon el centro de Praga

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Miles de sindicalistas llegaron el sábado a Praga para apoyar el borrador del nuevo código laboral y exigir mayores garantías sociales para los empleados.

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El proyecto del nuevo código pasó en primera lectura por el Parlamento. Sin embargo, algunos diputados de la Unión Democristiana, de la Unión de la Libertad y del opositor Partido Cívico Democrático proponen cambios sustanciales en el borrador del nuevo código laboral, argumentando que ofrece, supuestamente, demasiado poder a los sindicatos.

En la manifestación, los sindicalistas exigieron que el código laboral se apruebe en su versión original, rechazando la argumentación de los parlamentarios.

"Los políticos deberían apreciar en mayor medida a los trabajadores, porque sin nuestro esfuerzo este país no avanzaría. Los políticos deberían defender nuestros intereses".

El líder de la Asociación de Sindicatos Independientes, Bohumír Dufek, expresó su confianza en el razonamiento sano de los diputados.

Zdenek Skromach  (Foto: CTK)
"Espero que los diputados y los políticos se den cuenta de que este país necesita un código laboral que servirá, sobre todo, a los trabajadores y a los empleados. Confío en que el nuevo código laboral sea aprobado en su versión original".

Desde la mañana del sábado, en la planicie Letná, de Praga, comenzaron a reunirse centenares de autobuses de toda la República Checa.

Portando pancartas y banderas de diversas uniones sindicales, la multitud emprendió una marcha por el centro de la capital checa paralizando el transporte urbano en el centro de la ciudad. Los 25 mil sindicalistas descontentos se reunieron a mediodía en la céntrica Plaza de Palach, donde empezó el mitin.

Los líderes sindicales destacaron en el mitin la necesidad de impedir los cambios propuestos en el proyecto del código laboral. "El nuevo código laboral debe aprobarse en su versión original, tal como propuso el Gobierno", insistió el líder de la Confederación Sindical Checo-Morava, Milan Stech.

La protesta, que transcurrió sin incidente alguno, fue respaldada por altos políticos del gubernamental Partido Socialdemócrata.