Jan Jirí Grasel fue ahorcado tras cometer 205 delitos

Jan Jirí Grasel

La palabra "grázl" es en checo sinónimo de "bribón", "pícaro", "bellaco".Tiene su origen en el apellido del famoso salteador Jan Jirí Grasel que fue a principios del siglo XIX el terror de la región moravo- austríaca. Grasel participó en su primer atraco a los 16 años. A los 28 años fue condenado a la horca tras haber confesado la autoría de 205 crímenes.

Jan Jirí Grasel
Jan Jirí Grasel nació en 1790 cerca de la ciudad de Moravské Budejovice, en Moravia Sudoccidental. Su padre ejercía un oficio considerado muy bajo:tenía que enterrar los cadáveres animales y retirar de las calles del pueblo todos los desechos pestilentes y en putrefacción. El que ejecutaba esta insalubre y poco remunerada labor se llamaba en checo RAS.

"Ras" y su familia vivían marginados y la sociedad les trataba con el mismo desprecio y repugnancia como a los verdugos y a sus ayudantes. De la vida entre los desheredados había un paso a la delincuencia. El padre de Jan Jirí Grasel no fue excepción. Desde 1792 cumplía en la fortaleza de Spilberk, en la ciudad morava de Brno, la pena de diez años de cárcel por robos y asaltos. La madre del futuro legendario bandido estuvo también varias veces entre rejas por hurtos.

Cuando el padre logró escapar de la prisión empezó a dar lecciones de bribonería al pequeño Jan Jirí. Las enseñanzas paternas no cayeron en saco roto. Jan Jiri Grasel fue castigado por primera vez por un robo a los nueve años de edad.

Temiendo caer en manos de la Justicia, el padre de Jan Jirí prefirió mudarse con toda la familia a Hungría.

Jan Jirí Grasel
Grasel padre ganaba en Hungría el sustento de su familia ejerciendo su anterior oficio de desollador. Sin embargo, el propósito de ganarse la vida honestamente no le duró mucho. Tras cometer varios hurtos fue condenado en Viena a cinco años de cárcel. Y con él su hijo Jan Jirí Grasel, aunque a una pena más corta.

Cuando Jan Jirí Grasel salió de la cárcel ya no necesitaba la tutela paterna. El guapo, diestro y audaz joven robaba absolutamente todo. Su botín eran telas, prendas de vestir, ropa de cama, monedas de plata, tabaco y alimentos.

En torno al joven criminal se formó una banda. En julio de 1812 fueron sorprendidos en un pueblo austríaco por un tabernero a quien asesinaron. Once meses después fueron detenidos, pero no fue por este homicidio, sino por ser considerados desertores del Ejército. En aquel entonces se libraban en Europa las guerras napoleónicas y los desertores abundaban.

Los supuestos desertores fueron trasladados a una prisión militar en Viena de la cual Grasel logró huir. Y seguidamente conoció a la primera de sus numerosas amantes,Rozálie Eignerová, que le prestaría muchos y valiosos servicios.

Jan Jirí Grasel
Rozálie era hija de un desollador. Los individuos que se dedicaban a este oficio no tenían un gremio, pero poseían una perfecta organización clandestina al servicio del mundo del crimen. Apuntaba los objetivos a atracar, escondía las mercancías robadas y ofrecía cobijo a los criminales perseguidos por la justicia.

Jan Jirí Grasel se hizo pronto famoso por sus proezas de bandido. En su descripción que circulaba en esa época se afirmaba que hablaba con fluidez el checo y el alemán, que era extraordinariamente osado y diestro. Era hábil en romper muros y forzar puertas y todo tipo de cerraduras. Aunque no sabía leer ni escribir tenía una buena cabeza y no se olvidaba de nada.

En el año 1814 se atribuía a Jan Jirí Grasel la autoría de setenta crímenes, incluido un homicidio. Pero no fue todavía la cuenta final de sus fechorías. Cuando una mujer de sesenta y seis años se negó a confesar dónde había escondido el dinero, la golpeó hasta la muerte.

Después de perpetrar tantos crímenes, Grasel dejó de sentirse seguro en Moravia y entonces cometió un error fatal. En Praga se alistó al Ejército incorporándose a un regimiento de artillería bajo el nombre falso de Franz Eigner.

Sin embargo, la disciplina militar no se hizo para el criminal y aventurero Jan Jirí Grasel que después de unos pocos meses desertaría del cuartel. Tras un breve reposo el bandido retomó sus actividades criminales.

Pero los tiempos ya eran otros. La persecución a su banda criminal se hizo más intensa en 1815. En Viena deliberaba el congreso de paz y las autoridades no podían permitir que los bandidos actuasen literalmente delante de sus narices.

A mediados de noviembre de 1815 todos los periódicos publicaban el anuncio de que las autoridades pagarían una recompensa de cuatro mil florines a quien capturase a Jan Jirí Grasel. Era una suma muy respetable.

La policía movilizó también a sus espías. Uno de ellos, el judío pobre y vagabundo David Mayer presentó a las autoridades un plan sencillo, pero genial. La amante de Grasel, Teresa Hambergerová, estaba cumpliendo una pena en la cárcel. No sería un problema introducir en la celda a una antigua querida de Jan Jirí Grasel, en aquel entonces colaboradora de la policía.

El plan preveía que las dos mujeres se harían amigas y David Mayer les ayudaría a huir de la cárcel. Después bastaría enviar un recado a Grasel para que fuese a buscar a su amante Teresa y en el lugar del encuentro en vez de la amante esperaría al criminal la policía.

El plan del chivato Mayer resultó. Cuando Grasel viajaba con él al supuesto encuentro con su amante Teresa, fue capturado y en una jaula especial trasladado a Viena. Mayer recibió la prometida recompensa de cuatro mil florines.

Sucesivamente fueron detenidos 66 cómplices de Jan Jirí Grasel. La investigación duró un año y el bandido acabó por ser acusado de 205 crímenes y condenado a la horca.

La ejecución de Jan Jirí Grasel tuvo lugar el sábado 31 de enero de 1818. 60 mil vieneses asistieron a los momentos en que el célebre criminal subió al patíbulo. Dos de sus cómplices, condenados también a la pena capital, llegaron al pie de la horca muertos de miedo. Jan Jirí Grasel se limitó a comentar tranquilamente:"!Jesús, qué cantidad de gente!"

Con el tiempo se formó en torno al audaz bandido una romántica leyenda sobre un bandolero que tomaba a los ricos para repartir entre los pobres. Es una leyenda falsa. Jan Jirí Grasel fue un criminal y sus víctimas fueron tanto comerciantes y sacerdotes como viudas solitarias y campesinos pobres. Aunque reconocemos, eso sí, que fue empujado al camino del crimen por pertenecer a los marginados y desheredados de su época.

Todos los imagenes usados proceden de la página webwww.graselovy-stezky.cz, foto: Petr Svestka

palabra clave:
audio