Atentado contra el verdugo del pueblo checo, Reinhard Heydrich
Cuando el obergruppenführer de las SS y general de la policía nazi, Reinhard Heydrich, llegó en septiembre de 1941 al Protectorado de Bohemia y Moravia, tenía claro qué haría con el pueblo checo:un tercio de los checos sería germanizado, otro tercio deportado al Este y el resto conducido al paredón. El 27 de mayo de 1942 dos paracaidistas de las Fuerzas Armadas checoslovacas que se formaron en el extranjero, Jozef Gabcík y Jan Kubis, atentaron en Praga contra Heydrich, considerado como el verdugo del pueblo checo. El atentado al máximo representante del Tercer Reich en la Bohemia y Moravia ocupadas por Hitler dejó huellas imborrables en la historia de la resistencia antifascista europea durante la Segunda Guerra Mundial.
En la noche del 28 al 29 de diciembre de 1941, el bombardero Halifax de las Fuerzas Aéreas británicas llegó sobre el territorio del Protectorado de Bohemia y Moravia. Del avión saltaron en dos lugares diferentes los paracaidistas checoslovacos, integrantes de los operativos Anthropoid y Silver A y Silver B que se habían entrenado en Inglaterra. El transporte de los paracaidistas era una operación muy arriesgada porque el avión británico podía ser derribado en cualquier momento por las fuerzas antiaéreas nazis.
Ya en la reunión de los oficiales que preparaban la operación Anthropoid, el coronel Frantisek Moravec, jefe del servicio de inteligencia checoslovaco en el extranjero, dijo en octubre de 1941 en Inglaterra a Jozef Gabcík:
"En Praga hay dos personas que representan el exterminio. Es el líder sudetoalemán, Karl Hermann Frank, y el recién llegado Heydrich. Es necesario que uno de ellos pague por ello".
El desembarco de los integrantes del grupo Anthropoid, los paracaidistas Jozef Gabcík y Jan Kubis, se realizó por un error en la navegación cerca del pueblo de Nehvizdy, a unos 20 kilómetros al este de Praga. Recordamos que fue en pleno invierno, en la noche del 28 al 29 de diciembre de 1941.Cuando amaneció, los paracaidistas se dieron cuenta de que se hallaban al este de Praga en vez de estar al oeste de la capital checa, en la comarca de Pilsen, donde debían contactar con la red clandestina de la resistencia antinazi.
Vestidos de paisano tomaron un tren y viajaron a Pilsen. Estaban provistos de documentos de identidad falsos de muy buena calidad. Prácticamente todas las personas que les prestaron ayuda desde aquel momento pagarían por ello con sus vidas. Los nazis ejecutarían también a sus familiares. Por ejemplo, el inspector de la policía judicial, Václav Král, destacado miembro de la resistencia antinazi en la ciudad de Pilsen, ayudó al grupo Anthropoid desde el principio. Sería ejecutado el 24 de octubre de 1942 en Mauthausen con toda su familia, junto a 252 personas condenadas por ayudar a los paracaidistas checoslovacos.
Sin temor a las sangrientas represalias que vendrían, la red clandestina antinazi estrechaba el cerco en torno al máximo representante del Tercer Reich en el Protectorado de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich.Heydrich, un hombre capaz de todo y maestro de las intrigas. El historiador estadounidense, John Gunther, ya en 1934 escribió sobre ese destacado militante de las SS:
"Suele decirse que Himmler sirve apenas como mampara de ese hombre, mucho más brutal y peligroso".
Heydrich despreciaba por motivos raciales las vidas de los judíos y de los eslavos. Él propuso el holocausto y en el palacio a orillas del lago Wannsee, en Berlín, dirigió la conferencia en la que presentó el monstruoso plan conducente al exterminio de seis millones de judíos.
Al asumir el cargo de máximo representante del Tercer Reich en el Protectorado de Bohemia y Moravia, Heydrich decretó la ley marcial con el fin de aplastar definitivamente la resistencia antinazi.Y efectivamente, logró asestar duros golpes a las organizaciones clandestinas. Durante la vigencia de la ley marcial fueron ejecutados 500 patriotas checos.
El 16 de mayo de 1942 Heydrich envía a Berlín un informe sobre la situación en el Protectorado de Bohemia y Moravia. Enfatiza que la población checa parece en cierto sentido aún más obstinada en su rechazo al Tercer Reich. Propone asestar un golpe ejemplar para dejar claro que el Reich tiene fuerzas para imponer el orden. No sospecha en ese momento que el pretexto para desencadenar una nueva ola de terror será el atentado a él mismo.
26 de mayo de 1942. Sala de conciertos del palacio de Wallenstein en Praga. Reinhard Heydrich con su esposa y otros representantes del poder nazi en la capital checa disfrutan de la música que simboliza la esencia de la superior raza germánica. Es la última vez que Heydrich aparece en público.
Miércoles 27 de mayo de 1942, 10 horas 35 minutos, barrio de Kobylisy, en Praga. El Mercedes descapotable en el que viaja Reinhard Heydrich tiene que disminuir la velocidad en una peligrosa curva. De repente se acerca un peatón, tira al suelo el gabán debajo del cual oculta una metralleta. Apunta a los ocupantes del Mercedes. El arma falla, no sale un solo disparo. El paracaidista Jozef Gabcík arroja la metralleta al suelo.Seguidamente se oye una ensordecedora explosión. Después de haber fallado la metralleta Sten- gun de Gabcík, el paracaidista Jan Kubis lanza al automóvil de Heydrich una bomba de explosivo plástico. La detonación destroza el coche y Heydrich resulta herido por las esquirlas. Es ingresado en el hospital de Bulovka, en Praga, donde fallece el 4 de junio de 1942.
Después del atentado a Heydrich, el jefe de las unidades SS, Heinrich Himmler envía desde Berlín a Praga a Karl Hermann Frank un despacho en que ordena tomar como rehenes a 10 mil checos, sobre todo de la clase intelectual,y fusilar inmediatamente a cien de ellos. Durante los primeros cinco días después del atentado los nazis dictan 539 sentencias de muerte.
El terror pretende atemorizar a la opinión pública checa. Los nazis exigen manifestaciones públicas de lealtad. En un esfuerzo por aplacar la furia de los nazis, el presidente del Protectorado de Bohemia y Moravia, Emil Hácha, echa la culpa del atentado al presidente checoslovaco en el exilio, Eduard Benes. En un discurso radiofónico lo llama "enemigo número 1 del pueblo checo".
Con el atentado a Heydrich los checos manifestaron la firme voluntad de luchar contra los ocupantes nazis. Pagarían por este acto con miles de vidas y con la completa destrucción de la aldea checa de Lidice. Se lo contaremos en los siguientes capítulos de la serie de Radio Praga dedicada al atentado a Reinhard Heydrich.