Muerte de Ingmar Bergman también enluta al cine checo
Consternación ha causado en el medio cinematográfico checo la muerte del realizador sueco Ingmar Bergman, ocurrida el pasado lunes en la isla de Faro, en el mar Báltico, donde vivía retirado.
Bergman, que había cumplido hace poco 89 años, perdió la partida el pasado lunes y su muerte, no por esperada, resulta menos dolorosa. Y también ha repercutido en la República Checa.
Vera Chytilová, Jiri Menzel y Milos Forman son algunos de los cineastas de la nueva ola checa de los años 60, cuya obra estuvo influenciada por la figura del autor de Fanny y Alexander.
Filmes como El Séptimo Sello, Fresas Salvajes y Un Verano con Mónica inspiraron a la cinematografía local, que estaba en ebullición en esos años.
Menzel, director de Trenes Rigurosamente Vigilados y Yo que he Servido al Rey de Inglaterra, ambas basadas en textos de Bohumil Hrabal, declaró en la televisión pública checa que Bergman fue siempre un modelo para los miembros de su generación.
"Bergman fue un modelo, una figura que inspiró a la gente de nuestra generación. En los años sesenta, cuando en la marquesina de un teatro veíamos escrito el nombre Bergman, íbamos de inmediato a ver la película, porque su nombre siempre fue sinónimo de calidad, de arte en estado puro. Pero siempre que veíamos sus películas salíamos muy deprimidos del cine. Se nota que sus obras estaban hechas desde el dolor y que esa pena era su inspiración. Además, se interesaba en el alma humana, lo que ya no se ve en el cine de hoy", declaró Jiri Menzel.El director de El Manantial de la Doncella fue, indiscutidamente, una de las cumbres del cine y la cultura mundiales de la segunda mitad del siglo pasado. Su muerte ha calado hondo en todos los rincones del planeta.
Woody Allen, por ejemplo, un conocido admirador de Bergman, afirmó: "Era mi amigo y su muerte me entristece mucho. Creo, sin exagerar, que ha sido el mayor genio del cine que he conocido".