París 1919: una conferencia de paz en que se gestó la futura guerra

En esta edición les contaremos de la conferencia de paz que se celebró en París en enero de 1919. Falló en su propósito de dar un ordenamiento pacífico a Europa después del cataclismo de la Primera Gran Guerra. En vez de conseguir una paz duradera gestó las condiciones para una futura conflagración mundial.

Primera Guerra Mundial
?Cuánto tiempo duró la Primera Guerra Mundial? La respuesta tradicional es que las hostilidades duraron cuatro años y cuatro meses, desde el verano de 1914 hasta el otoño de 1918.

Algunos historiadores sostienen, sin embargo, que la contienda mundial duró, de hecho, treinta años y terminó definitivamente en 1945, con la derrota de la Alemania nazi. Opinan que el período entre el fin de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda fue apenas una tregua.

La conferencia de paz que se reunió en 1919 en París,no logró la reconciliación entre las potencias victoriosas-Francia, Gran Bretaña y EE UU-, y la derrotada Alemania. Ésta ni siquiera fue invitada a tomar parte en las deliberaciones. Los aliados victoriosos estaban determinados a dictarle sus condiciones de paz.

Bajo la égide de Francia comenzó a formarse un frente antialemán al que se incorporó también la joven República Checoslovaca.

La Gran Troika,o sea el presidente de EE UU Woodrow Wilson, el primer ministro británico Lloyd George y su homólogo francés Georges Clemenceau, arribaron a París con objetivos dispares.

Según Wilson, Alemania debía ser castigada por su culpa en el desencadenamiento de la conflagración pero el político estadounidense proponía un castigo suave.

Wilson quería prevenir las futuras guerras a través de la seguridad colectiva cuyo garante sería la Sociedad de Naciones, organización a ser creada por los Estados democráticos mundiales.

El primer ministro galo, Georges Clemenceau, rechazó la idea de una paz benévola con Alemania porque Francia sufrió en la conflagración enormes pérdidas. Imponiendo duras condiciones de paz, el primer ministro francés quiso continuar las hostilidades contra Alemania por otros medios. El objetivo de los franceses era humillar a los alemanes derrotados.

Georges Clemenceau  (Foto: CTK)
El primer ministro británico, Lloyd George, no era tan radical como su colega galo. El territorio británico no fue prácticamente afectado por los combates. De ahí que la postura de Reino Unido fuese más conciliatoria con Alemania.

Según el destacado periodista de la Primera República Checoslovaca, Ferdinand Peroutka, en la conferencia de paz sonó más alto la voz de Francia. Todo estaba supeditado a la preocupación francesa de garantizarse la seguridad ante la revancha alemana.

”Todos reconocían esta necesidad. Esto otorgaba a Francia una posición casi decisiva”, comentó Peroutka, añadiendo:

”En tales circunstancias era extraordinariamente importante para Checoslovaquia si sus exigencias estaban en conformidad con el plan de la seguridad francesa. Lo eran. Hasta podían considerarse su parte”.

Lloyd George
Francia apoyaba Checoslovaquia porque estaba interesada en crear alrededor de Alemania un cordón de pequeños Estados aliados. La prensa gala llegó a escribir:”!Remodelemos Europa Central de acuerdo con los intereses franceses”!

Checoslovaquia era uno de los Estados surgidos en otoño de 1918 sobre los escombros del imperio austro-húngaro. Lo más importante para el joven país era que la conferencia de paz fijase sus fronteras.

El ministro checoslovaco de RR EE, Edvard Beneš, pidió que el ordenamiento posbélico de Europa Central respetara las fronteras históricas de las tierras checas.

El problema consistía en que dentro de las fronteras históricas del antiguo Reino de Bohemia vivían dos naciones:checos y alemanes.

Los políticos checos y eslovacos proclamaron en 1918 la independencia de Checoslovaquia apelando al derecho de las naciones a la autodeterminación, principio defendido por el presidente estadounidense Wilson.

Edvard Beneš
Se acogieron al mismo derecho también los sudetoalemanes residentes en el territorio checo y en octubre de 1918 proclamaron cuatro regiones independientes. No querían formar parte del nuevo Estado Checoslovaco. El gobierno de Praga tuvo que enviar tropas a las rebeldes regiones sudetoalemanas para incorporarlas en diciembre de 1918 a Checoslovaquia.

Los alemanes residentes dentro de las fronteras históricas checas, incluidos los socialdemócratas, deseaban en 1918 la unificación en un solo Estado de todos los territorios habitados por germanos en Europa Central. Este proyecto lo realizaría a finales de los treinta Adolf Hitler.

En la conferencia de paz de 1919 las potencias victoriosas no admitieron las pretensiones de los sudetoalemanes. Ni siquiera les garantizaron un estatuto autonómico. El hecho de no haber sido resuelto el problema sudetoalemán facilitó a Hitler desmembrar en 1938 Checoslovaquia.

No deja de ser curioso que el negociador checoslovaco en la conferencia de paz, Edvard Beneš, estaba dispuesto a ceder a Alemania la región sudetoalemana de Cheb, en el extremo occidental de Bohemia. Pero Francia, en aquel entonces la decisiva potencia continental, se opuso contundentemente porque no deseaba que su rival Alemania ganase cualquier nuevo territorio.

 Soldados checos durante la Primera Guerra Mundial en Francia
Francia influyó de manera decisiva también en el trazado de la frontera sur de Eslovaquia, parte oriental de la República Checoslovaca, allí donde ésta lindaba con Hungría.

El Estado Mayor francés instó por motivos estratégicos que la frontera se situase en los ríos Danubio e Ipel, penetrando en el territorio húngaro. Los políticos checoslovacos la habían situado en su borrador mucho más al norte, respetando la divisoria lingüística entre eslovacos y húngaros.

El trazado de la frontera, impuesto por Francia, causaría en el futuro muchos quebraderos de cabeza a los políticos checoslovacos. Aún hoy en día grupos nacionalistas venidos de Hungría hacen marchas en poblaciones del sur de Eslovaquia, reivindicándolas como suyas.

El ordenamiento de Europa Central, en cuyo garante se erigió Francia en 1919 en la conferencia de París, cayó por tierra en 1938, año en que Hitler anexó Austria y desmembró Checoslovaquia.

Europa estaba de nuevo a las puertas de una nueva guerra cuyas causas se remontan al tratado de paz que la conferencia de París impuso en 1919 a la Alemania derrotada.

El tratado firmado en el palacio de Versalles fue humillante para los alemanes. Los países victoriosos les echaron toda la culpa por el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial para justificar de alguna manera la imposición de abultadas reparaciones.

Adolf Hitler
Alemania, humillada por la Entente, se sumergió en un caos social y económico. En el país se disparó una vertiginosa espiral inflacionista. En noviembre de 1923 la moneda alemana cotizaba a 4,3 billones de marcos por dólar.

En medio de la crisis empezaron a medrar organizaciones extremistas, entre ellas el partido nazi, liderado por Adolf Hitler. Éste se empeñaba en convencer a su público que rompiendo el Tratado de Versalles los nazis devolverían a Alemania su antiguo esplendor. Los territorios perdidos serían recuperados y volvería a edificarse una poderosa economía y un potente ejército.

Los alemanes empezaron a ver en Hitler una alternativa posible. En 1929 estalló la crisis económica mundial. Los problemas económicos y el odio al Tratado de Versalles llevaron a Hitler al poder en 1933.

El expansionismo nazi desencadenó en 1939 la Segunda Guerra Mundial. A Europa le tocó pagar la factura por los errores cometidos por sus políticos en los veinte años precedentes.

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