"Una escuela en tus manos" unirá dos mundos
Desde hace seis años Cáritas Diocesana de Pilsen desarrolla en Bolivia y Paraguay el proyecto Padrinazgo sin Fronteras. A partir de este año la organización humanitaria, que se encarga dentro de Cáritas de la República Checa de toda la región de Latinoamérica, quiere enfocar su atención también en Perú.
En agosto de 2007 un terrible terremoto azotó las regiones peruanas de Pisco e Ica. Cáritas de la República Checa, y especialmente la ciudad de Pilsen, hicieron una donación bastante importante para la reconstrucción de viviendas y de un colegio en esas comunidades, cuenta Pablo Chacón, jefe del departamento de cooperación al desarrollo de Cáritas Diocesana de Pilsen.
“A partir de este momento empezamos a interesarnos por la situación de la ayuda en Perú y ahora precisamente voy a ir para allá para empezar, entre otras cosas, a colaborar con otros proyectos en ese país. Empezaremos en un principio en Iquitos, en la selva, y luego también en lo que es la sierra, en la zona de Pisco e Ica, que es donde trabajamos anteriormente a partir del terremoto”.
El nuevo proyecto de desarrollo que Pablo Chacón desea promocionar durante su próximo viaje a América Latina se llama “Una escuela en tus manos”. Consiste en que una escuela secundaria checa o un grupo de escuelas decide apoyar un centro de educación en Perú, Bolivia o Paraguay. Los alumnos checos contribuyen para la construcción de un aula, una pista de deportes u otras infraestructuras. O pueden comprar material escolar en caso de contar con un presupuesto más reducido. ¿Y de qué manera la escuela checa organiza la ayuda?
“Haciendo como su pequeña campaña que influirá no solamente en los padres de esa propia escuela, sino también en el barrio. Esto por supuesto sería en colaboración con Cáritas de la República Checa. La idea no es solamente el hecho de que se apoye económicamente el desarrollo de esa escuela sino también que esa escuela boliviana, paraguaya o peruana, sienta unos lazos determinados con un país tan lejano como puede ser la República Checa. Para esto lo que se pretende también es un cierto contacto ya sea por medio de carteos, por medio de fotografías, por medio incluso en un futuro si este proyecto y estos contactos llegan a mantenerse por medio de viajes entre profesores o estudiantes que irían a visitar esta escuela en Bolivia, Paraguay o Perú”.
Existe interés por este tipo de actividades, afirma Pablo Chacón y explica que el objetivo fundamental es que los propios estudiantes checos se sientan partícipes de un proyecto social.
“Una de las cosas que son muy importantes según Cáritas es el tema de la educación en valores, es decir que la gente no solamente sepan estudiar, que sean inteligentes, que tengan grandes ambiciones en la vida, sino que además aprendan a ser solidarios con el otro mundo. Y otro mundo es no solamente lo que tenemos en nuestras fronteras o aquí en Europa, sino que hay un mundo que por desgracia es la gran mayoría del mundo, que tiene grandes necesidades, no solamente de dinero, sino necesidades de conocimiento, de no sentirse solos. Y yo creo que es un sentimiento que hay que saber darlo a entender también en las escuelas”.
Independientemente de la nueva iniciativa, Cáritas Diocesana de Pilsen proseguirá el proyecto de Padrinazgo sin fronteras, que realiza en las zonas rurales del departamento del Beni, en Bolivia, y en los barrios marginales de la capital de Paraguay, Asunción. Cada padrino checo desembolsa anualmente una suma equivalente a 237 euros para pagarle a su ahijado en Latinoamérica útiles escolares, uniformes y la asistencia médica, precisa Pablo Chacón.
“Pasa algo muy curioso y es que para la mentalidad checa el proyecto de apadrinamiento es un proyecto muy palpable porque la gente sabe perfectamente a quién va su dinero. Entonces, esto es una cuestión de confianza que es muy importante para los donantes. Es decir saber a quién va el dinero que yo estoy donando. Es un proyecto que funciona muy bien en general en la República Checa, de hecho se dice que la República Checa es uno de los países que más niños apoya de esta forma, o sea quizá no apoyan proyectos de gran envergadura, pero éste sí. Entonces para nosotros es muy importante aunque evidentemente es insuficiente. Para ponerte un ejemplo tenemos internados en Bolivia en el Beni donde a lo mejor hay 300 niños, pero de esos 300 niños solamente tenemos apadrinados diez. Para nosotros realmente es un pequeño dolor porque siempre nos queda la idea de ¿qué es lo justo, quién es el que debe ser apoyado dentro de todos estos niños?”.
Actualmente, los padrinos checos apoyan los estudios de 200 niños bolivianos y 60 pequeños paraguayos.
Unos mil niños necesitados aparecen en las fichas de la Pastoral Social Arquidiocesana de Asunción, que es la contraparte de Cáritas Checa en el proyecto Padrinazgo sin Fronteras en Paraguay. Ricardo González Ozorio explica que se trata de niños cuyos padres han emigrado a la ciudad por el problema de la pobreza que hay en el campo.
“Vienen acá y no encuentran la solución a su problema económico. Porque en Paraguay lastimosamente uno de los principales problemas es la falta de trabajo. La falta de trabajo por falta de educación también. O sea que hay un problema estructural muy grave en Paraguay. No hay una buena capacitación, no hay una buena educación, no somos competitivos y hay poco trabajo. Entonces, hay mucha pobreza y hay muchos niños que no van a la escuela porque no tienen los recursos. Acá por la ley la educación escolar básica es obligatoria y gratuita. Eso dice la ley. Pero en la práctica no es así. En la práctica el padre tiene que comprar cuadernos, tiene que pagar una cuota, tiene que comprar uniforme. Son costos que muchos padres no pueden afrontar”.
Ricardo González Ozorio cuenta que cada ahijado checo es acompañado en los estudios por un tutor que vive en su barrio. El tutor entrega al chico los recursos enviados de la República Checa a medida en que vaya necesitando y luego rinde las cuentas de los gastos a la Pastoral Social.
“Un tutor significa que es la persona que le hace un seguimiento al rendimiento académico del chico. Es el tutor el que sabe qué le está faltando al chico, para que se le pueda asistir en su tiempo y forma. Y es el tutor también que recibe las cartas que escriben los ahijados para mandar a sus padrinos a la República Checa. O sea para nosotros estos tutores que son miembros de la Pastoral Social en las parroquias tienen un trabajo muy importante porque son los que están de cerca con el chico. Son personas voluntarias nuestras de la Pastoral Social. Otra cosa muy importante también que hay que mencionar es la felicidad que tienen estos niños de recibir la carta de sus padrinos. Eso es algo muy importante para ellos”.
Y cuando no llega la respuesta los niños se ponen tristes y preguntan ¿por qué no me escribe mi padrino si yo escribo?, agrega Gloria Yegros, una de las coordinadoras del proyecto Padrinazgo sin Fronteras.
“Pedimos tres cartas al año. Una por Pascua, otra después de las vacaciones de junio, julio, y otra por Navidad, por fin de año. Pero cuesta realmente porque esas tutoras, toditas son mujeres, tienen que dejar sus casas, sus hijos, e ir hasta la casa del niño, los padres no le acompañan a ese niño a veces también por ignorancia, no valoran un poquito lo que están recibiendo, a veces las mamás son exigentes. Entonces, esa señora tiene que ir hasta la casa, pedir que el niño escriba su carta, no escribió, tiene que volver a ir y es un ir y venir y a veces también se cansan ellas. Dicen este año ya no voy a acompañar más pero les convencemos otra vez”.
Gloria Yegros explica que hay padres que demuestran poca colaboración porque no le dan mucha importancia a la educación y preferirían que su hijo en vez de ir a la escuela esté trabajando para producir algún ingreso para la familia. A pesar de estos obstáculos, el Padrinazgo sin Fronteras continúa y da sus frutos. El proyecto con Cáritas Checa ya ha motivado a personas en el propio Paraguay para que se interesen en colaborar con los chicos marginados y los apoyen en sus estudios superiores.
Foto: www.charita.cz