Monumento honra a los héroes de la Operación Antropoide tras 67 años
Los paracaidistas de la resistencia Jan Kubiš y Jozef Gabčík, que llevaron a cabo la Operación Antropoide durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, son recordados desde este miércoles con una gran columna en Praga. Los partisanos acabaron con la vida de Reinhard Heydrich, Protector de Bohemia y Moravia. Ellos mismos terminaron por suicidarse en la iglesia de los santos Cirilo y Metodio de Praga donde se refugiaron ante la persecución de los nazis.
En la carretera que sale de Praga hacia Teplice, otro 27 de mayo, a las 10:37 de la mañana, coincidiendo con el momento del atentado y en el mismo lugar, se descubrían tres figuras de bronce dispuestas a saltar desde una columna de nueve metros.
La concepción del monumento ha corrido a cargo de un grupo de cuatro jóvenes artistas. Uno de ellos, Jiří Gulbis, explica el diseño.
“Por este lugar pasan una gran cantidad de autos, así que hemos levantado una columna alta, en la que hay tres figuras que están iluminadas por la noche. Son como una linterna, un punto de referencia cuando se entra o se sale de la ciudad”.
Winston Churchill quería desestabilizar el poder nazi en Europa Central y trazó un plan para liquidar a Reinhard Heydrich, uno de los mandos nazis más influyentes e ideólogo de la solución final. A sus 38 años, era incluso considerado por Hitler como su sucesor.
Kubiš y Gabčík fueron lanzados en paracaídas en diciembre de 1941 junto a otras tropas inglesas. Estudiaron los hábitos de Heydrich y el 27 de mayo siguiente fue la fecha elegida para la consecución del plan. El ministro de Defensa, Martin Barták, valoró la importancia de su acción durante el acto de inauguración.“Es importante que lo conozcan nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, para que nunca se olviden de que estos héroes, al realizar esta hazaña, alentaron el futuro del país”.
La Operación Antropoide fue la única que consiguió acabar con la vida de un importante líder nazi.
Muchas de las 293 personas que ayudaron a Kubiš y Gabčík acabaron sus días en el campo de concentración de Mauthausen. Pero la peor de las represalias de Hitler contra el pueblo checo la sufrieron las localidades de Lidice y Ležáky, que desaparecieron físicamente, y la mayoría de sus habitantes, incluyendo niños, murieron asesinados.