Juan Palomar, un profesor seducido por Praga
Hace diez años que Juan Palomar llegó a Praga por primera vez, y desde ese momento este profesor de matemáticas sintió que tenía que volver. Y así fue, regresó para trabajar durante un año en el Instituto de secundaria Budějovická, en su sección bilingüe de español-checo. Ahora desea volver a ejercer como maestro en Chequia, lugar donde se encuentra como en casa.
Nos contó como comenzó su atracción por la República Checa. “Hubo una primera venida. Vine con los amigos, pues de turismo hace 10 años y claro uno ve aquí la ciudad tan bonita, que tiene que volver. Y ya vine, pues siete años después para trabajar. Conseguí un trabajo en el Centro de Educación de Secundaria Budějovická y estuve todo un año trabajando aquí. Y ahora esta ciudad como me atrapa, pues vuelvo pero vuelvo más bien para ver a la gente. Quiero ver a todos los amigos que he recogido este año,” comentó el madrileño.
Para Juan la estancia en la República Checa fue más que gratificante desde que llegó al instituto bilingüe. En él encontró toda la colaboración de sus compañeros; y además el centro tenía una ventaja, no era necesario tener grandes conocimientos del idioma del país.
“En la sección, ellos hablan español y claro su idioma es tan difícil que ellos saben el español perfectamente. El checo, yo voy aprendiendo palabritas, yo intento aprender pero todavía no soy capaz de mantener ninguna conversación. Es muy difícil, la fonética es complicadísima. Lo bueno era que para dar clases no hacía falta saber checo,” afirma Juan sobre su trabajo.
De su trayectoria como profesor en Kansas, Madrid y Praga, Juan concluye que EE.UU. fue el lugar más complicado. Donde vivió momentos de mucha satisfacción y otros en los que deseaba irse inmediatamente. “EE.UU. fue una experiencia muy muy dura, son unos años que aprendes mucho y se parece mucho a estas películas que hacen con esos alumnos tan rebeldes,” explica.
Pero Juan no tiene duda a la hora de escoger el lugar que más le cautivó, la capital checa, donde más agradable se le hizo desarrollar su trabajo. “Pero bueno aquí mucho mejor, más amistoso todo, con la gente ya fenomenal, los alumnos eran muchísimo más tranquilos, estudiaban más, era mucho, mucho mejor,” comenta sobre los estudiantes checos.
De su estancia en la República Checa, recuerda algunas anécdotas que quedarán en su álbum de recuerdos. Como cuando recién llegado descubrió el uso del botón del autobús. “Cuando le dí por ejemplo al botón del autobús. Yo creía que era para parar, en España se hace, oye que esta es mi parada pero no... Se me enfado mucho el conductor, me decía no sé que palabras en checo muy malsonantes. Y resulta que le había dado a un botón para parar el autobús en caso de emergencia,” afirma entre risas.
También permanecerá en su memoria una excursión que realizó a Mělník, y que le sirvió para unirse aún más con el pueblo checo. “Fuimos con mi amigo Luís para ver un poco la ciudad, y nos encontramos ahí unos moteros con sus Harleys, sus barbas y sus tatuajes, sus pintas así. Nos preguntaron de donde éramos, pues de España. ¿Y tocáis la guitarra, no? Españoles. Y nada el hombre pues cogió la moto y se vino con una guitarra y ahí estuvimos cantando y montándola bien.”
Su próximo destino será China, pero sólo por vacaciones, ya que donde desea instalarse por un tiempo y seguir ejerciendo como profesor es en la República Checa.