Alumnos checos compiten en la Formula Student con su propio monoplaza
Por primera vez, un equipo checo participó en la Formula Student alemana, una competición para futuros ingenieros en la que corren con el monoplaza que ellos mismos han construido. La Universidad Técnica Checa (ČVUT) de Praga midió su vehículo con el de decenas de otras universidades de todo el mundo.
Durante tres días de agosto, cada año llegan al mítico circuito alemán de Hockenheim los autos de cientos de jóvenes ingenieros para competir entre sí. O mejor dicho, de futuros ingenieros, ya que ninguno ha acabado sus estudios. Pero el campeonato Formula Student, les permite hacer realidad proyectos que de otra manera no ocuparían más espacio que el de una memoria extraíble de ordenador y que su éxito o fracaso dependería de la oratoria del alumno ante un tribunal. Los estudiantes, trabajando en equipo, viven la experiencia de diseñar y desarrollar un monoplaza de competición y ponerlo en pista en condiciones reales de competición.
El director del proyecto, Radek Tichánek, profesor de la Facultad de Mecánica de la Universidad Técnica Checa en Praga, valora lo que supone la experiencia para sus alumnos.
“A los muchachos esto les aporta mucho, sin duda, porque no es algo que se quede en pura teoría o en ideas. Se diseñan las piezas, se fabrican en el taller, se montan y después se pone todo a prueba”.
El coste total del proyecto ha superado los 45.000 euros, y los alumnos también han tenido que vivir la no menos real experiencia de buscar patrocinadores para financiarlo.
El equipo consiguió incluso la inestimable colaboración de Jarek Janiš, uno de los dos checos que han conducido un Fórmula 1. Janiš que fue piloto probador de los equipos Prost y Jordan a principios de la década, ayudaba a los estudiantes a entender el comportamiento del coche con instrucciones como estas.
“Más o menos tiene buena estabilidad en las curvas, pero en las frenadas, es un poco impredecible. Casi siempre va bien, pero a veces no, hay algo que arreglar ahí. Y luego está la caja de cambios que de vez en cuando te deja tirado”.
La corta pista de aterrizaje del aeródromo de la localidad de Český Brod fue el lugar que sirvió de circuito de pruebas para probar y desarrollar el auto. Uno de los estudiantes, Daniel Voborník, fue el elegido para pilotar el monoplaza y sobre quien cayó toda la responsabilidad del equipo en Hockeheim. Otro reto, al que difícilmente llega a enfrentarse cualquier estudiante de ingeniería. Voborník reconoce que no es tarea sencilla la de llevar un coche al máximo de sus posibilidades.
“Después de probar el coche en la pista del aeropuerto, tengo que decir que estaba un poco decepcionado… no me lo esperaba así. Pero creo que luego me acostumbré bien, que aprendí a llevarlo bastante rápido”.
El monoplaza de la Universidad Técnica Checa de Praga recorría, partiendo de cero, cien metros en menos de cinco segundos. Pero la Formula Student no es una competición como las habituales de monoplazas. En ella se valora no solo los tiempos o el resultado final, sino parámetros como la estética del diseño, prestaciones, consumo de carburante, fiabilidad e incluso el coste del proyecto, la financiación y un hipotético plan de ventas.
La posición 59 en la clasificación final, de 78 equipos participantes, quizá dejara algo decepcionado a más de uno. Pero lo que es seguro es que difícilmente podrán olvidar la experiencia de haber sido un equipo constructor de un coche de carreras.