Se acerca el fin de la bombilla tradicional
Las bombillas tradicionales tienen los días contados en la República Checa. A partir de septiembre entra en vigor una norma comunitaria que obliga a los consumidores de la UE a sustituir cierto tipo de bombillas por otras más ecológicas.
Las bombillas de cristal opaco y las que consumen más de 80 vatios desaparecerán del mercado europeo a partir del 1 de septiembre para ser reemplazadas por otras de bajo consumo. En los próximos años serán retirados progresivamente otros tipos de bombillas convencionales hasta su prohibición absoluta en 2012.
Radio Praga salió a la calle para conocer la opinión de algunos checos sobre esta nueva norma europea. Ésta es la respuesta de uno de ellos, Eduard Bílý.
“Detesto cualquier tipo de prohibiciones. Esto no es democracia. Además no creo que tenga mucho efecto positivo sobre el medio ambiente”, dijo Bílý.
Por su parte, Šimon Karamazin, aprecia la nueva normativa, siempre que no se abuse de ella.
“Yo creo que es bueno siempre que no llegue a un extremo. Recuerdo haber leído que en Inglaterra una compañía electrónica distribuía gratuitamente bombillas de bajo consumo, la gente las tiraba y el mercurio que contenían escapaba a la naturaleza. Pero, en general, creo que es bueno”, subrayó Karamazin.
Con la nueva ley, las autoridades europeas buscan reducir el consumo de energía y así preservar el medio ambiente. Según cálculos de la compañía Philips, una vez reemplazadas todas las bombillas clásicas, el consumo de energía disminuiría en un 80 por ciento y la cantidad de emisiones de dióxido di carbono se reduciría en 23 millones de toneladas al año, a nivel mundial.
Sin embargo, el proyecto tiene también sus críticos. El principal argumento es el elevado coste de las bombillas de nueva generación. A pesar de que los productores insisten en que su vida útil es mucho más larga en comparación con las bombillas clásicas, varias pruebas realizadas en Europa demuestran lo contrario.
Los médicos advierten, además, que las bombillas de bajo consumo pueden ser peligrosas para el consumidor, ya que contienen mercurio, que resulta tóxico para el organismo humano.
De todas formas, parece que se acerca definitivamente el fin de uno de los mayores inventos del siglo XIX. Los expertos coinciden que el futuro es de los diodos emisores de luz (LED).