Cheesecake, la delicia venida de Norteamérica
¡Hola amigos de buen comer! En esta edición de Cocinamos con Radio Praga vamos a preparar el famosísimo Cheesecake. Proveniente de Estados Unidos, este delicioso pastel ha encontrado su lugar también en la cocina checa. Claro está que, partiendo de los ingredientes locales, adquirió características específicas.
Ahí surge el primer problema. En muchos países europeos se desconoce este tipo de queso o, si se vende, tiene características diferentes del típico cream cheese americano.
Este es también el caso de la República Checa. Pero las cocineras checas son listas y pronto encontraron en el mercado un producto parecido. Se llama Lučina y, con un poco de fantasía, puede considerársele un equivalente idóneo del cream cheese.
Pero basta ya de teorías. Empezamos a preparar el Cheesecake. Para la base vamos a necesitar: 200 gramos de galletas (suelen usarse galletas de cacao, pero igual valen las de nueces, coco o integrales) y 100g de mantequilla.
Para el relleno: 400 gramos de queso fresco (Lučina), 3 huevos, 100g de azúcar en polvo, cáscara de limón rallada, una cucharada de jugo de limón.
Machacamos las galletas hasta convertirlas en polvo. Derretimos la mantequilla y la mezclamos con las galletas. Cubrimos el fondo de un molde desechable con la masa y aplastamos bien. Una vez hecho todo esto, guardamos el molde en la nevera.
Colocamos el queso fresco en una fuente y empezamos a batirlo a velocidad mínima. Poco a poco añadimos el azúcar y los huevos y seguimos batiendo. Al final le echamos la cáscara y el jugo del limón. Todo el proceso no debería tomar más de cinco minutos, ya que queremos evitar que entre aire en la crema.
El resultado de nuestro empeño debería ser una crema suave, de sabor entre dulce y salado, con un toque fresco de limón. Esparcimos la crema sobre la base enfriada y metemos el molde en el horno.
En este momento hay que reconocer que, según la receta original, el pastel en vez de hornearse debería cocerse al baño maría.
Nosotros no nos vamos a complicar la vida. Colocamos el pastel en un horno precalentado a unos 160 grados y lo horneamos lentamente durante unos 45 minutos. ¡Cuidado! El Cheesecake debe guardar su color amarillo claro.
Sacamos el pastel del horno, desmontamos el molde y dejamos enfriar. Después lo metemos en la nevera y servimos al otro día.
Hay quienes suelen adornar la superficie del pastel con frutas del bosque, por ejemplo, pero los verdaderos gastrónomos prefieren la versión pura.