Škoda, el coche de más éxito entre los checos

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La marca de coches Škoda es la más demandanda entre los checos. Desde el año 1905 en que los primeros vehículos de la casa vieron la luz, las calles se han llenado de diferentes modelos. La época del comunismo hizo que el número de coches Škoda aumentara aún más.

Los orígenes de Škoda se remontan a principios de la década de 1890 cuando Václav Klement comenzó fabricando bicicletas. En aquel tiempo nadie podría imaginar el éxito que tendrían sus vehículos de cuatro ruedas unos cuantos años después y sobre todo el furor que este coche causó entre la población checa convirtiéndose casi en un tradición.

Josef Beran de 27 años considera que es un buen coche.

“El coche Škoda es es el más popular en la República Checa porque es un coche checo en origen y tiene una gran tradición. Recuerdo que mis padres usaban un Škoda cuando yo era un niño y ha habido en la casa varios Škodas pero sigue habiendo muchos ahora. En mi opinión el Škoda si que es un coche muy bueno. Tienen un montón de modelos ahora y creo que es uno de los mejores sobre todo entre los coches producidos por estas zonas y hay otros muchos coches que no es que sean malos pero son mucho más caros que el Škoda”.

Los coches de la casa Škoda se convirtieron, ya no sólo en los más vendidos, sino también en los más deseados por muchas familias checas que veían en él casi un símbolo de su país.

Casi todos los checos recuerdan con especial cariño algún Škoda como Blanka Travnicková, de Praga.

“Mis padres tenían un Škoda. Recuerdo que cuando era pequeña nuestro primer coche fue un Škoda 100, era muy divertido tener ese coche. Recuerdo que era blanco y muy bonito. Ahora mi hermana también tiene un Škoda pero ya nadie más en la familia tiene ese coche”.

En el año 1945, Škoda pasó a formar parte de la economía centralizada del régimen comunista. A pesar de las condiciones políticas y de perder el contacto con los modelos producidos fuera de los países comunistas, Škoda siguió teniendo buena reputación. Blanka Travnicková.

“Creo que tener un coche Škoda en una familia checa es como una tradición porque durante el comunismo no había otro tipo de coches para las familias medias, por eso pienso que está tan arraigado aquí. Y ahora, aunque la mayor parte de las familias tienen coches Škoda, por la influciencia de los países occidentales están ya comprando otras marcas”.

En la República Checa se vendieron en el 2008 unos 327 mil Škodas cada año y el que más les gusta a los checos es el modelo Octavia. Pero además son muchas las organizaciones o empresas públicas o privadas que tienen un Škoda como su coche oficial, lo que en ocasiones le otorga a esta marca un prestigio añadido, eso, añadido al precio y a la facilidad para encontrar piezas de recambio. Kateřina Hallova.

“Ahora la gente compra el Škoda por el buen precio. Además, al ser una subsidiaria del Grupo Volkswagen el automóvil destaca por la buena calidad alemana. Por supuesto, la tradición también es importante, porque Škoda es un coche checo, así que mucha gente lo compra por eso”.

La Revolución de Terciopelo trajo grandes cambios a la República Checa y muchas industrias se privatizaron. En el caso de Škoda el gobierno decidió venderlo. Volkswagen y Renault se disputaron su compra pero finalmente ganó el grupo alemán porque incluían la produccion de modelos de alto valor en las fábricas checas. Aún así y a día de hoy, Škoda sigue siendo para los checos su coche.

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