La triste y alegre vida en la frontera de Hlučínsko

Foto: autora

Primero pertenecían al Imperio Austro-Húngaro, luego a Prusia. Más tarde los incorporaron a Checoslovaquia, varios años formaron parte de la Alemania nazi, después volvieron a Checoslovaquia y hoy viven en la República Checa. El destino ha jugado una partida a los habitantes de Hlučínsko. Sobre su vida en la frontera cuenta una exposición del Museo de Hlučínsko.

Museo de Hlučínsko,  foto: autora
Los gobernantes cambiaban en Hlučínsko como estaciones del año, pero la gente seguía siendo la misma. Con sus preocupaciones y alegrías, tal como suele ser en la vida cotidiana.

La exposición en el Museo de Hlučínsko muestra cómo se vive en esta región fronteriza desde el año 1742, cuando María Teresa perdió en las guerras de sucesión contra Federico II el Grande una gran parte de Silesia, y con ella Hlučínsko, hasta la entrada al espacio Schengen, la Europa sin fronteras.

Además de fotografías y textos explicativos, cada período histórico está representado también geográficamente en un mapa, como cuenta la comisaria de la exposición, Eva Peterková.

Eva Peterková
“Cada época está ilustrada con cuentos que fueron publicados entre 1900 y 1935 en calendarios, especialmente en los de Silesia y Moravia. Las anécdotas salen de la situación real en la frontera”.

Algunos habitantes de Hlučínsko iban al trabajo a la ciudad de Opava, que se situaba ya detrás de la frontera. Si trabajaban, también hacían compras. Y como no todas las mercancías podían cruzar la frontera, no quedaba otro remedio que pasarlas de contrabando, según agrega Eva Peterková.

“No se podían transportar, por ejemplo, telas y zapatos. Lo narra un cuento sobre una mujer que contrabandeaba zapatos teniéndolos colgados por debajo de su falda. La frontera era vigilada por cazadores y ayudantes de aduaneros, así que la gente tenía que ser muy ingeniosa para engañarlos”.

Recipientes que se utilizaban para pasar de contrabando alcohol,  foto: autora
Entre los objetos expuestos la comisaria destaca los recipientes redondos de hojalata que se utilizaban para pasar de contrabando alcohol puro.

“En 1919 se produjo una gran tragedia en el tren que circulaba entre Opava y Racibórz transportando a los trabajadores de Hlučínsko. Muchos llevaban ocultos en su cuerpo recipientes con alcohol. El alcohol se incendió. Muchos pasajeros murieron o resultaron heridos”, cuenta Eva Peterková.

Asimismo, el alcalde de Hlučín, Bernard Ostárek, contribuyó a la exposición.

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“El visitante puede ver certificados sobre la ciudadanía checa, por ejemplo, de mi abuelo, que fue proclamado ciudadano de Checoslovaquia en 1955. También está aquí una carta de agradecimiento del emperador Guillermo destinada a los padres cuyo hijo cayó en una guerra sacrificando su vida por Prusia”, apunta Bernadr Ostárek.

En el Museo de Hlučínsko se exponen además sables y fotografías de soldados de la Primera Guerra Mundial. Durante la segunda conflagración mundial, los hombres locales tuvieron que luchar en el Ejército de Hitler.

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En la exposición testimonian este capítulo triste de la historia cartas que anunciaban a las mujeres que su esposo, padre o hijo había caído en el frente o desaparecido.

Los organizadores de la exposición tampoco olvidaron mencionar el hecho de que los habitantes de Hlučínsko siempre han sido muy devotos. La muestra concluye con una escena que representa a una madre con hijos que rezan junto a la cruz.

La exposición sobre la vida en la frontera permanecerá instalada en el Museo de Hlučínsko hasta el 31 de mayo.