Los empleados públicos anuncian una huelga de 24 horas
Los sindicalistas del sector público anunciaron que irán a huelga. No están de acuerdo con la decisión del Gobierno de reducir en un diez por ciento los salarios de los empleados públicos a partir del año próximo.
“Sigue en vigor lo que ya dijimos: habrá una reducción del 10 por ciento de los salarios en el sector público. El Gobierno no cambiará de opinión. Pero es posible mantener un diálogo sobre la forma en que se va a llevar a cabo la reducción salarial, en caso de que los sindicalistas muestren algún interés”, subrayó el primer ministro.
Tras su llegada al poder Petr Nečas adelantó que aplicaría una política de recortes para bajar el déficit del presupuesto nacional. La reducción de los salarios de los empleados públicos es tan solo una de las medidas del paquete aprobado por el Gabinete.
Los sindicalistas del sector público no están de acuerdo con las propuestas gubernamentales, por lo que después de fracasar las negociaciones, el líder de la Confederación Checo-Morava de Uniones Sindicales, Jaroslav Zavadil, anunció una huelga de empleados públicos para el próximo 8 de diciembre.“En esta esfera trabajan unas 600.000 personas. Las organizaciones sindicales disponen de un mes para los preparativos por lo que harán todo lo posible para convocar al mayor número de trabajadores”, indicó el sindicalista.
En la huelga participarán médicos, enfermeras y es posible que se sumen maestros y profesores, así como los empleados de todas las instituciones públicas que paralizarán sus actividades durante 24 horas.
Los bomberos y los policías, afectados también por los recortes, no pueden participar en la huelga, en su lugar convocarán una manifestación para el 15 de diciembre en las calles de la capital.Desde el año 1989, cuando las fuerzas democráticas declararon una huelga general contra el régimen comunista, la República Checa no ha registrado preparativos semejantes para protestar contra el Gobierno.
El oficialismo y los sindicatos protagonizan un duelo que pondrá a prueba el poder de convocatoria de los sindicatos y la firmeza del Gobierno de coalición, todo ello en momentos en que la crisis económica golpea con gran impacto los bolsillos de los ciudadanos.