“Se quedó una plaza libre para Praga y no lo pensé”
Rocío Díaz estudió Turismo y trabaja con una beca Leonardo en la recepción de un hotel en el centro histórico de Praga. Originaria de Almería, se aclimata a la capital checa, donde en ocasiones el termómetro marca hasta 30 grados de diferencia entre ambas ciudades.
“Me llamaba la atención solo venir a visitarla, nunca me había hecho a la idea de que me iba a venir a vivir, nunca lo había pensado, ahora estoy contenta del resultado”.
Como destinos posibles para la beca Leonardo, eligió Irlanda, Alemania y Reino Unido. Sin embargo, la seleccionaron para Portugal. Lo rechazó, puesto que su intención era mejorar el idioma alemán o el inglés. El mismo día le ofrecieron la posibilidad de venir a Praga. Y no se lo pensó.
“Me pilló de sorpresa, me dieron a elegir: se había quedado de repente una plaza libre en República Checa. No me dio mucho tiempo a pensar. Mi preocupación era si podría practicar el inglés, me dijeron que sí. Simplemente decidí venirme”.
Y qué mejor destino que una ciudad como Praga para trabajar en el sector turístico…
“La verdad es que estoy a gusto, me está gustando bastante, estoy aprendiendo muchas cosas. Además, yo con mis compañeros me comunico en inglés y eso me permite mejorar el idioma. Estoy bastante contenta”.Esta supone su segunda experiencia viviendo en el extranjero. Ya en 2008 se traladó durante unos meses a Alemania, también con el objetivo de perfeccionar el idioma alemán.
“Dado el auge del turismo alemán en España, decidí irme a aprender alemán y estuve ocho meses en Heidelberg, un pueblo cerca de Frankfurt. Creo que ha sido el mejor año de mi vida. Pude viajar, pude conocer otras culturas… me gustó bastante y por eso he repetido, claro”.
Pasajera asidua durante su experiencia germana de vuelos de bajo coste por Europa, Rocío ya ha aprovechado su estancia en Praga para conocer lugares de la República Checa como Terezín o Pilsen. Ahora se plantea traspasar las fronteras y visitar países colindantes como Hungría o Austria.
“Mis expectativas serían ir a Budapest y a Viena. Ya que estoy aquí me gustaría moverme a estos países que me resultaría más fácil desplazarme desde aquí que desde España. Hay más facilidades al estar al lado”.
Almería y Praga son dos ciudades muy diferentes, partiendo del clima. En ocasiones, hasta puede haber entre ambas 30 grados de diferencia, como comenta sorprendida Rocío. Poco a poco se va acostumbrando, si bien admite que es junto con la ausencia de su familia a lo que más le costó adaptarse en un principio.
“Sobre todo lo de estar lejos de mi familia, porque es duro, aunque sea poco tiempo, se echa de menos. También, el tiempo. Muchos días hay una diferencia de 30 grados. Son pequeñas cosas que cuando estás en España no las valores, pero cuando está fuera las echas de menos”.
Después de casi dos meses, ya se maneja en la capital checa, pero alguna que otra anécdota puede contar de sus inicios en la ciudad. De hecho, al poco tiempo de llegar, se equivocó de dirección al coger el tranvía y se encontró inmersa en una ruta turística nocturna por las vías de Praga, de nada menos que tres horas de duración.
“De repente, aparecimos en Praga 16, no sé decir la calle que era, no tengo ni idea. Solo había una estación de tranvía, y alrededor no había nada. Eran ya las 4.30 de la mañana, los tranvías acababan y no sabíamos que hacer. Nosotros nos encontramos allí, de repente, sin nadie alrededor. Me dio un miedo para morirme. Le preguntamos al conductor, nos dijo que teníamos que esperar, y estuvimos una hora esperando para darnos la vuelta en otro lado del tranvía. Llegamos a la ciudad, otra vez nos equivocamos. Total, que estuvimos tres horas y media dando vueltas en Praga sin saber cómo llegar a nuestra casa. Al día siguiente, nos reímos mucho”.
Ante la difícil situación en España, Rocío no dudaría en prolongar su estancia en Praga por un tiempo. Para ello, primero tiene que contar con razones laborales de peso. De momento, su fecha de vuelta está fijada para el 26 de abril. Quién sabe si su regreso a España puede demorarse tanto como esta vuelta nocturna a casa. Eso sí, siempre con buen humor y encontrando el camino.