Claudio Magris: “Europa debería ser una realidad formal”
El escritor italiano Claudio Magris, que todos los años figura en las quinielas del Premio Nobel de Literatura, presentó en Praga la traducción al checo de su novela ‘A Ciegas’. Estudioso de la cultura centroeuropea y ferviente europeísta, Magris ve con tristeza el débil momento por el que pasan los Veintisiete.
Con un aire de dandi y porte principesco, Magris vino a Praga a presentar ‘A Ciegas’, novela que refleja el derrumbe de unas utopías por las que muchos mataron y murieron. Aunque no cree que ‘A Ciegas’ sea el lado oscuro de ‘El Danubio’, como dijo en entrevista con Radio Praga.
“Ciertamente ‘El Danubio’ tiene lados oscuros. ‘A Ciegas’ es un viaje a través de los horrores de un siglo, de las esperanzas, de las desilusiones, de los intentos de dar un sentido a la historia, o sea, de la fe en la revolución. Pero es también un viaje a través de la fidelidad, no a algunas soluciones políticas, sino a los ideales que movieron a muchos a sacrificar su vida para mejorar el mundo. Yo creo que hoy tenemos que sentir que, precisamente porque han caído las utopías políticas que pensaban tener la receta para crear el paraíso en la Tierra, el mundo ha cambiado, ha mejorado, o ha sido salvado, por utilizar vocabulario religioso”.‘A Ciegas’ tiene la estructura de monólogo confesional en la que el personaje principal, Salvatore Cipicco, hace un repaso de su vida.
“El personaje es completamente imaginario. Naturalmente, por desgracia, no es imaginaria la historia de un personaje como él. Estos revolucionarios conocieron las cárceles fascistas, la Guerra Civil Española, la lucha entre comunistas y anarquistas, no solo entre fascistas y antifascistas, los campos de concentración alemanes, luego se fueron con entusiasmo a construir el comunismo en el país comunista más próximo, la Yugoslavia de Tito, y cuando Tito rompe con Stalin, fueron perseguidos por el régimen de Tito y encerrados en campos de concentración que eran como los gulag de Stalin, donde resisten en nombre de Stalin, que sin embargo hubiera transformado el mundo entero en un gulag”. Salvatore Cipicco es un sobreviviente de todos estos fracasos y horrores del siglo pasado, continúa diciendo Magris.“Los que sobreviven, escapan a Italia donde eran tratados mal por la Policía por ser peligrosos comunistas que llegan del Este y tratados con hostilidad por el Partido Comunista Italiano porque eran unos testigos incómodos de la política estaliniana que el partido quería hacer olvidar. Por desgracia estos personajes existieron, pero yo he inventado uno con una historia de amor, una historia personal. Todo es inventado. Le he dado mi fecha de nacimiento. Él también nació el 10 de abril”.
Claudio Magris se mueve con comodidad por las calles de Praga. Es una ciudad que admira y a la que vuelve una y otra vez.
“Praga es una de las referencias centrales, no solo para mí, sino para la literatura universal, para la literatura en lengua checa, la literatura en lengua alemana. Una ciudad con tradiciones eslava, alemana y judía. Es un crisol de encuentro y desencuentro, escenario de muchos de los libros que he escrito. Tiene una diversidad que no es solo la típica en Europa Central, sino más bien la del mundo entero”.Respecto a las actuales turbulencias que atraviesan los Veintisiete, con problemas de diversa índole, Magris sigue creyendo que la solución es una Europa más unida todavía.
“Creo que este es un momento de gran debilidad de la Unión Europea y me disgusta porque creo mucho en Europa, pero no por fe política, sino porque es una realidad. Los problemas son europeos. Igual que no hay problemas como la inmigración o la economía, por poner un ejemplo, que afecten a Milán y que no afecten a Bolonia. Y sería ridículo tener una ley en cada ciudad. Pues igualmente los problemas hoy día son europeos. Si un país se hunde económicamente, afecta a todos. Creo que Europa es una realidad y que debería ser también una realidad formal”.Por ser un intelectual preocupado por la estabilidad mundial, es inevitable que Magris no toque el tema Bin Laden.
“No creo que la muerte de Osama Bin Laden cambie el problema del terrorismo, ni del fundamentalismo. No es que él fuera el único. No, pienso que no cambiará nada. Aunque hubiera sido mucho mejor un proceso. Lo ideal hubiera sido mirar a la cara al prisionero y procesarlo según las leyes del derecho internacional por lo que fueron ciertamente gravísimos atentados terroristas. Si ha caído en fuego cruzado, se entiende también. Pero vaya, que con esto no se va a acabar Al Qaeda”.Claudio Magris presentó en la capital checa su novela ‘A Ciegas’, que ha publicado la editorial Mladá Fronta, y aprovechó de reafirmar su fe en Europa y su amor por Praga.