Los extranjeros tendrán que aprender checo
La próxima ley de extranjería, la agria polémica entre el presidente checo y el primer ministro griego y los excesos de políticos checos en bares cerca del Parlamento son algunos de los temas que aborda la prensa checa de este viernes.
El Ministerio del Interior lo ha previsto incluir así en el borrador de la próxima ley de extranjería. Interior quiere así fomentar una mejor integración entre extranjeros y nacionales, explican, y además evitar fraudes de personas que solicitan visados con fines distintos a los expuestos.
La noticia ha sido mal recibida en muchos sectores. Sterling Thompson, profesor de inglés, explica que quienes enseñan lenguas extranjeras no necesitan en su trabajo un mejor conocimiento del checo.
La misma opinión ofrecen varios abogados expertos en cuestiones de extranjería. “El idioma de los negocios es el inglés. Lo importante es que las partes se entiendan, y ninguna ley obliga a los trabajadores autónomos tener que hablar checo. No debería ser una condición para obtener el permiso de residencia”, indica el letrado Pavel Čižinský.Con los estudiantes la situación es parecida. Muchos de ellos ya han de pasar exámenes de checo en sus respectivos centros de estudio, critica la ONG Hombre en Emergencia.
La futura ley de extranjería también podría incluir como condición para recibir un visado de negocios, una inversión mínima de unos 200.000 euros. Hombre en Emergencia lo considera una medida represiva que podría privar a las ciudades checas de, por ejemplo, muchos restaurantes exóticos.
El primer ministro griego Jorgos Papandreu respondió a las recientes declaraciones a Právo del presidente checo, Václav Klaus. El mandatario dijo al diario que Grecia debería ser libre de elegir trabajar menos para pasar más horas sentados bajo un ciprés bebiendo ouzo, pero que en ese caso no debería poder tener la misma moneda que Alemania.
Papandreu respondió en un tono “duro, enfadado, y poco habitual en él”, según el servidor Megatv.com. “Klaus quiere ahora expresar su antieuropeísmo populista por el cual es famoso ofendiendo a los griegos diciendo que nosotros somos los que disfrutamos de la vida, mientras ellos trabajan duro”, dijo.
“Si Europa no supera esos prejuicios y por el contrario se encierra en ellos volveremos a ser un continente roto y perderemos todo lo logrado tras la Segunda Guerra Mundial”, añadió Papandreu. Klaus, al conocer la reacción del griego se reafirmó en sus declaraciones.
Lidové Noviny dedica un artículo de opinión a los excesos cometidos por políticos en los bares cerca del Parlamento, en el Barrio Pequeño praguense.
Esta semana el diputado de Asuntos Públicos Michal Babák se vio envuelto en una pelea en la que perdió dos dientes. Según los testigos, tuvo mucho que ver la actitud prepotente del político en el desenlace.
Este capítulo trae a la memoria del director del suplemento semanal del diario, Dan Hrubý, otros ocurridos cerca de la Cámara de Diputados. Por ejemplo cuando el diputado Kott, del Partido Cívico Democrático, no asistió a la votación sobre la reforma de las finanzas públicas, reconociendo que estaba en un local cercano y llevaba ya cuatro tragos de alcohol duro.O cuando el senador Kavan, del Partido Socialdemócrata, chocó con su vehículo contra otros tres aparcados y se amparó en su inmunidad parlamentaria para no pasar las pruebas de alcoholemia, a pesar de lo cual reconoció haber estado tomado vino.