Los drogadictos disponen de una ‘zona franca’ en Praga
Los drogadictos disponen en Praga de una ‘zona franca’ para consumir estupefacientes sin ser molestados por la Policía. El Ayuntamiento les cedió un lugar en el parque cercano a la Estación Central de Ferrocarriles. La medida levantó una ola de protestas entre la opinión pública y los ejecutivos de la Estación, pero sin resultado alguno por el momento.
En los últimos 20 años, los drogadictos han ocupado diferentes zonas de la capital para la distribución y consumo ilegal de drogas en público. Primero fue la Avenida Národní, donde en 1989 estalló la Revolución de Terciopelo, después la Plaza de Venceslao, la principal arteria de la capital.
Siguiendo instrucciones del Ayuntamiento de Praga 1, la Policía Municipal repartió hojas sueltas en las que decía a los drogadictos que abandonaran la Plaza de Venceslao, “les controlaremos menos si se trasladan al parque cerca de la Estación Central de Ferrocarriles”, informaba la carta.
La medida fue criticada por la empresa Grandi Stazioni, que rehabilitó, y administra, la Estación para el confort y seguridad de los viajeros, según indicó el portavoz Martin Hamšík a la Televisión Checa.“Se trata de algo absurdo e inaceptable. Creamos un espacio limpio y seguro para los viajeros, y ahora la Policía Municipal organiza aquí un mercado para los drogadictos de toda Praga”, indicó el portavoz.
El jefe de la Policía Municipal, Miroslav Stejskal, asegura que escogieron el lugar para limpiar de drogadictos la principal plaza capitalina.
“Lo que hacen aquí, inyectarse y consumir diversos tipos de estupefacientes, lo hacían antes en la Plaza de Venceslao o en las escaleras del metro”, justificó el policía la medida.
El problema simplemente se trasladó de un lugar a otro. El parque en las inmediaciones de la Estación de Ferrocarriles se conoce popularmente como ‘Sherwood’, haciendo alusión al bosque en el que Robin Hood quitaba a los ricos para dar a los pobres. La diferencia es que aquí el peligro es mucho mayor y no existe ningún tipo de altruismo.La Estación Central de Ferrocarriles y sus alrededores ofrecieron durante años un aspecto descuidado, sucio y peligroso para los viajeros, era el lugar donde pernoctaban las personas sin hogar. Tras cuatro años de reconstrucciones, por más de 40 millones de euros, todo cambió. La Estación fue rehabilitada, embellecida y ahora puede competir con las grandes terminales ferroviarias europeas.
Según informaciones de la Televisión Checa 100.000 viajeros llegan diariamente a la Estación Central de Ferrocarriles procedentes del extranjero y de diferentes lugares del país, al abandonar las instalaciones les da la bienvenida un lamentable y peligroso panorama: jóvenes drogados y jeringuillas por doquier.El alcalde de Praga 1, Oldřich Lomecký, reconoce que la concentración de drogadictos en las cercanías de la estación no es la solución óptima. El político asegura que la ciudad no dispone de otro lugar y repite que se trata de una medida temporal, pero los ciudadanos y la administración de la terminal señalan que la dramática situación tarda ya más de año y medio.