Los checos estiman que los extranjeros deben adaptarse a las costumbres nacionales

Foto: Comisión Europea

La mayoría de los checos considera que los extranjeros que viven en el país deben adaptarse a las costumbres y tradiciones locales. Entre los criterios principales predomina que aprendan el idioma y que tengan un puesto de trabajo. Esto se desprende de un reciente sondeo del Centro para la Investigación de la Opinión Pública (CVVM).

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La actitud de los checos para con los extranjeros no ha cambiado mucho en los últimos diez años. El 94% está convencido de que los ciudadanos de otros países que escojan la República Checa como país de residencia deben dominar el idioma y adaptarse a las costumbres nacionales, explicó el sociólogo Martin Buchtík.

“En términos generales la sociedad está convencida de que los extranjeros deben hablar checo y tener trabajo. Esto significa que los inmigrantes deben demostrar cierto empeño, disponibilidad y deseo de integración”, indicó el especialista.

Más del 60% de los consultados sostiene que los extranjeros deben tener conocimientos de historia y cultura nacionales y el 37% piensa que los inmigrantes de raza blanca disponen de mejores condiciones en la sociedad.

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El experto del Centro para la Investigación de la Opinión Pública, Martin Buchtík, explicó que en el sondeo fueron aplicados 10 criterios y que el color de la piel no figuró entre los temas más importantes o de mayor prioridad entre la ciudadanía.

Los eslovacos y los polacos siguen siendo los extranjeros con mayor aceptación en la sociedad. Los checos les consideran simpáticos y destacan que se asimilan rápidamente, al tiempo que tienen costumbres muy similares a las propias. Los eslovacos integraron un estado común con los checos, por lo que existen estrechos vínculos familiares y culturales.

Al lado de la opinión de los ciudadanos sobre la asimilación de los inmigrantes, la República Checa se situó el año pasado entre los países europeos con una de las peores políticas de integración de extranjeros.

Entre los puntos débiles destacan leyes ambiguas que muchas veces dejan las decisiones sobre, por ejemplo, la concesión de residencia a un extranjero en el criterio personal de los funcionarios públicos.