“La violencia no es patrimonio de Latinoamérica”
El argentino Mempo Giardinelli volvió a la República Checa, donde ya tiene dos obras publicadas, de mano del Coloquio Internacional de Estudios Latinoamericanos celebrado en Olomouc. Para el escritor del Chaco, la imagen violenta de su continente, un tema recurrente en el congreso, es en gran parte una manipulación malintencionada de Europa y Estados Unidos, como argumentó para Radio Praga.
En el encuentro de escritores, académicos y expertos, la cuestión de la violencia, como marca distintiva de la realidad y la literatura latinoamericana, estuvo presente en casi todo momento. Pero la visión al respecto de Mempo Giardinelli se distinguió en parte de la que expusieron otros de sus colegas, tal y como explicó a Radio Praga.
“Cuando uno ve lo que sucedió en Colombia o lo que pasa ahora en México, o en las favelas de Brasil, evidentemente hay situaciones extremas de violencia que son muy desdichadas y que tienen una carga política, social, económica, cultural, etc. La literatura de alguna manera ha venido reflejando estas diferentes formas y categorías de la violencia prácticamente en los últimos dos siglos. En toda la vida independiente de América Latina, la literatura de nuestro enorme continente ha hecho una narración, un relato histórico en el cual la violencia ha sido uno de los factores, diría yo, más visibles. Lo que pasa es que si bien esa es una verdad, también lo es algo que a mí y a mucha gente nos fastidia, esa especie de identificación de América Latina como el continente de la violencia”.
La violencia no debe ser tomada como un elemento tan característico de Latinoamérica, piensa Giardinelli.“Hitler no nació en Nicaragua y se cargó a 20 millones de personas. Franco no nació en Costa Rica ni en Paraguay. Y Mussolini no nació en el Uruguay ni en Chile. Quiero decir que hay una responsabilidad que tiene que ver con una mirada europea de pretensión de superioridad y también norteamericana. Ni digamos de los norteamericanos. Todos los presidentes norteamericanos sin excepción tienen sobre su lomo varios miles de muertos violentos en todo el mundo. No hay país en el que no hayan intervenido o querido intervenir, no hay guerra que no hayan protagonizado, por Dios. Entonces, cuando nos ponen a nosotros como patrimonio de la violencia, yo digo que no me hagan reír. Casi parece un juego de niños lo nuestro. Mira Libia, no lo hicimos nosotros. Lo hizo Francia con Inglaterra y con Estados Unidos. O lo que está pasando ahora en Siria, Afganistán, lo que fue Kosovo y el desmembramiento de Yugoslavia”.
Giardinelli considera que hay otras formas de agresión más importantes y graves que las que se achacan a los países y sociedades de Latinoamérica.
“¿El patrimonio de la violencia lo vamos a poner en América Latina? me parece una putada de un cinismo absoluto. Yo creo que eso hay que denunciarlo porque si no la mirada exótica del eurocentrismo sobre nosotros nos condena a que somos violentos. ¡No me hagan reír! Más aún, América Latina es hoy en 2012 el lugar menos militarizado de todo el planeta, y queremos seguir así. ¿Quiénes quieren militarizar América Latina? Estados Unidos, Inglaterra, la cuestión de las Malvinas con Argentina. En realidad es una base militar. Eso es lo que importa, todo lo demás es un juego de niños”.Pero esa imagen de violencia que tiene Latinoamérica, ¿es solo culpa de ese ‘eurocentrismo’ al que se refiere Giardinelli? ¿No hay también una parte de responsabilidad de los propios escritores latinoamericanos que la han empleado de tantas formas en sus obras?
“Sí, sin duda. Por eso yo digo que una de las características de la más contemporánea literatura latinoamericana es no caer más en el exotismo, el rechazo a dar una literatura complaciente con lo que Europa y Norteamérica quieren ver en nosotros. Entonces no darles más esa literatura. Si a ti te dicen que eres un mono, y tú te comportas como un mono, escribes como un mono y haces monerías, pues vas a seguir siendo mono”.
Sin embargo la violencia, tan presente en las obras del boom de la literatura latinoamericana, de Gabriel García Márquez, de Mario Vargas Llosa, y tantos otros, es una de las características principales de una excelente tradición literaria. ¿Podría pensarse que Mempo Giardinelli reniega de ella por la imagen que han creado del continente para el resto del mundo?“No es que reniegue, digo que es una etapa superada. Tuvo que ver seguramente con un momento de llamar la atención. La literatura latinoamericana llamó la atención del mundo, de los editores, de los agentes literarios, de los traductores, de todo el mundo, hace 50 o 60 años. Quizá a partir del Premio Nobel que ganó Miguel Ángel Asturias, que creo que fue en los años 50. Después, obviamente con García Márquez, con Juan Rulfo, con Cortázar, con Carpentier… Fue una generación maravillosa. Fueron nuestros maestros, nuestros padres literarios. A ellos les tocó una etapa histórica diferente, uno no puede renegar de eso. Eso es una etapa histórica y un momento en el cual la literatura universal estaba bastante opacada y necesitaba seguramente una renovación, un agua fresca y fue esa generación latinoamericana extraordinaria la que produjo esta renovación. Pero las renovaciones también se avejentan”.
De todos los escritores invitados al Coloquio Internacional de Estudios Latinoamericanos, Mempo Giardinelli es el más cercano a la República Checa. Dos de sus libros ya están publicados en checo, ediciones de las que su autor habla con gran orgullo.“Yo tengo ya dos libros publicado en checo. El primero fue ‘Luna Caliente’ que se publicó en 2002 o 2003, y ahora en 2011 acaba de salir ‘El Cielo con las Manos’. Muy bien traducidos, yo no leo checo pero me han dicho que las traducciones son excelentes, de Jan Mattuš, que es un traductor, editor de Brno. Y la verdad es que estoy muy contento, son ediciones muy cuidadas, muy bellas. No sé cuántos lectores tengo en la República Checa pero me encanta saber que ya hay dos libros que están dando vueltas en librerías de este país”.
Pero hay otro fuerte motivo de conexión entre el escritor, nacido y residente en Resistencia, la capital del Chaco argentino, y la República Checa, como explica Giardinelli.
“Creo que hay muchos vínculos entre nosotros, por lo menos los argentinos, y la República Checa. Me produce mucha alegría venir y estar en este país cada vez que vengo, y espero venir más seguido. Entre otras cosas porque donde yo vivo, en el Chaco, que es en el norte de la Argentina, hay una gran colonia checa, una colonia muy numerosa, ya llevan varias generaciones. No sé cuándo llegaron los checos, me imagino que los primeros llegaron a principios del siglo XX, posiblemente después de la Primera Guerra Mundial. Son colonias muy poderosas, muy trabajadoras, gente muy rica, muy esforzada y sostiene muy bien la cultura checa. La cultura checa es para mí bastante cercana, hay academias donde se enseña hablar checo en el Chaco, casi parece un juego de palabras”.
Giardinelli también reflexionó en Olomouc sobre el estado actual de la literatura latinoamericana y sus perspectivas para el futuro.
“Yo lo que puedo decir es que la literatura latinoamericana y la argentina en particular, que es la mía, la que yo conozco más, es una literatura que tiene un grado de madurez muy importante, mucho más que hace 60 o 70 años. Creo que en este sentido ha habido un crecimiento en cuanto a las preocupaciones estéticas, filosóficas, la concepción de mundo. Hoy hay además una mayor sofisticación de los lectores latinoamericanos, se lee muchísimo más en nuestro continente. Todo esto me hace ser bastante optimista respecto al futuro, creo que tenemos una literatura muy viva, muy actuante, muy original y que esto va a continuar, así que yo me siento muy bien acompañado. Me siento parte de un colectivo que está en marcha. No sé si en 15, 20 o 30 años será una gran literatura, pero yo digo que es una buena literatura hoy y que América Latina le ha dado a la literatura universal una serie de aportes bastante interesantes. De hecho, en todos los continentes hay hoy una escritura muy latinoamericana”.La gran aportación de Mempo Giardinelli a la literatura no son solo sus obras, sino que además tiene una gran preocupación porque la lectura llegue a todas las capas sociales en todas las partes de su país. El autor explicó en Olomouc que no basta con enseñar a leer y escribir, que la sociedad necesita de la literatura para su formación. La fundación que lleva su nombre consigue, con apoyo gubernamental, repartir de forma gratuita por todos los rincones de Argentina publicaciones de millones de ejemplares para las que sus autores ceden los derechos de autor.