El indigenismo, budismo y cristianismo en la obra de la pintora mexicana Eugenia Belden
La búsqueda de las raíces humanas impregnada de iconografía indígena, budista y cristiana. Estas son las influencias en la obra de la pintora mexicana Eugenia Belden, expuesta hasta septiembre en Latin Art Gallery, en Praga.
Con esta cita la pintora Eugenia Belden define con qué filosofía vital concibe su obra, que se basa en la búsqueda de las raíces humanas y, sobre todo, la búsqueda de reconexión con la Tierra; el origen de todo ser vivo.
La pintora aproxima para Radio Praga el significado de los motivos, que utiliza en su obra mediante una explosión de colores vivos.
“Una vez que estás en contacto con la Tierra puedes recobrar a otro nivel, de tocar como quien dice el cosmos. Es la parte de la transformación del hombre dentro de su ser para llegar a alcanzar otros niveles de consciencia. Por eso en mis cuadros tengo mucho las partes de las raíces, las semillas, como del huevo cósmico que es como la parte de entrar en tu interior, en la búsqueda personal, tocar las raíces y de allí empezar a brotar un nuevo ser para recordar que estamos todos unidos. Todos más allá de nuestro lugar de origen, es el cosmos”.
La pintora, natural de Monterrey, refleja en su obra la búsqueda a través de sus propias raíces, entrelazadas con las culturas de Mesoamérica. La iconografía relacionada con deidades de la Tierra forma parte de sus lienzos.“Me baso mucho en las tradiciones indígenas, me interesan y he estado mucho en contacto con ellas. Pero creo que la cultura es más allá, es compartirla uno solo con todo el planeta. Somos una sola unidad como hombres, es lo ideal y eso es mi mensaje. De recordar que la Tierra está viva, pero en realidad todos los humanos somos uno. Por esto trabajo la idea de la gestación y todo este movimiento. La vida es el movimiento”.
La paz del cristianismo y el budismo
El cristianismo también se refleja en su obra. Aunque en dimensiones que van más allá, regresando al origen de la naturaleza.
”No es como un mensaje religioso. Son más influencias y naturalmente van saliendo en la obra. Como la parte de la Virgen. Tengo un cuadro de La Virgen de Guadalupe y La Quatlique, que es de las culturas mesoamericanas. Las dos significan más bien la Madre Tierra. Otra vez es volver al origen de la Madre, que la madre es la Tierra y que de allí venimos. Este es mucho más mi mensaje”.Desde hace 15 años, Eugenia practica la meditación zen, propia del budismo en el que la pintora ve un espacio de paz.
“Siempre creo en el Buda, que es el ser despierto. Entonces para mí es una vez que tomes la consciencia de que estamos vivos, despiertos y que todos estamos unidos en el cosmos. Que hay algo más allá que no entendemos. Nos cobija, mueve, convoca y eso para mí es bien importante.
El viaje artístico más allá de la vida material se debe parcialmente a la apresurada vida en Monterrey, que cuenta con casi 5 millones habitantes.
“La vida nos tiene totalmente absueltos para ir a un lado y al otro, y si no es el celular, es el coche o el trabajo. Se nos olvida esta parte de que hay que agradecerle a la Tierra, honrarla, ir a las montañas hacer una danza, tomar el árbol, estar descalzo en el agua, sentir todo esto lo que se nos olvida, porque estamos en las ciudades corriendo”.
El amor al arte también tiene que ver con sus raíces, ya que su abuela fundó en Monterrey la primera Escuela de Arte, por lo cual Eugenia se mueve entre artistas desde niña. Aparte de la pintura, se dedica también a la escultura y al grabado.Además de su México natal y la República Checa, la obra de Eugenia Belden se pudo admirar en Argentina, Austria, Canadá, los Estados Unidos, Francia y Polonia.
La pintora se dedicó al estudio de arte en la Facultad de Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey, y disfrutó de estancias en escuelas de arte en Barcelona. Su obra ha sido premiada con numerosos reconocimientos internacionales.