El embargo ruso a los alimentos europeos podría afectar a la agricultura checa
El bloqueo ruso a los productos agrarios europeos podría tener consecuencias graves para la economía checa, aunque de manera indirecta, al verse el país anegado con los excedentes de otros países como Polonia.
El país exportó a la Federación Rusa en 2013 productos agropecuarios por valor de 88 millones de euros, una cifra mayor que en los años anteriores pero que aun así no sobrepasa el 1% de las exportaciones checas en este capítulo.
Además, el mercado ruso necesita los alimentos checos, señala el analista agrario Petr Havel. “La cuestión es qué problemas supondrá esto para cada empresa por separado. De momento parece que la selección de productos bloqueados contendrá artículos que Rusia puede producir sola, es decir, que limitará la entrada a productos que pueden hacerle la competencia a las empresas rusas. Y tengo entendido que Chequia, aunque vende a Rusia bastante poco, vende sobre todo cosas que Rusia no produce”.
El temor de los agricultores y ganaderos checos es por tanto que se cree en la Unión Europea un excedente de alimentos que haga bajar excesivamente los precios, reduciendo por tanto los beneficios, y que países que sí que venden a Rusia buena parte de su producción, como Polonia, invadan el mercado checo con precios por debajo del coste real.
Por otro lado empresas concretas sí pueden verse seriamente perjudicadas, como la central lechera Madeta, que el año pasado vendió en Rusia lácteos por valor de más de cinco millones de euros, y que no descarta despidos a causa del embargo.Por su parte, el ministro de Agricultura, Marian Jurečka, ha declarado que su cartera está dispuesta a apoyar a los agricultores que se vean afectados por la decisión rusa, y que dará a conocer los detalles cuando se conozca la forma concreta del embargo. El primer ministro, Bohuslav Sobotka, ha señalado, por otra parte, que las medidas compensatorias se harían a nivel europeo desde Bruselas.
De acuerdo con Petr Havel, una cosa no quita la otra. “Creo que habrá una actitud coordinada a nivel europeo. Hay muchos mecanismos para evitar las consecuencias del embargo. Y además cada país por separado debatirá cómo proteger a sus propios productores. Así que no se trata de una contradicción sino de dos líneas paralelas con el mismo objetivo”, sostuvo.
El embargo implica a todos los países que hayan emprendido sanciones comerciales contra Rusia, como es el caso de Estados Unidos y la Unión Europea, que suspendieron la venta de armamento, tecnología petrolera y otros productos específicos a la Federación Rusa como represalia por el papel de este país en la crisis ucraniana.