La pinacoteca del Castillo de Praga celebra 50 años de su apertura al público

Foto: Martina Schneibergová

La pinacoteca del Castillo de Praga celebra los 50 años de funcionamiento como galería pública, y para celebrarlo ha incluido estos días en su exposición permanente cuadros que normalmente permanecen a buen recaudo en el depositario.

La pinacoteca del Castillo de Praga está considerada como la más amplia de toda la República Checa, con más de 4.000 piezas, de las que se muestran en las salas de exposiciones apenas un centenar. Con motivo del 50 aniversario de su transformación en museo accesible al público, los interesados podrán apreciar lienzos normalmente ocultos en el depositario y de gran valor histórico.

Foto: Martina Schneibergová
Se trata por ejemplo de un retrato tríptico de los emperadores Rodolfo II, Maximiliano I y su abuelo Fernando, pintado por Paulus Roy, y cuya existencia los expertos no conocían hasta que algunas fuentes históricas lo revelaron y permitieron localizarlo en los archivos de la pinacoteca.

Las mayor parte del resto de pinturas rescatadas del almacén, sobre todo las de origen medieval, tienen una historia similar, de olvido y redescubrimiento. En gran parte hay que agradecérselo a Rodolfo II, que tuvo la idea de conservar en un baño de bronce las piezas más queridas, o más frágiles, lo que permitió que buena parte de ellas sobreviviera al saqueo de las tropas suecas que tuvo lugar en 1648, en las postrimerías de la guerra de los Treinta Años.

Precisamente fue Rodolfo II el principal artífice de la pinacoteca. Durante sus 29 años de reinado acumuló más de tres millares de cuadros, sobre todo de artistas italianos, flamencos y alemanes. Tras su muerte, la colección entró en decadencia, un proceso que culminó con el mencionado saqueo de los suecos.

A partir de entonces los siguientes gobernantes iniciaron la renovación de la pinacoteca. Ya en 1650 el emperador Fernando III compró en Amberes el grueso de la colección actual. Posteriormente la pinacoteca se enriqueció en el siglo XVIII, cuando desde Viena fueron trasladados a Praga los cuadros propiedad del archiduque Leopoldo Guillermo, y tras la Primera Guerra Mundial, el llamado Fondo Nacional de Masaryk adquirió numerosas obras barrocas y decimonónicas. En 1965, cuando se abrió al público, llegaron también a la pinacoteca nuevos lienzos.

Autor: Carlos Ferrer
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