La cafetería de Fanta, en la estación central, vuelve a su esplendor modernista

Foto: ČTK

La cafetería de Fanta, en el edificio histórico de la Estación Central de Praga, acaba de pasar por una restauración completa que ha devuelto al espacio su antigua belleza modernista. El establecimiento, otrora vestíbulo de la estación, fue obra junto al resto del ahora ruinoso edificio del arquitecto Josef Fanta.

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Uno de los mayores atentados arquitectónicos de la ciudad de Praga es posiblemente la decadencia del edificio histórico de su Estación Central, separada de la ciudad por una carretera de cuatro carriles y en desuso desde que en 1979 se construyeran unos nuevos espacios subterráneos para la recepción de pasajeros y venta de billetes.

Ahora sin embargo el antiguo esplendor modernista de esta obra del arquitecto checo Josef Fanta parece que va a ir recuperándose de forma gradual. El primer paso ha sido la restauración de la Cafetería de Fanta (Fantova Kavárna), un establecimiento que ocupa lo que en su día fue el simbólico vestíbulo de la estación, y que desde este jueves vuelve a atender clientes.

Martin Hamšík  (a la derecha),  foto: Anton Kaimakov
Las obras han durado más de un año y los restauradores han tenido que enfrentarse a un estado general peor del que imaginaban, detalla Martin Hamšík, de la compañía Grandi Stazioni, gestora del edificio.

“A pesar de que hubo un momento en el que ya teníamos todo arreglado, tuvimos que esperar a que la parte directamente sobre la cafetería se secara. Tuvimos que traer ventiladores especiales para que la humedad que se había formado tras décadas de goteras desapareciera y los restauradores pudieran completar su trabajo”.

La gran sala donde se encuentra la Cafetería de Fanta destaca por su gran bóveda y sus vidrieras. Mientras se toman un capuchino y un pastel, los comensales pueden disfrutar de los efectos de la luz y contemplar las estatuas alegóricas y los escudos de las ciudades unidas por ferrocarril con Praga en el momento de la construcción. Aunque cerradas, todavía permanecen las ventanillas en las que antes se expedían los billetes.

Historia de gloria y ruina de la estación principal del país

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Originalmente la Estación Central de Praga fue obra de los arquitectos Ignác Ullman y Antonín Barvitius y fue alzada en 1871 en estilo neorrenacentista con el nombre de Estación del Emperador Francisco José I. Pero entre 1901 y 1909 tuvo lugar una reconstrucción que no dejó apenas nada del primer edificio. Su autor fue el arquitecto Josef Fanta, que se inspiró en la Estación de París Norte.

La guía turística Alena Krčmová subraya la importancia de Fanta para la arquitectura nacional.

“Fanta entregó su propuesta en estilo modernista, lo que ya entonces, a principios del siglo XX, era considerado un poco anticuado. Era toda una personalidad. Vivió 98 años, murió en 1954, y fue de hecho uno de nuestros más destacados arquitectos de la primera mitad del siglo XX. En Praga diseñó no solo la Estación Central sino también el edificio Hlahola, la residencia estudiantil de Hlávka y el Ministerio de Industria y Comercio. También diseñó muebles y túnicas para arzobispos. No se suele saber que también es suyo el diseño del armario para las joyas de la Corona”.

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Fanta se sentiría sin duda honrado al visitar la cafetería que lleva su nombre, aunque quizá le chocaría que forme parte ahora de la cadena internacional Café Coffee Day. Al salir de ella sin embargo se sentiría profundamente decepcionado. El resto del edificio se encuentra vacío y gravemente deteriorado, las torres exteriores están cubiertas por una vieja capa de mugre y por delante un tráfico denso e incesante de automóviles aísla la estación del resto de la ciudad, impidiendo el acceso espontáneo a pie.

No obstante, el futuro de la estación es esperanzador. Después de la cafetería y el vestíbulo central será el turno de las alas laterales y la fachada. La empresa italiana Grandi Stazioni recibió en 2006 la gestión de la deteriorada Estación Central a cambio de revitalizarla y restaurarla. En las primeras fases del proyecto fueron renovados los andenes y los vestíbulos subterráneos, que actualmente tienen el aspecto de un moderno centro comercial y donde ofrecen sus productos unas 60 tiendas y restaurantes. La última fase es la vuelta a la vida del edificio histórico diseñado por Fanta.

Autor: Carlos Ferrer
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