El nacimiento de Kuks, una muestra única de la labor humana en medio de la naturaleza

El nacimiento de Kuks, foto: Marta Guzmán

En ocasión de las Fiestas de la Navidad les invitamos a un viaje a los alrededores del pueblo de Kuks, al noreste de Bohemia, para conocer el antiguo Nacimiento de Braun en Kuks, situado en medio de un bosque o parque natural cercano, y tallado directamente en una roca. También les contaremos la breve historia de la fabricación de pesebres en la República Checa.

El pueblo de Kuks, con sus 255 habitantes, está situado a unos 145 kilómetros al noreste de la capital checa, cerca de la ciudad de Trutnov, en un valle del río Elba. Saliendo de Praga en automóvil, se llega al lugar en unas dos horas.

Matyáš Bernard Braun
A pesar de ser un pueblo muy pequeño, tiene un gran encanto y oculta valiosas obras histórico-arquitectónicas, entre ellas un antiguo monasterio de la época barroca, transformado posteriormente en el Hospital de Kuks, en el que encontraron refugio soldados veteranos, ancianos y personas discapacitadas. El lugar fue transformado en un museo, que anualmente es visitado por miles de turistas.

Pero, a estas alturas del año, cuando en la República Checa, al igual que en otras partes del mundo las personas suelen centrar su atención en los árboles de Navidad ricamente decorados y en los nacimientos, dejamos la visita del Hospital de Kuks para otra oportunidad y, en compañía de la guía de turismo Markéta Sýsová, nos dirigiremos al cercano Nuevo Bosque (Nový les), para conocer el llamado Belén de Braun, según el nombre de su autor.

El Belén de Braun se encuentra situado en medio de un bosque

Se trata de una obra escultórica tallada en una roca, que se encuentra en medio del mencionado bosque, a unos dos kilómetros de camino del pueblo de Kuks.

El nacimiento de Kuks,  foto: Vojtěch Ruschka
El lugar lo hemos visitado sin embargo en otoño, porque en el norte de Bohemia suele haber mucha nieve en estas fechas de diciembre, y el nacimiento local suele estar cubierto todo de blanco. Lo cierto es que también el día de nuestra visita hacía mucho frío allí, y el viento era bastante fuerte. No obstante, la historia del Belén de Braun que contó a Radio Praga la guía Markéta Sýsová fue muy interesante, y nos olvidamos del mal tiempo.

”Nos encontramos junto al Belén de Braun en medio del Nuevo Bosque de Kuks. El nombre de esta obra se debe a su autor, un destacado escultor de la era barroca, Matyáš Bernard Braun. Éste trabajó para el conde František Antonín Špork, que fue el propietario del señorío de Kuks. El belén surgió a comienzos del siglo XVIII, concretamente entre los años 1720 y 1739. Entre las estatuas talladas en la roca podemos ver a José y María, y al Niño Jesús acostado en un pesebre de paja al pie de la roca. Cerca de él hay otros personajes, como pastores de ganado locales y los Reyes Magos que vienen a adorar al Niño Jesús”.

San Huberto fue al parecer la primera figura tallada en el Belén de Braun

El conjunto escultórico en forma de relieve lo componen igualmente otras estatuas. Hay allí un burro, una vaca, caballos, perros y un ciervo que mira hacia abajo a San Huberto, que está de rodillas. Todas estas estatuas fueron talladas en una sola roca de piedra arenisca.

Junto a este conjunto hay también otras estatuas como la de María Magdalena y San Juan Bautista que, no obstante, fueron talladas en otras piedras, que se fueron creando a lo largo de millones de años, y luego fueron trasladadas al Belén de Braun de otros sitios.

El conde František Antonín Špork era aficionada a la caza. Fundó la Orden de San Huberto, y popularizó en las Tierras Checas la trompa de armonía, que frecuentemente utilizaba durante la caza. En 1711 Špork compró el Nuevo Bosque, que hasta entonces fue propiedad de la ciudad de Dvůr Králové, y practicaba en él la caza.

Pasados algunos años le encargó a Braun tallar en una roca la historia de San Huberto, patrono de los cazadores. Algunos historiadores consideran que el relieve de San Huberto fue el primero que talló Braun en su belén en el Nuevo Bosque de Kuks, según Sýsová.

El Hospital de Kuks,  foto: Vojtěch Ruschka
“No se puede decir con exactitud, puesto que Matyáš Bernard Braun solía trabajar a la vez en varias estatuas. Tallaba para el Hospital de Kuks a unos ángeles y esculturas que simbolizan las doce virtudes y los doce vicios del hombre. Todo el tiempo que Braun trabajó para el conde Špork, se dedicó poco a poco también al belén. Se considera que la primera estatua para este conjunto fue la de San Huberto. Inició los trabajos en 1720, y luego hizo la escultura de María Magdalena, acostada en el suelo que, sin embargo, ya no compone el propio nacimiento. Está tallada en una piedra al lado derecho del belén. Matyáš Bernard Braun falleció en 1738, y no alcanzó a terminar todas sus obras. Algunas se quedaron así, otras las terminaron los empleados de su taller”.

El relieve del Belén de Kuks lleva profundas marcas del correr de los años

La guía de turismo Markéta Sýsová mencionó también los motivos que condujeron al conde Špork a encargar la creación de un nacimiento en medio del bosque.

El Belén de Braun,  foto: Marta Guzmán
”František Antonín Špork era muy devoto, y solía dar claras muestras de ello. Le pareció correcto mandar a crear una escultura de una escena bíblica. Con ello el conde quiso manifestar su fe religiosa en los tiempos de la recatolización de las Tierras Checas, y a la vez hacer revivir el bosque cercano a su mansión. Esto con el fin de que sus invitados y los visitantes del balneario local pudieran salir a pasear al bosque y se entretuvieran allí. O sea que Špork quería que el bosque se convierta en un lugar con un mensaje religioso, y a la vez de aspecto bonito”.

El estado del relieve del Belén de Braun sin embargo no es tan bueno como podría esperarse si se trata de un monumento escultórico único de esta categoría. A algunas estatuas les faltan los brazos o, en el caso de los animales, las patas, a otras las cabezas y otras partes del cuerpo. Markéta Sýsová nos explicó el motivo principal de este desastre.

Markéta Sýsová,  foto: Marta Guzmán
”Las rocas areniscas del Nuevo Bosque tienen características únicas, porque la piedra arenisca local es bastante granulosa. Por un lado, este material natural aguanta bastante por ser muy duro, pero por otro lado, no logra resistir a lo largo de siglos a la influencia del viento, la lluvia, la nieve y otros fenómenos naturales. Por ello, pasados más de 300 años de que el Belén de Braun fuera esculpido aquí en medio del bosque en la roca, su estado no es nada perfecto y algunos fragmentos le faltan. Actualmente los especialistas procedieron a limpiar la obra del musgo que se fue creando en ella y está planificada una revitalización del nacimiento”.

Hasta el presente no se ha conservado así por ejemplo la estatua del Ángel de la Gloria encima de la entrada a la cueva donde yace en el suelo el recién nacido Niño Jesús, que actualmente ya está sin cabeza. Detrás de la roca con el relieve de Matyáš Bernard Braun se conserva hasta el presente un manantial, al que se refirió nuestra guía Markéta Sýsová.

El Belén de Braun,  foto: Vojtěch Ruschka
”La cueva también fue tallada en la roca y hasta hoy, si se aproximan o dan una vuelta por detrás, encontrarán los restos de un manantial. Es que el agua era muy simbólica en la obra del escultor Braun. Era un símbolo de la pureza y la purificación. En la cueva del Belén de Braun había antaño una fuente de agua que era potable, ya que nacía en el subsuelo local. El artista talló el nacimiento justo en ese lugar también por la fuente de agua. Los peregrinos y los invitados del conde Špork que visitaban el pesebre en medio del bosque, podían así refrescarse aquí antes de seguir su camino”.

Cerca del Belén de Braun se encuentra el Pozo de Jacobo, también obra de Matyáš Bernard Braun

En aquellos tiempos los invitados del conde Špork se dirigían al lugar en coches tirados a caballo, y el camino dentro del bosque se mantenía en buen estado. Además, junto a él había numerosas capillas, fuentes de agua, pabellones, así como ermitas. De esto casi nada se conservó hasta el presente.

Foto: Marta Guzmán
Aunque algo sí. Por ejemplo, el Pozo de Jacobo, símbolo también de la pureza que ofrece el agua, y que se encuentra a unos minutos del Belén de Braun, caminando por el Nuevo Bosque de Kuks.

“Al igual que en el caso del Belén, también aquí, en el Pozo de Jacobo se han conservado sólo los restos de las estatuas talladas por Braun. En el pozo se pueden ver los restos de la escena de la Biblia cuando Cristo está sentado en el brocal del pozo para calmar su sed, y conversa con la Samaritana. Formó parte de la escena la escultura de un perro, pero se han conservado sólo unos restos de ese animal. Tampoco la estatua de Cristo y la de la Samaritana que se inclina para coger el agua están en buen estado”.

En tiempos pasados, el agua que llenaba el pozo provenía de un fuerte manantial que nacía en el bosque local. Éste también abastecía de agua una fuente cercana, en la que el agua saltaba a unos ocho metros de altura, así como ocho surtidores de agua que decoraban el camino conducente del bosque hasta el cercano río Elba.

Volviendo a la escena principal del Belén de Kuks, a su frente había antaño una ermita octagonal de San Pablo. De esta obra se ha conservado sólo el llamado sillón de Braun, tallado en piedra y decorado con un libro abierto, también de piedra.

El Pozo de Jacobo,  foto: Marta Guzmán
La ermita era habitada en los tiempos lejanos por un ermitaño, contratado por el conde Špork. El ermitaño ponía a funcionar los surtidores de agua y a los invitados del conde Špork que visitaban el bosque les ofrecía bocadillos y bebida. Pero esos tiempos quedaron en el olvido y el sillón de Braun pasa casi desapercibido a los turistas, según sostiene la guía Markéta Sýsová.

”El sillón es muy discreto, hasta podríamos decir que se trata de una piedra común y corriente de mayores dimensiones. No obstante, en la piedra se conserva bastante visible hasta hoy el libro abierto. Este debió ser un lugar de descanso y meditación. Además, vemos aquí como la marca de un trasero. Se dice que es el trasero del escultor Matyáš Bernard Braun, quien desde aquí observaba los resultados de su trabajo en el belén. Sin embargo no me imagino de qué manera en una piedra arenisca podría quedar una huella de esas características. Puede ser una mera casualidad o que el agua de las lluvias se mantuviera allí y poco a poco la piedra se fuera descomponiendo hasta quedar allí esa huella. También pudo hacerlo alguien a propósito. Lo cierto es que si uno se sienta en esa piedra, le es muy cómoda”.

El Belén de Braun,  foto: Vojtěch Ruschka
Frente al Belén de Braun hay unas esquelas informativas con datos sobre esta obra, destinados a los turistas. Entre otros datos nos enteramos que originalmente las esculturas del Belén de Kuks fueron hechas a color, lo que nos confirma Markéta Sýsová.

”En uno de los dibujos en la esquela podemos ver que las esculturas eran de verdad coloridas originalmente, policromadas. Así eran todas las esculturas que Matyáš Bernard Braun había realizado en Kuks y que actualmente se encuentran en el Hospital de Kuks, así como aquí, en el Nuevo Bosque. Pero el pasar de los años se reflejó negativamente en las obras, de manera que a lo largo de los 300 años desde su surgimiento, los colores fueron desapareciendo de las esculturas. Actualmente ni una sola tiene color alguno”.

Las esculturas de los ermitaños Onofre y Juan Garín son muy expresivas

Como habíamos dicho con anterioridad, además del Belén de Braun, en el Nuevo Bosque de Kuks se encuentran también otras numerosas obras escultóricas de carácter religioso. Los turistas suelen interesarse en especial por los ermitaños, entre ellos Onofre y Juan Garín, recalcó Markéta Sýsová.

El ermitaño Onofre,  foto: Marta Guzmán
“Onofre y Juan Garín se encuentran de rodillas. San Onofre fue al parecer hijo de un rey egipcio. De niño entró en un convento que abandonó cuando adulto, y optó por ser ermitaño. Se fue al desierto y después de 60 años se encontró con el primer ser humano después de tantos años. Braun logró captar el asombro en el rostro de Onofre en ese instante. En el bosque su estatua mira en dirección al hospital de Kuks de donde suelen venir los viajeros. A su vez, Juan Garín era un ermitaño que vivía en Monserrat, España y, según una leyenda, violó y asesinó a la hija de un conde de Barcelona. Fue condenado a arrastrase por el suelo hasta recibir el perdón. Braun captó el momento cuando lo descubren los perros del hombre a quien le había asesinado a su hija. Durante los tiempos de Špork en el Nuevo Bosque también vivían varios ermitaños. Se quedaban uno o dos años y luego se marchaban, algunos se quedaban hasta su muerte”.

El ermitaño Juan Garín,  foto: Marta Guzmán
Los historiadores de arte sostienen que la escultura de Juan Garín es una de las obras mejor trabajadas desde el punto de vista anatómico que hay en la República Checa. El hombre aparece arrastrándose por el suelo junto a una cueva, en la que busca refugio.

Por encima de Garín podemos ver en la roca el escudo de la familia Špork, que se ha conservado en relativamente buen estado hasta la actualidad. Los Špork tenían en su escudo la cabeza cortada de un turco, ya que el padre de František Antonín Špork había participado en varios enfrentamientos armados contra los turcos.

El Belén de Braun en el Nuevo Bosque es una obra sin par

Pero este dato que poco tiene que ver con las Fiestas de Navidad, es sólo para completar la información sobre las esculturas que decoran el Nuevo Bosque de Kuks y donde la obra dominante es el Belén de Braun. Como recalca nuestra guía Markéta Sýsová, se trata de una obra única de su género a nivel europeo y, quizás, también mundial.

”El objetivo de Braun era entonces ganarse renombre con su Belén, lo que realmente logró. Porque tanto en la época de ese escultor como en la actualidad, el Belén de Braun representa una obra verdaderamente única en cuanto que está compuesta de un elevado número de estatuas de gran tamaño, talladas en una roca en medio de la naturaleza. Y que, además, están libremente accesibles al amplio público. No tengo información de que algo semejante existiera en otra parte”.

En 1970 el Belén de Braun fue proclamado Monumento Cultural Nacional y en el año 2000 fue incluido en el Patrimonio Cultural de la Humanidad, de la UNESCO.

Foto: Marta Guzmán
Además de limpiar el Belén de Braun del musgo, los especialistas buscan ahora la forma de cómo lograr conservar la obra al menos en su forma actual. Algunos peritos proponen aprovechar las nuevas tecnologías, por ejemplo las impresoras en 3D para renovar sus partes destruidas por el correr de los años.

Pero la mayoría considera que reparar las partes destruidas de una obra tallada en una roca de piedra arenisca es ingenuo, porque las nuevas partes pegadas a la piedra se caerían pronto. Así que sólo cabe esperar que el Belén de Braun aguante cuanto más en su forma actual al menos y que no siga deteriorándose, para continuar transmitiendo también a las generaciones venideras el mensaje de paz, amor y tranquilidad que deberían reinar en especial durante las Fiestas de Navidad.

Breve historia de los nacimientos en los territorios checos

Con anterioridad les hemos hablado del Belén de Braun, una obra única bajo cielo abierto. No obstante, la historia de los nacimientos en Chequia es mucho más rica todavía.

El Belén de Český Krumlov,  foto: CzchTourism
La costumbre de construir nacimientos en Navidad, en homenaje a la fecha de nacimiento de Jesucristo, la trajeron a los territorios checos los jesuitas. Y fue esa orden que instaló el primer pesebre en Praga en el año 1560, concretamente en la iglesia de San Clemente, cerca del Puente de Carlos.

Aunque el primer pesebre creado en Chequia del que se conservaron al menos algunos fragmentos hasta la actualidad fue fabricado alrededor de 1670, para la iglesia de la ciudad de Kostelec nad Labem, situada al norte de Praga.

Hasta el siglo XVIII los nacimientos eran instalados exclusivamente en las iglesias y monasterios. Se fabricaban de madera y eran de diverso tamaño, incluso de tamaño natural. En 1782 el emperador José II de Habsburgo prohibió la instalación de pesebres en las iglesias, por lo que la nobleza comenzó a mandar a fabricarlos para poder lucirlos en sus palacios.

El Belén de Třebechovice,  foto: Barbora Kmentová
Al cabo de algún tiempo la costumbre de los nacimientos en Navidad fue acogida también por el pueblo checo. Y las capas más pobres de la sociedad fueron las que más se interesaron por este tipo de arte. Poco a poco se fueron aprovechando nuevos materiales y formas para su fabricación. Y algunas zonas del país fueron ganando renombre especial en la creación de belenes.

Estos pesebres populares solían reflejar mayormente la vida cotidiana de los habitantes del lugar donde vivía su autor, o sea que frecuentemente aparecían en ellos diversos pueblos del país con su iglesia, casitas, y sus habitantes. Si se trataba a la vez de una zona minera, como la de Příbram, además de la sagrada familia aparecían en los nacimientos mineros que llevaban regalos al Niño Jesús.

El Belén de Třebechovice,  foto: Barbora Kmentová
Cuando la gente en el campo no disponía de madera para un pesebre, lo fabricaba por ejemplo de masa de pan mezclada con un poco de yeso, de barro, o de hojas de maíz. Tiempos después comenzaron a hacerse igualmente nacimientos de cristal, de perlas de cristal, porcelana, así como de cartón, lo que es un invento típicamente checo de las postrimerías del siglo XVIII.

Uno de los pesebres más populares de la República Checa es el Belén de Třebechovice, que es mecánico y consta de unas 400 figuritas talladas en madera. Aproximadamente la mitad de las figuritas están en movimiento. El nacimiento que data de finales del siglo XVIII, tiene siete metros de largo, tres de ancho y casi tres metros de altura. Está formado por siete terrazas que muestran imágenes de la Natividad de Jesucristo, del Nuevo Testamento y también escenas de la vida de los artesanos y campesinos checos.

La tradición de fabricar nacimiento para colocarlo debajo del árbol de Navidad se conserva en la República Checa hasta la actualidad. Se hacen de los más diversos materiales, también de pan de jengibre y de mantequilla, según la fantasía de sus autores.

Y, además de los hogares, se instalan nuevamente también en las iglesias. En Navidad suele celebrarse asimismo un sinnúmero de exposiciones de pesebres. Y en el país existen igualmente museos de los pesebres.

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