Festival Folclórico de Strážnice: una reunión pintoresca única
Una fiesta de los sonidos más representativos de las tierreas checas y moravas, muestra viva de las recetas que solo las abuelas llevan a cabo y un contacto con el folclor de otras latitudes. Esa es la fiesta folclórica que se celebra anualmente en la ciudad de Strážnice cada última semana de junio.
Si alguien tuvo la fortuna de haber pasado recientemente por la ciudad de Strážnice, al sur de la región de Moravia, habrá sido testigo de una de las fiestas folclóricas más valiosas de la República Checa. Allí se reunieron las artes que dan cuerpo a la identidad nacional de las tierras checas: danza, música, artesanía, gastronomía e indumentaria.
La primera edición del Festival Folclórico de Strážnice se realizó en el año 1946. Sobre sus albores en los años de posguerra nos cuenta Martin Šimša, actual director del Instituto Nacional de Cultura Popular."En aquel entonces todo era organizado por los residentes locales y el profesor Úlehla, un profesor de liceo, quien era un folclorista apasionado. Apoyó el desarrollo de la ciudad de esta manera, entrenando a los locales para la presentación anual. Hasta el año 1956, es decir, durante diez años se mantuvo solo gracias a la gente del pueblo. En 1956 se fundó una suerte de oficina de la celebración y le cedieron el Palacio de Strážnice como sede y desde allí comenzó a desarrollarse".
Fue así como la fiesta del pueblo empezó a adquirir un carácter institucional y a celebrarse a gran escala con el apoyo del Ministerio de Cultura checo. Su proceso de institucionalización no ha hecho que pierda el encanto de lo popular. Nos cuenta Martin Šimša cómo transcurre parte del festival.
"Hoy en día hasta acá vienen cantidad de jóvenes que tal vez no es que vayan a ver folclor en los grandes estadios, pero para ellos se trata de un contacto espontáneo con lo folclórico que se da en la noche de los músicos cuando los interprétes o grupos de cimbalistas o cualquier persona van al parque, se encuentran con tres violinistas, sacan instrumentos, comienzan a cantar y a tocar, se unen los bailarines… Y así, espontáneamente, tienen la posibilidad de disfrutar el folclor en carne propia, no es algo artifical".Agrega que el festival ha estado entre los tres eventos culturales más significativos de la República Checa y de la antigua Checoslovaquia. Se refiere al Festival Internacional de Música Primavera de Praga y al Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary.
Una experiencia tan local como foránea
La programación realizada entre el pasado 21 y 24 de junio incluyó agrupaciones de danza y música de toda Chequia así como algunos artistas individuales; en los escenarios los instrumentos protagónicos fueron los de viento y el címbalo; hubo también exhibiciones de artesanía, que mostraron el trabajo tradicional con materiales como la cerámica, la madera y los tejidos.Pese a que se trata de un festival que celebra las manifestaciones culturales de origen checo, lo variopinto de otras partes del mundo también tiene un espacio. De los artistas internacionales que estuvieron presentes en la edición de este año nos habla una de las organizadoras del evento, Markéta Lukešová.
"Este año hemos invitado a grupos de China, Indonesia, Hungría, México y también de Rusia. La selección la hicimos con el objetivo de que fuese diverso y vivo. Todos estos conjuntos representan a sus países, el patrimonio material e inmaterial de sus lugares de nacimiento, aunque a veces se trata de una presentación un tanto estilizada, siempre se ven los matices de los países. Puedo decir que nuestros espectadores, mientras más exóticos sean los artistas más encantados quedan".
Agrega Lukešová que entre los espectáculos extranjeros preferidos están los de países africanos, que se montan al podio con colores y formas naturalistas totalmente inusitadas para los checos. Los vínculos establecidos entre los artistas checos y extranjeros no son siempre solo de carácter profesional, explica Lukešová."Los colectivos se encariñan entre sí, eso por supuesto genera lazos entre las naciones gracias a las amistades que nacen durante el festival. Le digo que cada año, el lunes cuando les toca a los grupos extranjeros irse, aquí se llora mucho. Es que los vínculos prosperam en diferentes niveles".
Degustación de dulces
En la fiesta del folclor no puede faltar la comida cuando esta es una de las expresiones más características de la cultura. La señora Bronislava Milá, una de las participantes en la sección culinaria del festival, nos habló de un dulce de boda que requiere unas ochenta horas de trabajo.
"Es un dulce de las fiestas de boda que se ofrecía a la novia en las regiones de Olomouc y Prostějov. Lo solía preparar la madrina y el número de las palomitas correspondía al número de invitados a la boda. No se comía inmediatamente. Al acabar la boda cada quien recibía como regalo un trozo de este manjar junto a una palomita. Cuando llegaban a la casa la colocaban en la maceta de la ventana. Por eso se podía saber quién había estado en la boda y quién no".En los puestos de comida también había otro dulce tradicional, llamado en checo "báleše". Es un bollo frito con mermelada o crema de amapola. Las abuelas comentaron a la Radiodifusión Checa que el festival es casi una oportunidad única para probar este tipo de pastel, pues ellas mismas no lo hacen ya tan regularmente y la nueva generación de mujeres no tiene tanto tiempo para la cocina.
De esta manera, en el Festival Folclórico de Strážnice se dan cita desde los profesionales de la danza y música tradicional checa hasta los aficionados y las amas de casa, cada uno aportando lo que lleva en sí de su propia cultura.