En busca del Óscar, una invitación a reflexionar sobre el mundo actual
En busca del Óscar se proyectó esta semana en el festival de cine español La Película en Praga. Se trata de un documental que mezcla realidad y ficción que nos deja interesantes reflexiones sobre el arte y la información en la actualidad.
Pero la palabra “documental” se queda quizás corta para definir el juego propuesto por esta cinta, donde los límites entre la realidad y la ficción siempre son un misterio para el público. En Radio Praga hablamos con su director, Octavio Guerra, quien nos contó un poco más acerca de las entrañas de esta película.
El documental sigue los pasos a través de diferentes festivales de cine del crítico Óscar Peyrou, argentino radicado en España desde 1976, presidente de la Asociación Española de la Prensa Cinematográfica y delegado en España de la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica.
El crítico se rebela contra lo establecido a través de su método para criticar películas, como nos explica Octavio Guerra.
“Óscar tiene un método muy peculiar de hacer sus críticas, que es a través del póster, no ve las películas. A través de un póster él dice que es capaz de hacer una crítica. Digamos que eso es lo que enciende el motor de la película, para luego hablar de otras muchísimas cosas que son más profundas, que tienen que ver con la vida, con la soledad, con la política”.
Hoy en día, que las redes nos saturan con infinidad de datos y la información falsa circula libremente, es más difícil que nunca discernir qué es real. Aceptamos lo que ponen ante nuestros ojos, en muchos casos, casi sin leerlo. Y eso también se da en el mundo de la crítica cinematográfica.
“Óscar va hacia esa clase de críticos que son más una reseña que puedes encontrar en los periódicos diarios y que realmente no te hablan nada de la película. Entonces él piensa que ese crítico, que es el que más lee la gente, se puede hacer sin necesidad de ver una película”.Pero como indica el director Octavio Guerra, la película va mucho más allá del mundo del cine. Nos invita a reflexionar sobre la sociedad actual y la información, la cultura de la inmediatez que difunde noticias falsas que a menudo esconden intereses políticos.
“También hay una metáfora sobre la actualidad. Lo que representa hoy en día la crítica, y no solamente la crítica, sino también la información periodística. A día de hoy los periodistas no tiempo el tiempo para reflexionar, para buscar sus fuentes, sino que hay algo que lo necesitas ya y lo tienes que editar. Y eso genera una cantidad de fakes y de bulos”.
Además, el documental también pretende reflejar la importancia de las relaciones y las conexiones para conseguir visibilidad, en este caso reflejado en la industria cinematográfica más comercial.
Como apunta Octavio Guerra, Óscar muestra también a los cineastas más pequeños la importancia de ganarse a los críticos.
“Por otro lado, existe el crítico pequeño, películas pequeñas, indies, que Óscar lo que les dice es: ´tenéis que espabilar, porque esta gente invita al crítico a cenar, y los pequeños os tenéis que tomar una cerveza o entablar relaciones con los críticos si queréis que vuestra película tenga una cierta visibilidad´”.
Este planteamiento puede causar cierta incomodidad en diversos estratos de la industria del cine en el caso de que decidan que la película es como mirarse en un espejo, pero tal y como insiste su director, es necesario tomarse la película con humor.
“Mucha gente me pregunta si es documental o si es ficción. La película tiene mucho de realidad, pero también hay una puesta en escena y una exageración”.
“Yo creo que el público se debería dejar llevar en la película, debería ir sin ningún tipo de prejuicio. Sobre todos los programadores de festivales y los críticos que no se vean delante de un espejo, que no es la intención que Óscar represente a la crítica. Es un debate mayor. Al espectador general, le diría que no se haga una idea de que todos los críticos son como Óscar”.
Un punto clave en la película es como junto a la vida profesional de Óscar, la cámara va siguiendo a lo largo de los tres años y medio de rodaje algunos momentos de su vida personal.
Óscar es un exiliado argentino, desencantado con el sistema, y al comienzo de la grabación del documental incluso triste por la reciente muerte de su ex mujer, a la que había abandonado.
Todo ese desasosiego y la necesidad de tener un motivo por el que vivir se entrelazan perfectamente con su visita a los festivales como crítico, lo que despierta en el público con frecuencia la pregunta de qué es real y qué es ficción en la vida de Óscar.
“Mucha gente me pregunta si es documental o si es ficción. La película tiene mucho de realidad, pero también hay una puesta en escena y una exageración”.
En parte, lo que el revolucionario desencantado que hay en Óscar quiere decir es que no podemos vencer al sistema, pero podemos lanzarle piedras.
Y la forma tan peculiar de criticar las películas que él propone en el documental es probablemente su manera de hacerlo. Al final, lo importante es que surga el debate, como dice Octavio Guerra.
“Es un juego que nosotros planteamos, que tiene mucha verdad, pero que también tiene mucha exageración. Es lo que nosotros buscamos, que genere debate”.
Sin duda, lo interesante es que el público se pueda llevar el debate a casa tras ver el documental y se plantee si realmente existen baremos absolutos para decidir si una película es buena o mala, algo que podríamos extender a cualquier forma de arte.