Monumento a Jan Palach conmemora una sociedad dividida
El Museo Nacional inauguró un monumento en recuerdo al estudiante Jan Palach, quien se prendió fuego en 1969 en protesta contra la ocupación de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia.
“Convocamos un concurso arquitectónico para el diseño del monumento, y surgió la idea de transformar la casa en un espacio con el prisma en el medio, que llamamos el ‘borde del mal’. Este simboliza cómo estaba dividida la sociedad checoslovaca, pero también cómo la inmolación de Palach afectó a su familia. Viendo el espacio uno debería darse cuenta de las consecuencias de su acto”.
El monumento conmemora la infancia y adolescencia de Palach, y sitúa su autoinmolación en un contexto histórico, considerando las circunstancias de la ocupación soviética del país.Aunque desde el exterior el edificio parece una casa familiar, en el interior se asemeja a la capilla de un templo. El monumento entero, incluidos los objetos expuestos, está simbólicamente concebido, como añade Lukeš.
“Desde el principio sabíamos que no queríamos hacer solo una exposición conmemorativa de Jan Palach, su familia y sus hazañas. Queríamos hacer un monumento con un valor”.
En el área está expuesta la máscara póstuma de Palach del escultor Olbram Zoubek, y la mochila que el estudiante llevaba el día de su autoinmolación. También se puede ver la bandera nacional con la que cubrieron el cuerpo de Palach tras su muerte.
Junto al monumento se alza otro edificio nuevo donde los visitantes pueden observar materiales multimedia. Se proyectará, entre otros, un documental de la directora de cine Olga Sommerová sobre la vida del joven estudiante.