Charles Powell: “La UE tiene que levantar la mirada y dar respuesta a los problemas globales”

Charles Powell, foto: Enrique Molina

El director del Real Instituto Elcano, Charles Powell, visitó Praga recientemente para hablar de la transición a la democracia que España y Checoslovaquia vivieron hace varias décadas, y cómo ha evolucionado la situación desde entonces.

Charles Powell,  foto: Enrique Molina

El pasado 17 de noviembre, Chequia celebró 30 años desde la Revolución de Terciopelo, que supuso el inicio de la transición desde la dictadura a la democracia. Con motivo de esta conmemoración, el director del instituto de investigación español Real Instituto Elcano, Charles Powell, habló en Praga sobre el proceso de las transiciones democráticas, algo que España ya vivió una década antes que Checoslovaquia.

No es fácil comparar dos procesos que tuvieron características diferentes y en el que ambos países partían de situaciones distintas. Lo que sí es obvio es que pasar de un régimen autoritario a una democracia de forma más o menos pacífica siempre es un reto.

"Creo que las transiciones en España y en Chequia fueron muy exitosas y han dado lugar a resultados muy favorables".

Charles Powell señala para Radio Praga Internacional que algunos expertos dan por hecho que la Transición española fue más fácil que la checoslovaca, porque España ya se encontraba inmersa en una economía de mercado y estaba alineada con el Bloque Occidental.

Pero en su opinión, existían en España muchos peligros que no podemos subestimar a la hora de elaborar un análisis histórico.

“Yo sostengo que en el caso español había más peligros que en otros casos, o más retos, por decirlo con más propiedad. El primer reto: el territorial. La creación del Estado de las autonomías y el proceso de descentralización política y administrativa fue un gran reto. En segundo lugar, tuvimos el fenómeno del terrorismo, que ningunas de las transiciones del Centro y del Este de Europa tuvo que hacer frente a este fenómeno. En primer lugar, tuvimos el terrorismo de la organización terrorista separatista vasca ETA. Tuvimos terrorismo de extrema izquierda y de extrema derecha, que a menudo se olvida porque son grupos que ya no existen, pero se cobraron muchas víctimas en momentos muy delicados del proceso. Y por último, la transición política se produce durante una época de recesión económica severa. Por lo tanto, no es cierto que nuestra transición haya sido tan fácil”.

El paso a la democracia fue celebrado en ambos países, y en su momento se entendió claramente como un paso adelante. Sin embargo, no se puede ignorar que con el tiempo han aumentado las voces críticas que piensan que estas transiciones no se hicieron de la forma adecuada. Charles Powell dice que esto forma parte de un descontento más general hacia las posibles imperfecciones de nuestros sistemas, pero no cree que el germen del problema sean las transiciones.

“Creo que es un descontento más generalizado. De hecho, existe en todos los países que han experimentado transiciones a la democracia, en Portugal, en Grecia, en toda Europa Central y Oriental. Yo creo que básicamente obedece a una insatisfacción más general con la democracia representativa en el siglo XXI. Como las transiciones fueron el momento histórico que dieron lugar a nuestro sistema actual, culpamos a las transiciones de los déficits y las disfuncionalidades de nuestras democracias actuales”.

Es legítimo debatir sobre la calidad de la democracia, pero Powell advierte sobre el error de mezclar esto con otras de nuestras preocupaciones actuales que son de carácter global y que tienen otros orígenes, ya que ello puede alimentar discursos autoritarios.

“Esto creo que es peligroso, porque hace que mucha gente empiece a cuestionarse la propia transición a la democracia. Creo que las transiciones en España y en Chequia fueron muy exitosas y han dado lugar a resultados muy favorables. Pero eso hay que separarlo del debate actual de la calidad de nuestras democracias. Es verdad que su calidad está sujeta a un gran debate público y político, y refleja fenómenos que no tienen nada que ver con la transición, en mi opinión. Por ejemplo, el impacto de la globalización, el impacto de la revolución tecnológica, el auge de los populismos, el cambio que se ha producido en relación con los medios de comunicación”.

"En general, la gente joven tiende a no ser consciente del valor de la democracia representativa, lo cual es comprensible en la medida en que algunos de ellos tienen gran incertidumbre sobre su futuro".

Estos fenómenos generan una sensación de que la democracia no ha traído tantos beneficios como se esperaba, y provocan que muchos jóvenes no sean conscientes de lo difícil que fue dicho proceso.

Hay motivos para el malestar, pero no son causa directa de nuestras democracias, añade Charles Powell.

“La gente no se da cuenta del enorme esfuerzo, la enorme dificultad, y en algunos casos el peligro que se atravesó en estos procesos de transición. Se da por hecho que eran inevitables, que el éxito estaba garantizado, que el entorno internacional era propicio, y esto no siempre es así. Y esto puede dar lugar a una devaluación de la democracia. En general, la gente joven tiende a no ser consciente del valor de la democracia representativa, lo cual es comprensible en la medida en que algunos de ellos tienen gran incertidumbre sobre su futuro. Es decir, yo entiendo que hay motivos para el malestar y para la preocupación en relación con el funcionamiento de nuestras democracias, pero no creo que debamos atribuirlo a las transiciones”.

Aprovechando su visita a Praga, Charles Powell también habló sobre las relaciones diplomáticas entre República Checa y España, que justo este 2019 cumplen su centenario.

Aunque los dos países ya colaboran en el marco de la UE y la OTAN, Powell indica que España debería reforzar sus lazos con países de Europa Central y Oriental como Chequia, ya que la idea de Europa no puede sostenerse únicamente en el eje franco-alemán, especialmente si Reino Unido finalmente abandona la UE.

“Yo creo que el futuro de la relación bilateral, aparte de su valor intrínseco, es decir, los intercambios comerciales, humanos, científicos, etc., que puedan producirse, nuestra relación pasa por una mayor coordinación de posiciones en el seno de la UE y de la OTAN. Desde hace mucho tiempo he abogado por un mayor interés español por los países de la Europa Central y Oriental. España ha tendido a mirar Europa muy centrada en el eje franco-alemán. Y yo siempre he sostenido, y sostengo, sobre todo pensando en una Europa posbrexit, que España debe salir de su zona de confort tradicional y buscar en países como Chequia apoyos, complicidades y proyectos en común. Eso creo que es un reto importante para la diplomacia española”.

"Europa tiene que demostrar a sus ciudadanos el valor añadido que tiene el hecho de la unión".

Al igual que está siendo discutida la democracia, lo está siendo también el papel de la Unión Europea. Aunque en España sigue habiendo bastante consenso sobre la pertenencia a la UE, países como Chequia son bastante euroescépticos, y en otros ha crecido esta tendencia.

Para Charles Powell, sin grandes actores geopolíticos como la UE es imposible dar solución a los problemas globales a los que se enfrenta la humanidad. La cuestión es que la Unión tiene que demostrar a sus ciudadanos que puede hacerlo y que vale la pena estar unidos.

“Europa lo que tiene que hacer es demostrar a sus ciudadanos el valor añadido que tiene el hecho de la unión. Y ese valor añadido se manifiesta, sobre todo, en ámbitos en los que un Estado miembro por importante que sea no puede hacer casi nada solo. Por ejemplo, la lucha contra el cambio climático, el posicionamiento de Europa en la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China. Y no se trata de tomar partido, se trata de que tanto americanos como chinos sean leales al orden internacional basado en reglas. Por lo tanto, como digo, no creo que deba ser tarea de la UE inmiscuirse en nuestros sistemas políticos nacionales para intentar resolver problemas concretos nacionales. Lo que la UE tiene que hacer es levantar la mirada, ser un actor geopolítico, como ha prometido la nueva presidenta Ursula von der Leyen, y dar respuesta a los problemas globales, a los que nosotros individualmente no podemos dar respuesta”.

Chequia y España, no sin dificultades, consiguieron con éxito cambiar sus sistemas hasta las democracias que son hoy en día. Pero queda claro que el reto continuo de mantener y sanear la democracia tampoco es pequeño.

Especialmente, en el marco de numerosos problemas globales que siembran el descontento entre parte de la población.

Como destaca Charles Powell, superar estos obstáculos está por encima del poder de los estados individuales, por lo que la prueba de fuego de instituciones como la UE será recuperar la confianza del mayor número posible de ciudadanos.