Los checos como voluntarios pueden con todo

Foto: Tumisu / CC0 Pixabay

Los checos han demostrado su ingenio y su iniciativa y los han puesto al servicio de la sociedad. Científicos se han apuntado como voluntarios para acelerar la lucha contra la pandemia del coronavirus y el público general se ha movilizado para apoyar a los grupos más vulnerables.

Foto: Tumisu / CC0 Pixabay

Las medidas restrictivas adoptadas por el Gobierno han despertado el espíritu “hacedor” de los checos. Voluntarios han lanzado diferentes iniciativas para ayudar a sus vecinos, y equipos científicos a lo largo y ancho del país se han unido a los esfuerzos para combatir la pandemia.

Lukáš Konečný estudió parasitología en Praga. Durante su doctorado en Londres llegó a analizar también diferentes virus, como el virus del zika o de la gripe. Ahora trabaja en el centro de investigación BIOCEV y se dedica al análisis de pruebas con sospecha de COVID-19. Según comentó para la Televisión Checa, el trabajo exige enfoque.

Lukáš Konečný,  foto: archivo ČT
“Uno tiene que concentrarse mucho más cuando analiza este tipo de muestras, es diferente a como trabajamos en nuestros proyectos de investigación. Detrás de cada muestra hay una persona que necesita que la diagnostiquemos correctamente”.

El centro BIOCEV cuenta con la capacidad de analizar hasta 320 muestras al día. Actualmente, el centro cuenta con más de 100 voluntarios y se siguen apuntando más.

En el laboratorio de crono-robótica de la Escuela Superior Técnica de Praga (ČVUT) están desarrollando una nueva aplicación que ayudará a las personas a planificar sus actividades. La aplicación es capaz de predecir cuándo habrá menos gente en un lugar específico y cuándo, por ejemplo, conviene ir de compras, explicó el jefe del laboratorio Tomáš Krajník para la Televisión Checa.

“Nuestra aplicación trabaja con cinco tipos de sitios: con administraciones y oficinas, tiendas, parques, jardines de niños y farmacias”.

De momento, la aplicación está siendo puesta a prueba en Kralupy nad Vltavou, una ciudad pequeña en Bohemia Central. En su análisis se basa en datos anónimos enviados por voluntarios. Mientras más haya, mejor funcionará la aplicación. Y todos pueden participar.

Maestros de las mascarillas

Iva Ouředníková,  foto: Radiožurnál,  ČRo
El empeño checo se demostró también en la vida cotidiana. Cuando el Gobierno checo proclamó en marzo que sería obligatorio llevar mascarillas, pero en las tiendas eran imposibles de conseguir, los checos se pusieron a trabajar. Personas que no sabían coser aprendieron en un par de días, aprovechando fundas y manteles viejos. Muchos sacudieron el polvo de las máquinas que permanecían guardadas en los sótanos, legado del comunismo cuando la ropa se cosía porque no siempre se podía comprar. Los checos empezaron a coser mascarillas para sus familias, vecinos, las regalaron o empezaron a venderlas por un precio simbólico.

También numerosas empresas han ajustado sus actividades para responder a las necesidades del momento. Iva Ouředníková trabaja como jefa para una de ellas. Antes del estallido de la pandemia, su equipo se dedicaba a la fabricación de ropa y accesorios de punto.

“Las chicas detrás de las máquinas fabrican mascarillas de algodón en vez de artículos de punta como están acostumbradas. Nosotros reaccionamos ante la situación de inmediato, así que llevamos unas cuatro semanas fabricando mascarillas”.

Hacer las compras o pasear al perro

Las restricciones adoptadas para prevenir el contagio por coronavirus dieron lugar asimismo a la formación de varias iniciativas enfocadas principalmente en el apoyo a grupos vulnerables como gente mayor o personas con enfermedad crónica.

Por ejemplo, la plataforma Ayuda al Hogar (Pomoc do domu) intermedia ofertas y demandas. En sus anuncios, los voluntarios ofrecen hacer compras o sacar a pasear al perro. En la lista aparecen también maestros dispuestos a entretener y tutelar a los niños que llevan más de un mes en casa. La iniciativa #hagoloquepuedo (#delamcomuzu), por su lado, ofrece consultas psicológicas en línea al público general y también a trabajadores de primera línea.

A los esfuerzos y diferentes iniciativas se han sumado estudiantes de muchas universidades, escultistas, artistas o simplemente individuos que pegaron un anuncio en el pasillo de su edificio para ayudar a sus vecinos.

Autor: Romana Marksová
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