¡Las montañas checas se mueven!
Decir que nuestro planeta respira no es sólo una imagen poética. La corteza terrestre se alza y baja como el pecho de un ser vivo. Estos movimientos no pueden observarse a simple vista, pero su existencia está comprobada por mediciones geodésicas de precisión y por los métodos del GPS, sistema de posicionamiento global.
Parece que 1 milímetro y medio al año es un movimiento insignificante, pero fíjense que en mil años ello da un metro y medio...
Afortunadamente, los científicos descubrieron que estos movimientos son oscilantes. Ello significa que durante algún tiempo la tierra se eleva y después vuelve a bajar. Las observaciones indican que en la actualidad las montañas checas están en una fase de alzamiento y son cada vez más altas.
Así la altitud de la más alta montaña checa, Snezka de 1602 metros sobre el nivel del mar, sigue creciendo, aunque sea por milímetros. Sin embargo, puede ocurrir que Snezka vuelva a bajar.
El llamado Macizo Checo, formación geológica sobre la que se extiende Bohemia y una parte de Moravia, se mueve hacia arriba y hacia abajo, aunque sean movimientos a razón de milímetros.Los montes de los Cárpatos, situados en la parte oriental de la República Checa, son mucho más traviesos ya que se desplazan también horizontalmente. Para que lo entendamos mejor tenemos que abrir un mapa de las Repúblicas Checa y Eslovaca.
Los Cárpatos se extienden a ambos lados de la frontera checo-eslovaca. En la República Checa, las sierras y montes del sistema montañoso carpático ocupan la parte oriental de Moravia.
Los científicos averiguaron que las montañas de los Cárpatos se desplazaron primero en dirección de Eslovaquia a Moravia. Después cambiaron de idea y ahora se mueven en dirección a Eslovaquia. Y tengamos presente que se trata de movimientos milimétricos, verificables sólo con métodos de precisión.Los científicos explican que los Cárpatos se mueven ya que son montes jóvenes y en los 15 millones de años de su existencia no lograron estabilizarse. Al parecer, los montes de los Cárpatos son tan temperamentales como la población que habita sus faldas.