La joya es todo lo que consideramos como joya

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La joya es todo lo que consideramos como joya, dice uno de los historiadores de arte checo. Y una exposición retrospectiva que en el Castillo de Praga resume las peripecias de la alhaja checa en la segunda mitad del siglo XX, es testimonio de que tiene razón.

La muestra expone unas quinientas joyas de setenta autores checos, hechas de los materiales más diversos, desde los clásicos, como el oro y la plata, hasta de pelo, madera, textil o cristal. Entre las alhajas expuestas no faltan un collar de escamas de pez y un broche de concha.

La autora de la exposición, Alena Krízová, explica que originalmente en Europa solían denominarse joya tan sólo adornos de oro o plata con piedras preciosas. La escasez de estas piedras tras la Segunda Guerra Mundial obligó a los artistas a utilizar materiales más baratos.

"Hasta la Segunda Guerra Mundial la confección de alhajas fue territorio reservado a los joyeros y orfebres. La compra de un anillo, pendientes o una pulsera fue considerada como una buena inversión. Tras la Guerra, se abrió el espacio a otros artistas, escultores, vidrieros, artistas de textil, que accedieron a la confección de la joya de manera más libre, con más originalidad y fantasía".

En lugar de joyas, en sus talleres empezaron a surgir más bien esculturas y relieves minúsculos que, no obstante, respetaban la calidad fundamental de la alhaja: se podían llevar.

Tal es el caso, por ejemplo, de las piezas del escultor Václav Vaculka. Sus broches en forma de máscaras inspiradas en la Antigüedad no perderían su encanto ni en el caso de ser ampliadas varias veces para ser colocadas en la pared.

Los escultores y vidrieros que se pusieron a confeccionar joyas, las abrieron a las corrientes artísticas contemporáneas, señala Alena Krízová.

"En los años sesenta se trató del estructuralismo, muy favorable sobre todo al trabajo con la plata. Este metal posibilita la creación de las formas típicas para el estructuralismo mediante la fundición y el patinaje. En la superficie de la joya confeccionada de tal manera aparecen luego granitos que recuerdan la superficie de una pintura".

El estructuralismo fue desplazado en los años setenta por el constructivismo que rige en la joya hasta el presente. Hasta hoy en día sigue siendo moderna la alhaja de aparición técnica que utiliza como material el hierro, el acero o el latón.

Alena Krízová puntualiza que así, los últimos cincuenta años trajeron un cambio profundo del valor de la joya.

"El hecho de que se hayan empezado a utilizar materiales más baratos que el oro y la plata, que son más accesibles, ha devaluado el valor financiero de la joya. Ello ha desembocado en que prevaleció la faceta estética de la joya que se ha convertido consecuentemente en una pieza artística autónoma".

La exposición retrospectiva de la alhaja checa de la segunda mitad del siglo XX estará abierta en el Castillo de Praga hasta el día 19 del mes en curso.