La reforma monetaria de 1953 empobreció a todos los checoslovacos

Exposición dedicada a la reforma monetaria de 1953, foto: ÈTK

Hace 50 años, a principios de junio de 1953, Checoslovaquia fue escenario de las primeras manifestaciones de gran envergadura contra el régimen comunista en el bloque soviético. Los trabajadores protestaron contra la reforma monetaria decretada por el gobierno del presidente Antonín Zápotocký que de la noche a la mañana convirtió a los checoslovacos en una nación de indigentes.

Exposición dedicada a la reforma monetaria de 1953,  foto: ÈTK
Los años 50 en Checoslovaquia...La radio controlada por el régimen comunista difundía un falso optimismo, pero el país vivía el más sombrío período de su historia de posguerra.

En una atmósfera de terror, se celebraban los procesos políticos fabricados contra presuntos enemigos de clase, bajo la dirección de asesores soviéticos. El más sonado fue el juicio contra la ex diputada y jurista democrática, Milada Horáková, acusada absurdamente de querer instaurar en el país un régimen de características fascistas:

Milada Horáková fue ahorcada. Además de los opositores, la máquina del terror trituró en su engranaje a varios dirigentes comunistas.

La población no protestó en la calle contra los procesos políticos. Las primeras manifestaciones callejeras de gran envergadura tuvieron lugar cuando el régimen comunista decretó una expoliadora reforma monetaria.

El sábado 30 de mayo de 1953 los checoslovacos sufrieron un shock. La radio informó que se llevaría a cabo una reforma monetaria. Los ciudadanos podían cambiar 300 coronas a una tasa de 5 coronas viejas por 1 nueva, y el resto del dinero a un cambio de 1 corona nueva por 50 viejas.

Fue una drástica expoliación. Por ejemplo, si uno tenía cien mil coronas viejas recibía sólo dos mil coronas nuevas. Esto minó la credibilidad del régimen comunista, incluso entre sus simpatizantes.

La reforma monetaria fue una violenta intervención en la propiedad de los ciudadanos que perjudicó a todos, privando a los checoslovacos de sus ahorros.

Talón de racionamiento de jabón,  foto: ÈTK
La reforma monetaria acabó con la clase media. Desde entonces y con excepción de la nomenclatura comunista, todos los checoslovacos se convirtieron en proletarios.

Paradójicamente, la reforma golpeó también a los estratos sociales que apoyaban al régimen, es decir, a los trabajadores de la industria metalúrgica, los mineros de la región de Ostrava y los obreros de la empresa de maquinaria Skoda Pilsen. Ellos recibían los salarios más altos y por eso resultaron muy perjudicados.

Las familias con hijos y los jubilados fueron golpeados con particular crueldad por las medidas adoptadas.

La reforma monetaria que se realizó en Checoslovaquia entre el 1 y el 4 de junio de 1953 fue impuesta por la nefasta evolución económica que se había iniciado en 1948, después de que el Partido Comunista tomase el poder.

Los comunistas empezaron a canalizar grandes inversiones a la industria pesada, con el fin de cambiar radicalmente la estructura de la economía checoslovaca. Lo hacían presionados por Stalin, que se preparaba para la Tercera Guerra Mundial, por lo que la industria de los países satélites debía suministrar acero para armamentos.

El énfasis en la industria pesada y la febril construcción de altos hornos arruinó la industria ligera de Checoslovaquia. En el mercado empezaron a escasear sus productos. Los checoslovacos tenían dinero pero no había con qué cubrir la demanda. Las desproporciones en la economía nacional provocaron el hundimiento de la moneda checoslovaca y el régimen optó por una drástica reforma monetaria.

Aunque las fuerzas de represión estaban en estado de alerta y la direccción comunista enviaba a sus propagandistas a las grandes empresas, al iniciarse la reforma monetaria el 1 de junio de 1953, estallaron huelgas espotáneas y movilizaciones populares en varios puntos de Checoslovaquia.

Contra la expoliadora reforma monetaria se protestó en 128 lugares de Checoslovaquia. Las manifestaciones populares tuvieron lugar en Praga, Bohumín, Ostrava, Orlová y Ústí nad Labem.

La indignación general fue tan enorme que en algunos casos participaron en las protestas hasta militantes del Partido Comunista.En Pilsen, metrópoli de Bohemia Occidental, las protestas populares se convirtieron en disturbios de gran envergadura que fueron las primeras manifestaciones masivas contra el comunismo en la sovietizada Europa Central y Oriental.

En la Plaza de la República, en Pilsen, se concentraron 20 mil manifestantes que coreaban: "Queremos elecciones libres, queremos un nuevo gobierno, queremos nuestro dinero, queremos pan".

La multitud tomó el ayuntamiento y los manifestantes arrojaron por las ventanas los retratos de los dirigentes comunistas y rasgaron la bandera soviética. Entre los manifestantes había unos tres mil obreros de Skoda Pilsen. Ocuparon también el tribunal y la radio local, que transmitía los llamados a derrocar el gobierno comunista.Los comunistas llamaron al Ejército para sofocar la rebelión...La más encarnizada fue la actuación de la unidad de jóvenes soldados guardafronteras, entrenados para luchar contra los "enemigos de clase".

Las represalias fueron implacables. Sólo en Pilsen fueron detenidas 650 personas. En julio de 1953 se celebraron los juicios en los que 330 personas fueron condenadas a penas de entre 6 y 14 años de cárcel.

Se aplicaron también represiones extrajudiciales, como despidos del trabajo, desalojos de vivienda o deportaciones del lugar de residencia.

Las represalias fueron organizadas desde la cúpula del Partido Comunista e impulsadas personalmente por el presidente Antonín Zápotocký, quien en una reunión nacional de dirigentes comunistas el 11 de junio de 1953 afirmó: "Es imprescindible actuar con toda determinación y demostrar fuerza".